Hace 2 meses que volví a vivir a Córdoba (mi ciudad), temporalmente, como siempre. Estuve casi 2 años viviendo en Buenos Aires, más exactamente 1 año y 9 meses, y la verdad es que fue suficiente.
Me mudé a Buenos Aires única y exclusivamente por trabajo. Como muchos dicen: «Dios es argentino, pero atiende en Buenos Aires»; y la verdad es que una vez que me recibí, todas las mejores oportunidades del país requerían que viviera en Capital Federal.
Después de un par de procesos de selección en los que no quedé (ej: jóvenes profesionales de quilmes, google); otros en los que quedé, pero no me gustaron como Exxon, terminé en Buenos Aires trabajando para una consultora multinacional.
Haciendo consultoría especializada en marketing estratégico, ventas y servicio al cliente; junto con un equipo increíble y muy profesional. Tuve la posibilidad de aprender muchísimo, pero llegando al año de estar ahí, me cansé.
Semejante nivel de estructura jerárquica, formalidad y previsibilidad me aburrieron.
Para que se den una idea, cada vez que necesitaba un cuaderno, no podía simplemente pedir un cuaderno, porque los cuadernos necesitaban la autorización de un gerente (no tenían tiempo para esas pavadas). Entonces el proceso era:
– Entrar al sistema. Completar un formulario solicitando 1 block de notas y 2 tapas duras de plástico. Esperar que el departamento de suministros apruebe la solicitud. Bajar 12 pisos. Retirar el pedido. Darse vuelta y solicitar el anillado en otra ventanilla. Mientras lo anillan, firmar un comprobante. Subir 12 pisos.
Para pedir una lapicera, lo mismo: llenar el formulario, esperar aprobación, bajar 12 pisos, recibir el pedido, subir 12 pisos.
Obviamente que le pedía la lapicera al compañero de al lado, o la llevaba de mi casa. Y estamos hablando de una de las empresas más reconocidas a nivel mundial. Inclusive del área encargada de mejorar procesos, y que trabaja de hacer más eficientes a las grandes empresas del mundo.
Y ni hablar de la gente que podía pasar meses sin hacer nada. Pero sin hacer nada, no porque no quisieran, sino porque no había nada para hacer. En este tipo de empresas se trabaja por proyectos, la carga de trabajo es muy variable; y podía pasar que te asignaran a no hacer nada, literal!
A muchos les gustaba, un par de días. Después te desesperaba. No era que lo podía manejar y no ir a la oficina. Tenías que cumplir con horario de 9 a 18, ir al microcentro, vestir formal, etc.
El hecho de que haya mucha gente ineficiente al lado de gente eficiente, y que todos ganen lo mismo, es algo terriblemente injusto. Los buenos están subsidiando a los vagos o ineficientes (me suena bastante familiar)… La tendencia es hacia compensaciones variables y objetivas en función del desempeño individual y grupal de cada persona, pero estamos tan lejos…
Una de las cosas que me tranquilizaba, era mirar por encima de mi escritorio, todo derecho hasta la oficina del socio con el que trabajaba, para apreciar (gracias al ventanal gigante que tenía su oficina), al enorme e interminable Río de La Plata (que para mí parecía el mar). Me imaginaba saliendo en un barco o volando hacía otros continentes. Me hacía acordar al video de Calle 13, pero sin la chica para dar la vuelta al mundo.
El plan de carrera, lo mismo. Si hacías las cosas más o menos bien, todos los años ascendías. Qué valor tiene ascender si es algo que le pasa a casi todos? La compensación variable era casi inexistente, y no afectaba el día a día. Demasiado previsible. Si aguantás 15 años, y sos más o menos bueno, listo. Llegás a senior manager, o socio.
Ahora… hay que aguantar….
No entiendo que sigan con estas prácticas en el siglo XXI. Van a tener (y ya los están teniendo) grandes problemas con las nuevas generaciones.
Y bueno, fue así como empecé a planificar mi tan ansiado viaje. Nueva Zelanda, Australia, el Sudeste Asiático, etc. Hasta había pedido el día libre para aplicar para la visa. Tenía todo listo…
Justo en esos días, me llaman de un emprendimiento de comercio electrónico, que pertenecía a un fondo de inversión alemán, y que venían a desembarcar en Argentina. Estaba recién arrancando, y me llamaban para ser parte del equipo inicial. Me pareció un lindo desafío, todos jóvenes, mucha responsabilidad, muy entretenido, una industria específica (una muy dinámica y con futuro).
Pospuse el viaje, y me embarqué en este nuevo desafío. Dejé atrás la formalidad (los pantalones de vestir, las camisas, y los zapatos), el microcentro, la burocracia; y los cambié por el dinamismo, la espontaneidad y el emprendedurismo.
Los primeros meses fueron geniales. Típica imagen de google: jóvenes emprendedores, muy motivados, mucha energía, en un ambiente descontracturado, de acá para allá como locos, con mucha responsabilidad y presión, pero felices.
Yo era el encargado de crear, diseñar y administrar todas las métricas y de mejorar los procesos, del área comercial. Y después, el responsable de diseñar y aplicar la estrategia comercial de la unidad de negocio de tecnología (que representaba el 85% de la facturación). Fue un lindo desafío, aprendí mucho en poco tiempo, pero no todo era tan «color de rosa».
Poco a poco, la empresa fue creciendo, y la falta de procesos y de estructura (me pasé de un extremo al otro) hizo que muchas cosas se salieran de control. Se intentaba poner orden, pero muchas veces se era flexible en cosas que no se debía serlo, y rígido en cosas que no valía la pena (o que inclusive era contraproducente) ser tan estricto.
Una cosa llevó a la otra, la llama se fue apagando dentro de muchos del equipo inicial, el clima se volvió denso, empezaron las renuncias (algunas de gente clave), y las cosas no sólo que no cambiaban, sino que se profundizaban.
Había días que el clima era tan espeso, y que para colmo se retroalimentaba viciosamente, que daba ganas de salir corriendo, y a veces de pegarle a alguien (lo dice una persona que no mata ni una hormiga), pero a veces pasaban cosas que eran de no creer.
Varias veces daba ganas de hacer lo siguiente (chiste):
Planteé mis diferencias varias veces, a nivel estratégico, a nivel táctico, y a nivel ético; pero nada cambió, así que decidí irme yo también.
Y como siempre, empecé a planear viajes. Me voy primero a Estados Unidos, después a Europa, y veremos…
Si me preguntan cuál es mi impresión de Buenos Aires, diría que es mixta.
Como ciudad para visitar como turista es fantástica. Hay miles de cosas interesantes para hacer. Es una ciudad que rebosa de cultura, hay arte por todo lados. Es una ciudad que nunca se termina de conocer.
Pero para vivir es otra historia…
Me acuerdo que lo primero que me impresionó fue la cantidad de edificios. Y yo soy de Córdoba (1,5 millón de habitantes), no de un pueblo. Pero me impresionó que podía hacer 5, 10, 15, 20 kms y seguía habiendo edificios. La concentración de gente que hay es monstruosa.
No quiero caer en la típica crítica del chico del interior a Buenos Aires y a los porteños. No me gusta generalizar. Pero habiendo vivido ahí casi 2 años, y habiendo cambiado de entorno un par de veces (aunque sigue siendo una parte muy chica de la gente de la ciudad), llegué a la siguiente conclusión (100% personal):
La mayoría de la gente vive en piloto automático. Termina el colegio y empieza a estudiar. La mayoría, mientras estudia, empieza a trabajar. Empieza a ganar plata y se la gasta toda en cosas materiales y superficiales para ellos mismos. Creen haber mejorado su nivel de vida, pero no se dan cuenta que están entrando en el círculo vicioso de la carrera de la rata.
Obviamente, que al perder el foco del estudio, se atrasan en la carrera.
Yo no digo que la carrera tenga que ser más importante, más bien todo lo contrario. Si yo hubiera sabido que mi carrera iba a ser así, nunca hubiera ido a la facultad.
Pero hacer las 2 cosas al mismo tiempo, sin ser organizado, hace que se hagan las 2 cosas a medias y no se sea bueno en ninguna. Se pueden hacer las 2 cosas al mismo tiempo y bien? Claro que sí, pero hay que sacrificar otras cosas. Sacarle tiempo a otras cosas. Y en Buenos Aires, las cosas superficiales no se negocian.
Llegado un momento, se sienten que ya son independientes, y deciden abandonar el nido e irse a vivir solos. Esto lo veo como uno de los errores más grandes y que más daño le hace a los chicos de Buenos Aires. Sin darse cuenta, quedan atados a un determinado monto de gastos fijos que no pueden soportar sin trabajar (no tienen ingresos pasivos), y empiezan a vivir mes a mes.
Empiezan a sentirse incómodos en el trabajo, quieren mejorar. Pero no pueden abandonar el trabajo actual, están atrapados. Cómo harían para pagar sus gastos? Entonces empiezan a buscar trabajo en el trabajo. Van a entrevistas en horario de trabajo, para buscar un mejor trabajo. La mayoría de las veces, un «mejor trabajo», es uno en el que les paguen más. Todo para poder mejorar lo que ellos consideran «calidad de vida».
Paralelamente, van de relación amorosa en relación amorosa, porque no han aprendido a apreciarse a ellos mismos. Y así como los lideres para liderar, primero se tienen que liderar ellos mismos, para las relaciones amorosas es igual. Si no te querés a vos mismo, no podés realmente querer a otro.
Chicas muy lindas e inteligentes que van saltando de tonto en tonto, sin aprender. Una amiga una vez me dijo una teoría que encuentro bastante cierta, pero que muchas mujeres niegan: la mayoría de las mujeres son muy inseguras de sí mismas, por lo tanto siempre se esfuerzan por verse mejor, y si nadie las aprecia o les reconoce el esfuerzo, sienten que todo lo que hicieron fue en vano, y es por eso que están con cualquiera, para sentirse queridas.
Es tristísimo, pero bastante lógico si uno se pone a pensarlo.
Hay un nivel de agresividad en la gente que no es sano, un nivel de competencia que ya no tiene sentido, un nivel de egoísmo que da miedo, y un nivel de discriminación que no es gracioso.
El nivel de locura de la gente no es broma.
Obviamente que está lleno de gente buena, pero hay demasiados que están pasados de vuelta, en la carrera de la rata, en máxima velocidad, pero en piloto automático, sin tocar el volante, van derecho por el camino que les dicta la sociedad. Tienen un miedo atroz a salirse del camino, tienen miedo a que todo dependa de ellos.
Es mucho más fácil vivir siguiendo la corriente.
La zona de confort es mucho más cómoda y segura…. Ahora, es seguro que toda tu vida y tu desarrollo dependan de otros? O es mejor tomar las riendas y empezar a ser un poquito más independiente?
Cuántas veces le preguntás a la gente «cómo estás?», y te responde «bien y vos?», con una cara que dice lo contrario. Y cuando decís que no le creés, que no te diga la respuesta automática; te responde que la gente no quiere saber la verdad, que no quiere compartirlo, y sigue con su rutina diaria como si nada. Es joda? Para qué te pregunto «cómo estás?» si no es para saber cómo estás. Si quisiera la respuesta automática directamente no te pregunto nada, ya conozco la respuesta.
Es más, hasta probé responder «mal» a la pregunta «bien y vos?», y nadie presta atención, siguen su vida como si nada, como si fueran robots, o zombies. No les interesa la respuesta, es una frase automática.
O el respeto por las modas. Nunca entendí las modas. Quién las dicta? Quién dice que es lo que hay que ponerse, lo que es trendy? La funcionalidad y la originalidad ante todo, no jodan. Basta de fabricar gente en serie. Todos terminan usando lo mismo, sino estás out.
Se compran un perro para no sentirse tan solos cuando llegan a su departamento después de 10 horas de trabajo y 2 de viaje. Lo disfrutan 2 horas al día, y el perro, si no fuera por el paseador que tienen que contratar, está todo el día solo en un monoambiente.
Se gastan muchísima plata en after office’s y en salir a comer. Y nunca se olvidan de subir las fotos a instagram y a facebook, para mostrarle al mundo lo rico que estaba el plato… hay necesidad?
No es algo exclusivo de Buenos Aires, creo que es de toda gran ciudad, y de la sociedad de hoy en día en general. Pero yo lo viví muy de cerca viviendo allá, y la verdad es que no me sentí para nada cómodo. No es una vida que yo quiera llevar. El sistema no me gustó, es más el sistema me quemó, y no pienso volver.
A Buenos Aires voy a volver, pero no al círculo vicioso en el que casi caigo.
Ahora soy más libre, tengo menos dinero (por ahora), pero estoy mucho más tranquilo, más en paz, más en armonía.
La Libertad es el valor supremo en mi vida, toda decisión que tengo que tomar, tiene como prioridad la libertad. Si siento que la consecuencia de la decisión puede coartarme la libertad, elijo la otra opción.
En Buenos Aires me sentía atado, me sentía restringido y ahogado en un mundo de plástico, demasiado competitivo, egoísta y superficial. El mundo corporativo no es para mí, por más que tenga las condiciones para ser «exitoso» en él, no es el lugar donde voy a poder alcanzar y desarrollar al máximo mi potencial.
Así que, ahora, libre, veremos dónde terminamos, dónde me lleva el viento. El hecho de ser libre, abre un mundo entero de posibilidades. Las oportunidades están dando vueltas, pero si no estamos atentos, se pasan. Y muchas no pasan de nuevo.
Mi mercado es el mundo, y el mundo está lleno de oportunidades!
Estoy tranquilo, algo interesante va a salir, algún desafío nuevo. Por lo pronto, me entretengo con varios proyectos a la vez (nunca me puedo quedar quieto).
flavia dice
muy cierto lo que decís y te dejo mi reflexión sobre tus palabras finales:
ve adonde te lleve el corazón
es querer lo que hagas para abrir tu camino en la vida.
Santiago dice
Me quedo con esta oración:
«Ahora soy más libre, tengo menos dinero (por ahora), pero estoy mucho más tranquilo, más en paz, más en armonía.»
Quizás suene utópico en un sistema tan regido por el dinero y lo materialista, pero lo encuentro muy cierto y lo comparto. Es más fácil perder el foco de las cosas que verdaderamente importan en las grandes urbes. No podemos negar que el dinero brinda comodidad y nos permite satisfacer necesidades materiales. Pero nunca nunca nunca debería ser visto como un fin en sí mismo, como una meta; sino como un medio para movernos y alcanzar otras propósitos.
La libertad de elegir, la tranquilidad para poder disfrutar de las pequeñas cosas y la paz interior son… INVALUABLES (Lo cual no significa quedarnos quieto)
Hasta luego Fran!
Francisco Ortiz dice
Totalmente de acuerdo Santi, gracias por el aporte! Muchas veces nos vemos inmersos en la fábrica de robots humanos «en serie», y no somos conscientes de que estamos siguiendo un camino que no conduce a nada más que la alienación y el cumplimiento de objetivos de otros. NO al piloto automático, vamos a «liberar» a las personas para que sean conscientes de sus actos. Tremendo desafío el de cambiar el mundo una persona a la vez, pero como decía el gran Steve, sólo los que son tan locos que piensan que pueden cambiar el mundo, son los que lo consiguen.
#thinkdifferent
Bruce Ramirez dice
Me encanto tu relato de Buenos aires. Es curioso que muchos llegan a una conclusion similar, pero despues de muchos años o decadas inclusive. Cuando estaba en mis 20, pude darme cuenta de esa realidad. ahora que he pasado los 40 años, Que crres que pienso? no me arrepiento para nada! nunca llene un formulario de empleo! y no he pasado hambre, de hecho he dado empleo a varias personas! Y viajar es una gran escuela, por eso siempre recuerdo el famoso dicho (que aprendi viajando, pero se le atribuye a Buda, no me consta) que dice: NO ME DIGAS QUE EDAD TIENES, NI ME DIGAS CUANTO HAS ESTUDIADO, DIME CUANTO HAS VIAJADO Y TE DIRE CUANTO SABES.
Francisco Ortiz dice
Muy buena frase Bruce. Y la verdad es que sí, viajar enseña mucho más que ir a la universidad o trabajar en una gran empresa. Pero algunos necesitan la «seguridad» para sentirse tranquilos. Hay de todo.
Saludos!
Manuel dice
Hola Fran! increible. me quedo con la parte de pensar ser mas independiente y quedar atrapado en la zona de confort. me pasa, estoy tratando de salir.
con estas palabras mas aun me motiva a seguir! gracias Campeon!
Francisco Ortiz dice
Hola Manu! La mayoría de la gente se queda porque tiene miedo de no poder volver y la realidad es que volver a eso es muy fácil. Siempre se puede volver si se quiere.
Éxitos en lo que emprendas!
Maria Ines dice
«Hay un nivel de agresividad en la gente que no es sano, un nivel de competencia que ya no tiene sentido, un nivel de egoísmo que da miedo, y un nivel de discriminación que no es gracioso» esto describe exactamente todo. Vivi siempre en BsAs, y viaje bastante por el interior del pais, cada viaje me sirvio para aprender mas y mas que este no era el estilo de vida que quiero, y no quiero ser asi. Pero te metes tanto en la carrera de la rata, y repetis frases y haces cosas sin pensar… literalmente vivis en modo automatico. muy triste. y muy genial tu blog.
Francisco Ortiz dice
Hace falta salir para darse cuenta de la locura que se vive en el día a día, desde afuera da risa y hasta tristeza. Desde adentro se sufre mucho.
Te deseo lo mejor en esta nueva etapa que querés arrancar y cualquier cosa en la que te pueda ayudar me avisás.
Si me escribís por Instagram es más fácil porque puedo mandar audios 😉
Saludos desde Camboya!