Llegamos a la capital colombiana el miércoles a la noche y nos fuimos directo al hotel. Los últimos 3 días en Santiago habían sido agotadores y nos esperaban 3 más, ahora en Bogotá. Nos fuimos derecho a dormir para arrancar al día siguiente con energías.
Todo el día reunión tras reunión, a full: terminamos muertos. Por suerte el hotel tenía sauna, para bajar un poco los decibeles y relajar. Yo no estoy acostumbrado, sufrí el calor al principio, pero según parece hace bien porque permite eliminar toxinas, así que aguanté. Del sauna quisimos pasar a la pileta, pero resulta que si bien el acceso era gratis, había que entrar con gorrito y no teníamos, por lo que íbamos a tener que comprar uno. Conclusión; no entramos, nos conformamos con el sauna sólo.
El día 2 fue igual, reuniones, cansados, sauna. Nada del otro mundo.
Día 3: sábado. El sexto día seguido de reuniones intensas. Por suerte nos liberamos al mediodía, nuestros cerebros ya no coordinaban muy bien. En la tarde quisimos ir hasta la Zona T desde el hotel, que quedaba en la calle 100 a la altura de la transversal 21. Nos habían dicho que la Zona T era muy linda. Caminamos y caminamos.
A dos de mis amigos le quisieron robar en ese lugar, a la salida de un cajero automático; así que nos volvimos al hotel. Por suerte no pasó nada, pero caminar por Bogotá nos resultó inseguro ese día.
Nos bañamos y nos alistamos para salir porque habíamos reservado una mesa en el famoso restaurant / boliche «Andrés Carne de Rés». Muchas personas nos habían recomendado el lugar, así que no dudamos en ir. Al que está en Chia, no al de Bogotá que se llama «Andrés D.C.»; todos coincidían en que el de Chia era el mejor. Fuimos en taxi los 4 y no costó bastante. Tardamos como 45 minutos. Llegamos y apenas entramos nos dimos cuenta que iba a ser una noche diferente. Tal como nos habían contado, crean una «experiencia» para el cliente única!
Ni bien entramos, nos dieron la bienvenida con una sonrisa y unas frutas frescas para «cherry picking»; pasamos por un molinete y empezó la aventura. Los salones están hiper decorados, creando un ambiente único, acompañado de excelente música y la alegría de toda la gente.
Nos ubicaron en una mesa, donde pasamos gran parte de la noche, entre cena y ricos cocktails. Siempre atendidos por dos mozos muy buena onda. Mientras esperábamos la comida fuimos a ver el giftshop donde había cosas muy interesantes (un poco caras) e hicimos sociales con la gente de la mesa de al lado.
Lo más destacable de Andrés Carne de Rés, además de todo lo anteriormente mencionado, fue:
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- Las empanadas de Andrés.
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- El trago Mandarino (nos acompañó hasta el final de la noche, y no precisamente porque hayamos comprado sólo uno).
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- El plato de carne que pedimos: servido para que se termine de cocinar en el plato de metal hirviendo. Genial! Sumado al súper babero que nos pusieron para comer, básicamente para que no nos mancháramos con la grasa que saltaba de la bandeja mientras se terminaba de cocinar la carne.
Y no puedo dejar de mencionar, como broche de oro de la primera parte (aunque fue al principio), el «bautismo» que nos hicieron. Un grupo nos cantó una canción alrededor de la mesa y nos colocaron una banda y una corona tipo «miss mundo». Muy bueno!!
En la segunda tanda de la noche, nos trasladamos a las pistas y bailamos toda la noche. Estaba lleno de extranjeros y todo el mundo muy buena onda! Sin dudas, vale la pena volver!!
Finalizando la jornada, el taxista estaba esperándonos afuera. Mejor imposible! Menos mal porque uno de nosotros no se si llegaba de otra forma al hotel. Así que, previa foto con la «vaca» representativa de «RES», nos fuimos al hotel.
Con mucho esfuerzo, porque «noches alegres, mañanas complicadas», madrugamos para aprovechar el domingo libre paseando por Bogotá. Destino: el Cerro Moserrate. Hacía allá fuimos en taxi, previo regateo desde $24.000 hasta $21.000. Todo en Colombia se regatea, todo.
Este cerro, es un punto turístico que una vez allí, permite, a sus visitantes, acceder a una vista increíble de toda Bogotá. Decidimos subir en funicular y bajar en teleférico, para variar un poco y probar las dos alternativas.
Fuimos a hacer la cola y estaba lleno de gente. Era domingo a la mañana, pero no muy temprano, el peor día para recorrer cualquier ciudad (todos salen a visitar atracciones turísticas los domingos, se juntan los turistas con los locales). Mientras esperábamos para subir, hicimos sociales con unas «señoras de finca» y sus hijas, que nos contaron mucho sobre ellas y sobre la zona donde vivían. Personajes si las hay!
Desde arriba, paseamos al «nivel de la nubes». Un camino con mucha vegetación, una vista increíble de la ciudad y sobre la cima, una iglesia en misa y un paseo de artesanías, donde vendían todo tipo de souvenirs. Un lindo paseo que valió la pena, me hizo acordar mucho al Cerro San Cristóbal de Santiago de Chile que habíamos visitado una semana antes.
Para regresar, caminamos hacia el «supuesto» centro, para almorzar. Estábamos muertos de hambre! No teníamos mucha idea de dónde quedaba, pero simplemente seguimos a la multitud que bajaba del cerro con nosotros y terminamos bien.
Después de recorrer un poquito la zona, y ver que no nos tentaba demasiado nada en el lugar, sumado a que empezó a llover, optamos por un clásico almuerzo en Mc Donald’s.
«Panza llena, corazón contento». Buscamos el camino de retorno y el primer paso era buscar la parada del TransMilenio (el equivalente al MetroBus de Buenos Aires). Como no podía ser de otro modo, no fue fácil y terminamos sacando una gran anécdota. Inocentemente de nuestra parte, al no encontrar como bajar a la parada, preguntamos a un uniformado: Cómo y dónde tomar el TransMilenio? Y vaya sorpresa que nos llevamos!
No sólo que no sabía lo que le estábamos consultando, sino que nos contestó una palabra indescifrable que no existe en ningún idioma (en un intento de contestar en inglés). Nosotros tratando de contener la risa le aclaramos que hablábamos en español (la pregunta inicial había sido en español), y esta persona no entendía. Nos preguntó que idioma estábamos hablando. Le dijimos que eramos argentinos y no parecía terminar de entender. Parecía una broma! Como no podíamos contener la risa y nos dimos cuenta que no nos iba a contestar lo que necesitábamos, nos fuimos a preguntarle a otra persona. No entiendo como una persona que no puede contestar una simple pregunta en español puede portar una arma gigante como la que tenía este policía.
Sin darnos por vencido, terminamos preguntándole a un militar que estaba a una cuadra y nos contestó perfecto. Realmente es destacable el funcionamiento del TransMilenio! Muy bueno! Y ahora sí, back home, al hotel. Jugamos al UNO por varias horas con unos mates y galletitas de por medio, hasta la hora de la cena.
A la mañana siguiente partíamos para Quito, Ecuador. Fuimos al aeropuerto y cuando ya estábamos por subir al avión, por el altoparlante nos dicen que el vuelo se había sobrevendido. Necesitaban como 15 personas que aceptaran 150 dólares (en pasajes), por el cambio para un vuelo que salía a la tarde. Yo, que ya había hecho esto en Orlando con mi familia una vez (entre los 4 sumamos USD 800 por dos horas de espera), convencí al resto y aceptamos. Nos llevaron a un hotel 5 estrellas para pasar las horas de espera, nos pagaron el almuerzo en el hotel y nos llevaron de vuelta al aeropuerto. Nada mal!
Un dato curioso fue que todas las veces que pasé por migraciones en Colombia, me demoraron unos minutos. Nadie me explicó porqué, ni siquiera me hicieron preguntas. Me mandaban a otro box con los documentos y después de 5 minutos me dejaban pasar, muy raro. Según mis amigos es por la combinación de barba «candado», musculosa y cadena de oro. Por suerte en Ecuador no me demoraron!
linda mi Ciudad 😉
Muy linda ciudad! Espero volver pronto y recorrer más de Colombia… Saludos viajeros!
Increíbles momentos!!! Desafiantes y felices de una forma extraña – en un cúmulo de emociones y ritmo de vida de esos días.
Espero que esta experiencia … y las vivencias que te han contado, te invite a terminar de recorrer hermosos sitios de Colombia algún día 🙂
Siii! La próxima vez que vaya a Colombia seguramente te voy a pedir consejos! 😉
Gracias Tati!!
Fran. La proxima tienes q ir a Medellin!!!! No te la pierdas
Siiii! No vi nada de Colombia la verdad. Es un gran pendiente que tengo, es un país increíble! Y tengo varios amigos que visitar jaja.
Saludos!
Hola Francisco he leído tu blog en viajes que me interesa realizar de verdad ha sido genial tu experiencia. Aunque mis viajes han sido Inglaterra, EEUU, y algunos países de latino america, esta vez quería explorar unas buenas playas,,, quiero ir para Playas del Carmen o Hawái,,, hay dos situaciones la primera es que voy a realizar sola el viaje y lo segundo es que esta vez el presupuesto no es alto voy un poco limitada…. que me recomendarías???
Ah pasate por Colombia cuando quieras, vivo en Cali y te puedo mostrar paisajes bien lindos entre Cali y Medellín,,, se que te va a gustar
Gracias por la buena onda Luz!! La verdad que si estás en Colombia y quieres buenas playas, no es necesario ir hasta Hawaii. Allá es muy lindo pero más que nada por los paisajes locos que hay. En cuanto a playas las del Caribe son mucho mejores. Y las tienes más cerca así que también te sería más barato llegar. Playa del Carmen es muy lindo pero bastante turístico. Si quieres playas increíbles y estás en Cali, yo iría a cualquier isla del Caribe. No las conozco todas, de las que fui las mejores playas fueron las de Antigua. Si fuera vos iría a la isla donde encuentre el pasaje más barato y que quede en el Caribe. Todas son buenas.
Cuando vaya a Colombia te aviso, mil gracias y saludos desde Ucrania!
Me hiciste reir un resto con esto del policia!!