Hacia el final de mi primera temporada de work and travel, después de haber terminado de trabajar, nos fuimos a Las Vegas por unos días con 3 amigas. Era mi primera vez en la ciudad del pecado. Muchas luces, muchos lujos, mucho despliegue y exhibición de dinero sin ningún tipo de cautela.
Las Vegas es Disney para adultos. Todos los vicios y placeres humanos están potenciados en Las Vegas. Pero nosotros fuimos en plan de conocer y explorar el lugar, en plan de viajeros y con bajo presupuesto. Qué es lo que se puede hacer en Las Vegas con bajo presupuesto?
Básicamente recorrer los hoteles/casinos y disfrutar de sus atracciones.
El segundo día estábamos caminando por el Venetian, el hotel que recrea los canales y la Piazza San Marco de la famosa ciudad de Venecia, y se me acerca una persona con un folleto a ofrecerme algo. Yo como siempre, un poco desconfiado, hago un paso para atrás, pero lo escucho por respeto a su trabajo, y porque uno nunca sabe de dónde pueden venir las buenas oportunidades.
Esta persona, de unos 35 años de aspecto latino, empieza a preguntarme en inglés si al año siguiente tenía pensado volver. Como yo ya estaba planeando mi segunda temporada, le digo que había una gran probabilidad de que volviera y que me había gustado mucho lo que había visto hasta ese momento en Las Vegas. Este hombre al darse cuenta que hablábamos español, sigue la conversación en español con la intención de generar más empatía.
Me pasó un folleto y me dijo que si yo aceptaba pagar 124 dólares en ese momento, tenía un año para volver y alojarme en el Venetian por 3 noches. A mí me parecía muy barato. Tres noches, en uno de los mejores hoteles de Las Vegas por 124 dólares, era casi un regalo. Estaba interesado, pero no entendía muy bien el objetivo de la promoción, así que seguí haciendo más preguntas.
Mis amigas siguieron paseando, recorriendo los locales de alta costura de las galerías del hotel, y yo me quedé charlando con este sujeto, tratando de entender bien cuál era su negocio y cuál era la propuesta. Resulta que yo había entendido mal, sí eran 124 dólares, sí eran 3 noches en el Venetian dentro de un año, pero lo que no había comprendido la primera vez, es que una vez que se hacía el check in al año siguiente, te devolvían toda la plata. Una locura!
En el acto desconfié. Era demasiado bueno para ser cierto. Y me lo estaba proponiendo un extraño en el medio de un hotel. Yo ya no le creía nada, pero igualmente mi curiosidad hizo que siguiera preguntando hasta poder desenmascarar al estafador o hasta comprender dónde estaba el negocio. La conversación siguió más o menos así:
Primero lo corté en seco y le dije: «explicame cuál es el negocio de la compañía, porque esto suena demasiado bueno para ser cierto».
Y el me contestó: «mirá, nosotros tenemos calculado que 4 de cada 10 personas no usan el beneficio (porque no vuelven a Las Vegas o porque se olvidan o por alguna otra razón), y además de eso nosotros invertimos esa plata ahora, «la ponemos a trabajar» por un año, hasta que vos usás el beneficio». Ahí entendí más, sonaba bastante lógico y me cerraba más. Igualmente yo seguía desconfiando.
Le pregunté: «supongamos que estoy interesado y me quiero arriesgar a pagar, qué es lo que tengo que hacer? Tengo alguna obligación esos 4 días que voy a estar en Las Vegas el año que viene?».
La persona esta me dijo: «Mirá, el primer día te vamos a pasar a buscar por tu hotel y te vamos a llevar a conocer un tiempo compartido. Nosotros tenemos calculado, que 2 de cada 10 lo compran. Entonces 4 de cada 10 no vuelven, y de las 6 que vuelven 1 compra el tiempo compartido seguro». Y ahí fue donde terminé de entender todo.
Yo me encargué de dejarle muy en claro, que yo no iba a comprar nada, que no tenía la plata, y que no estaba interesado; y él igualmente siguió ofreciéndome la promoción. Me dijo: «dentro de un año nadie sabe lo que puede pasar, capaz cambia tu situación, capaz cambiás de opinión, nosotros ofrecemos, es estadística».
El señor era más inteligente de lo creía y estaba bien entrenado. Yo ya estaba decidido, quería comprarlo, pero había un sólo detalle: no tenía tarjeta de crédito propia en aquel entonces, y para usar la extensión de mi papá para algo como eso, tenía que pedirle permiso. Le prometí al vendedor que volvía al día siguiente, obviamente no me creyó (es lo que dicen todos para que los dejen de molestar).
Seguimos recorriendo la ciudad del pecado, y la oferta que me había hecho seguía rebotando en mi cabeza. Esa misma noche, una vez que llegamos al hotel, llamé a mi papá por skype para contarle y cuando le pedí autorización me sacó volando. Me dijo que no, que estaba loco, que cómo iba a creerle a un señor en el medio de un hotel, que ni siquiera estaba en un local (a pesar de que tenía un uniforme y no era sólo uno), que me iban a estafar, que iba a perder 124 dólares por ingenuo, por confiado, que las estafas no pasaban sólo en Argentina, que eran muy comunes en todo el mundo y sobre todo a los turistas, etc., etc.
Yo estaba un poco desanimado, porque no quería perderme semejante propuesta. Al día siguiente me levanté, y decidí correr el riesgo. Fui a buscar a este personaje (que estuviera todos los días en el mismo lugar me dio un poco de seguridad), y le pagué con la tarjeta de mi papá. Me la jugué!
Lo único que me dio fue un folleto con un número de teléfono y me dijo que cuando supiera la fecha en la que me quería alojar, que simplemente llamara a ese teléfono. Me pareció medio raro, pero pensé: estoy pagando con tarjeta por lo que debe ser todo en blanco y es en Estados Unidos que es un país serio.
Yo no tenía ni idea siquiera si iba a volver a Estados Unidos al año siguiente, tenía planeado hacer otra temporada de work and travel, pero ni siquiera había vuelto de la primera. Menos iba a saber cuándo me iba a tomar unos días para ir a Las Vegas…
Volví a hablar con mi papá esa noche y le conté lo que había hecho. Me quería matar! Y yo le dije muy confiado: «hacé de cuenta que me jugué 124 dólares en el casino, listo los perdí, vos quedate tranquilo que a vos te los voy a pagar apenas vuelva». Tranquilo no estaba, me quería matar por ser tan ingenuo, pero entendió que ya tenía 21 años, que era grande, y que me tenía que hacer responsable de mis acciones. Que iba a ser una buena lección para el futuro.
La cuestión es que lo único que me quedó fue ese folleto con un número de teléfono. Lo guardé bien y me olvidé del tema (en mi mente casi que lo había perdido). Volví a Argentina, volví a la facultad, empecé a armar mi segunda temporada, y finalmente volví a trabajar y vivir en South Lake Tahoe.
La verdad es que realmente me había olvidado del tema, sobre todo después de googlearlo y encontrar que no existía una página web que tuviera esa información (no existe que algo en Estados Unidos no esté en una página web, al menos algún loco que haya dicho algo en algún foro. No había nada). A principios del mes febrero una chica peruana empezó a decir que quería ir a Las Vegas porque la temporada anterior no había podido ir, se le suma mi amiga Gaby (que era una de sus mejores amigas y que había ido conmigo el año anterior), y a ellas se le suma otra de las chicas que vivía con nosotros que tampoco había ido el año anterior. Ya eran 3 personas que estaban planeando un viaje a Las Vegas.
Viendo todo esto, decido sumarme y probar de llamar al teléfono que tenía en el folleto. En esa temporada habíamos comprado un auto. Yo no estaba muy motivado de ir a Las Vegas, no me paració un gran destino turístico para repetir; pero si hacíamos los 700 km en auto de a 4, y además nos quedábamos en un hotel gratis, no me podía negar. Además tenía mucha intriga por saber si la promoción iba a funcionar o si me había estafado.
Llamé, me atendió alguien (buen comienzo), me preguntó en qué hotel me quería alojar (había 3 opciones: elegí el Venetian), y me preguntó las fechas. Hasta ahí todo perfecto. Yo estaba muy contento. Hasta que me dijo que estaba todo listo, que lo único que faltaba era pagar 15 dólares más por un impuesto de no sé que cosa. Ya estaba al horno, ya había pagado 124 dólares, si no pagaba perdía todo lo otro, así que le pasé el número de mi tarjeta con miedo y me la volví a jugar.
Me pasaron las instrucciones por mail. Teníamos que ir a un mostrador en la parte de atrás de otro hotel y pedir los vouchers para nuestras 3 noches en el Venetian.
A los pocos días emprendimos nuestra aventura hacia Las Vegas en nuestra van para 7 personas modelo 1991, con un vidrio pegado con cinta. Yo iba con la actitud de que hasta que no estuviéramos dentro de la habitación del Venetian, nos habían estafado. Todo me parecía muy raro, aunque muy en el fondo me quedaba un dejo de esperanza. De última, si todo salía mal, nos íbamos a otro hotel (Las Vegas es un destino súper barato, los hoteles ganan plata con el casino y el resto de los servicios, por lo que se pueden encontrar habitaciones muy baratas y se puede pagar una doble donde pueden ir 4 personas).
Llegamos al hotel, vamos al mostrador con mi amiga Gaby, nos recibe una chica muy amable y nos da unos formularios para completar nuestros datos. Llenamos todo y cuando la chica los lee y los repasa, nos dice: «ummm… me parece que hay un problema…. hubo un error… ustedes son estudiantes?». Le respondemos que sí y nos comenta que eso es un problema y se va a hablar con otra persona atrás. Claramente lo primero que pensamos fue que la próxima frase era blanquearnos que nos habían estafado, era obvio.
La chica vuelve y nos dice: «hubo un error, ustedes no son el público objetivo de este tiempo compartido, no se lo deberían haber ofrecido a ustedes. Lo que vamos a hacer para solucionarlo, es que cuando los busque el transporte para llevarlos a recorrer las instalaciones del nuevo tiempo compartido, ustedes van; pero cuando llegan ahí, mientras esperan para hacer el tour, antes de que comience, los vamos llamar para que pasen a otra sala, les devolvemos la plata, y los llevamos de vuelta al hotel. Lamentablemente no van a poder hacer el tour. Basicamente los buscamos, y a los 10 minutos los devolvemos a su hotel«.
Yo no lo podía creer, en lugar de perder un día entero recorriendo algo que no nos interesaba, la chica nos acababa de decir que sólo íbamos a perder media hora, mejor imposible!
Nos fuimos muy contentos, pero todavía faltaba hacer el check in en el Venetian. Llegamos al lobby, había una cola de gente enorme, esperamos en ese lugar increíblemente lujoso, hasta que fue nuestro turno. Ningún problema, nos dieron las tarjetas de nuestra habitación y hacia allá fuimos. Cuando entramos no lo podíamos creer.
La habitación era enorme. Una cama king size gigante, tv led 50″, un escritorio muy grande y lindo, un sillón en «L» muy cómodo, ropero gigante, otra mesa con varias sillas, etc. El baño era de un lujo increíble y más grande que la habitación de mi casa en Córdoba. Hasta había un teléfono y un tv led en el baño, era increíble.
Faltaba que nos devolvieran la plata, pero 124+15=139 usd por 3 noches en semejante habitación ya era un regalo. No lo podíamos creer.
A la mañana del día siguiente nos pasaron a buscar, a Gaby y a mí, por el hotel, como habíamos acordado. Nos llevaron al tiempo compartido, mientras esperábamos, nos llamaron a nosotros a pasar por otro lado (toda la situación era un poco extraña), y terminamos en un escritorio hablando con otra persona. Nos hizo firmar unos papeles, y listo. No me pudo devolver el dinero en la tarjeta con la que había pagado, porque se había vencido y la nueva no tenía el mismo número, pero me dio el equivalente en vouchers para usar en algunos restaurants de otros hoteles. Terminado el trámite, nos llevaron de vuelta a nuestro hotel y a partir de ahí quedamos libres!!
Fue un negocio espectacular!
Moralejas de la historia:
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- Hay que confiar en la gente, hay mucha más gente buena en el mundo de lo que nos dice la misma gente o los medios de comunicación.
- Hay que analizar a fondo, estudiar las oportunidades y tratar de entender el negocio para las dos partes, antes de juzgar algo, que parece demasiado bueno para ser cierto, como una estafa.
- El que no arriesga, no gana (cliché, pero muy cierto).
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Los siguientes 3 días disfrutamos de Las Vegas y hasta nos fuimos manejando un día hasta el Grand Canyon, donde también nos pasó una de película que ya voy a escribir más adelante.
Hasta la próxima!
eileen dice
muy bien Fran por haber corrido el riesgo! Y ademas todo salio redondo!
Besos y mucha suerte!
eileen.