Fin de semana en Buenos Aires y yo salí a recorrer la ciudad como usualmente hago. Sábado por la mañana, y fui otra vez a caminar por la mítica y distinguida calle Alvear, disfrutando de la arquitectura francesa de sus construcciones y de ese aire europeo del lugar. Hasta que llegué a Plaza Francia, di una vuelta por ahí, recorrí los puestos de artesanías y cuando estaba por dar la vuelta a la manzana para entrar al Buenos Aires Design, pasé por la puerta de entrada del Cementerio de la Recoleta y como estaba abierto entré.
Ya había ido varias veces a la zona y había pasado por la puerta, pero nunca había entrado. Esta vez no la iba a dejar pasar. Tenía tiempo de sobra así que, sin saber mucho con que me iba a encontrar, entré y empecé a recorrer los pasillos del cementerio. Instantáneamente, me vi rodeado de turistas y de guías hablando en varios idiomas y contando historias de las personalidades más importantes de la historia argentina.
Si bien la mayoría de los tours son gratis, decidí recorrer el lugar por mi cuenta. Por momentos me acercaba a los grupos de turistas, pero no podía soportar escuchar a los guías argentinos contando chusmeríos de los «habitantes» del cementerio, cada uno contaba las historias que le interesaban a sus «guíados», pero varias sonaban a exageraciones o visiones muy parciales de la historia.
Fui sacando fotos a las increíbles construcciones que iba viendo. Está más que claro que el Cementerio de la Recoleta no es un cementerio común y corriente. El nivel de sofisticación de las bóvedas o mausoleos es asombroso.
A medida que me adentraba en los pasillos del cementerio, el escenario iba cambiando y todo se volvía cada vez más espectacular. Se que a muchos le puede resultar tenebroso recorrer un cementerio, pero en este caso les aseguro que vale la pena. Yo admiraba las esculturas y construcciones.
Y de repente empecé a descubrir a grandes personalidades de la historia argentina a lo largo del cementerio. Presidentes, militares, próceres, ganadores de premio nobel, escritores famosos, poetas, médicos reconocidos, etc., etc. Para el que no sabe nada de historia pero es argentino, los nombres son familiares porque la gran mayoría de las personas que están enterradas ahí tienen sus calles en todas las ciudades de la Argentina.
Arturo Umberto Illia, Bartolomé Mitre, Carlos Pellegrini, Cornelio Saavedra, Dalmacio Vélez Sársfield, Domingo Faustino Sarmiento, Facundo Quiroga, Hipólito Yrigoyen, José Figueroa Alcorta, José Hernández, José María Guido, Juan José Paso, Juan Manuel de Rosas, Julio Argentino Roca, Leandro Nicéforo Alem, Leopoldo Lugones, Luis Federico Leloir, Luis María Campos, Marcelo Torcuato de Alvear, Nicolás Avellaneda, Pablo Ricchieri, Pedro Eugenio Aramburu, Raúl Alfonsín, Roque Sáenz Peña, Vicente López y Planes, entre otros. Aunque para los turistas extranjeros, la persona más reconocida del lugar, es sin dudas Evita o Eva Duarte de Perón.
A lo largo del Cementerio de la Recoleta podemos encontrar gran variedad de estilos arquitectónicos representados en los mausoleos, entre los que se destacan: el Art Deco, el Art Noveau, el Neo Gótico y el Barroco.
La mayoría de los materiales para construir estos maravillosos mausoleos fueron importados de Francia e Italia. Salvando las distancias, me hizo acordar un poco a la oportunidad en que visité el Teatro Colón, también en Buenos Aires. Se respira un aire distinguido, de la «high» de Buenos Aires y para ellos: «si es importado es mejor».
La de Sarmiento es una de las pocas que tiene señalización, e indicaciones para poder encontrarla; pero la verdad que a nivel de construcción no resalta mucho.
De repente venía recorriendo el lugar, perdido entre tantos pasillos estrechos y sin mapa, y encontré una tumba que me dio un poco de miedo, gracia y curiosidad a la vez. Encontré una con mi nombre y apellido: Francisco Ortiz.
Después de dar vuelta como dos horas sacando fotos y aprendiendo un poco de historia en el Cementerio de la Recoleta, emprendí viaje hacia la salida. Como la entrada es muy imponente y el pasillo central también, no me fue difícil salir. El lugar es muy interesante para recorrer. Al estar situado en una zona muy «top» de Buenos Aires, el terreno sale una fortuna, pero está protegido y varios de los mausoleos han sido declarados monumentos nacionales.
Salí del cementerio e inmediatamente me encontré, nuevamente, con una gran cantidad de artesanos vendiendo sus obras de arte en la calle. Algunas muy buenas e interesantes y otras no tanto. De ahí crucé al frente hacia el Recoleta Mall, y como estaba medio corto de dinero terminé comiendo en un Mc Donald’s.
El Cementerio de la Recoleta es muy interesante para recorrer, tiene mucha historia, es arquitectónicamente interesante, es gratis y está en una zona turística. No necesitan hacer un viaje para llegar, está en el medio de la ciudad. Se los recomiendo!
Los argentinos van a poder identificar mucha más gente conocida que los extranjeros. Para los que no conozcan mucho de historia argentina, la mejor opción probablemente sea hacer una visita guiada.
Deja una respuesta