Estaba en Copenhague, acababa de volver de visitar la ciudad de Aarhus, y todavía me faltaban 2 días para mi vuelo a Estocolmo. Ya había recorrido la capital de Dinamarca, y no quería quedarme «haciendo nada» en un país caro. Si iba a ser caro, por lo menos quería seguir conociendo cosas nuevas. Busqué actividades o destinos para hacer en el día, y de todo lo que encontré, elegí cruzar a Malmo.
Malmo es una ciudad de Suecia, la tercera más grande del país (detrás de Estocolmo y Gotemburgo), una de las más verdes del mundo, y está a sólo 28 kilómetros de Copenhague. Las separa el estrecho de Øresund. Hoy en día ambas ciudades están conectadas por el Puente de Øresund que tiene 2 líneas de tren y 4 carriles de carretera.
Actualmente es el puente combinado más grande de Europa. El puente también es reconocido porque fue la obra que logró terminar de unir a toda la Unión Europea por tierra (antes Suecia y Finlandia estaban separados y sólo se podía llegar por mar).
Elegí el tren como transporte para llegar. No era la opción más barata (conseguí 22€ ida y vuelta). Había un bus (swebus) por 11€ ida y vuelta pero con muchas menos opciones de horarios, y ya que iba a estar sólo un día quería aprovecharlo al máximo. Con lo caro que son Dinamarca y Suecia, 11€ es una comida, no es tanto.
Me levanté temprano, desayuné rápido, y salí para la estación central de Copenhage a tomar el tren. Menos mal que salí con tiempo, porque, a pesar de que ya entendía algo de danés, mi tren se anunciaba a Estocolmo y no a Malmo, y eso me desorientó un poco.
Camine rápido hasta las vías que correspondían y le pregunté a un señor muy amable que en perfecto inglés (todos los daneses hablan perfecto inglés) me confirmó que efectivamente ese era el tren. Me dijo que él lo había tomado 77 veces (literal) y que estaba seguro de que era ese. Me quedé tranquilo esperando los 5 minutos que faltaban.
El señor se sorprendió de que yo no tuviera un asiento asignado, pero me dijo que no había problema, que iba a estar bien. Confié ciegamente en él, después de todo, no era su primera vez.
Cruzar el puente en el tren, con el mar de ambos lados, la ciudad de Malmo a lo lejos sobre la izquierda y las hileras de molinos de viento en el mar a la derecha, fue espectacular.
Bajé en la estación de Malmo y empecé a caminar sin rumbo. Fui hasta la plaza principal, pero ni ahí ni en la estación central había una oficina de turismo como para conseguir un mapa y ubicar los puntos de interés. Así que caminé por el centro, por todas las peatonales, pero sin un rumbo certero. Me resultó muy pintoresco pero bastante sucio, había muchas colillas de cigarrillos en la calle y en las veredas.
Después de caminar pocas cuadras, me di cuenta que en Malmo también estba presente «la locura de las bicicletas por todos lados». Al igual que en Copenhague, todos se movían en bicicletas. Yo a pie.
De casualidad había cargado algo del mapa de la ciudad en el Google Maps del celular, entonces no estaba tan perdido. Era muy temprano y no había tanta gente en la calle.
Mejores lugares para dormir en Malmo
Caminé hasta el castillo y cuando quise entrar al museo un morocho grandote me dijo unas palabras en sueco y no me dejó entrar. Claramente no entendí ni una palabra. Después de unos segundos entendí que estaba cerrado, salí y cerró la puerta con cara de enojado. Claro, no se dio cuenta que no había entendido. Después me di cuenta que en realidad faltaban 4 minutos para las 10 y me había dicho que estaba cerrado.
Volví y entré al museo. Cuando fui a dejar las cosas al locker no tenía monedas de coronas suecas, por suerte la moneda danesa que tenía funcionó. Pedí mapa del museo y solo había en sueco, así recorrí todo intuitivamente, cada tanto había algún que otro cartel en inglés.
En la primera parte que recorrí había algunos artefactos de la historia de Malmo (no entendí mucho porque todo estaba en sueco). Y después entré a un lugar donde había un documental de los refugiados con los que Suecia está muy comprometido, y de los sobrevivientes de la Segunda Guerra de Auschwitz (fue muy fuerte ver las imágenes que había visto unas semanas atrás en Polonia, pero contadas por sobrevivientes).
Suecia es uno de los países más abiertos a la recepción de refugiados. Y cuentan que los números de refugiados que recibieron en 2014-15, no se veían desde la Segunda Guerra Mundial, por eso la muestra comparaba historias de ambos períodos.
Me quedé bastante viendo los videos de las diferentes historias. Muy interesante, algunas desgarradoras, muy fuertes.
Después pasé por una muestra con pinturas y artefactos de más de 300 años, una muestra parecida pero con objetos más modernos, y una muestra relacionada con la religión (con muchas proyecciones que no entendí ni una. Ni por el idioma ni por lo que veía). Seguí explorando el museo tratando de entender el mapa en sueco y fui hacia la planta baja a ver una muestra de la fauna de Suecia. El museo en sí era una mezcla rara, tenía un poco de todo.
En un momento entré a una cueva de piedras y apreté un botón. Empezó a temblar el piso y algunas piedras alrededor mío se pusieron rojas. Empecé a escuchar un ruido raro, y tengo que admitir que me dio un poco de miedo. Resulta que era la simulación de un volcán en erupción, yo estaba recorriendo el museo «a ciegas».
Seguí caminando y me topé con una excelente muestra en etapas de la naturaleza. La historia, la evolución, el estado actual, los avances, los riesgos, los desafíos, y las responsabilidades y deberes como ciudadanos que tenemos todos. Había varios carteles en inglés por lo que pude entender toda esa parte.
Me sorprendí por la muestra, la verdad me encantó, y aprendí que los suecos son muy conscientes de lo que consumen, de lo que comen, y de como toda acción que toman, de alguna manera repercute en el medioambiente.
Y después una muestra de la cadena de comida del mar. Estaba numerada toda la cadena alimentaria del mar. Y lo más interesante era que había un cartel con toda la información de cada especie, y al lado estaba la planta o «el bicho» real, vivo en una pecera.
En ese mismo lugar había una nena jugando en unos lugares donde te metías y sacabas la cabeza por un mirador. Todo esa zona del museo era interactiva. La nena aparecía y me saludaba, y después se escondía. Y después se sumó el hermanito más chico. Yo les seguí el juego un rato, eran un amor los rubiecitos, la madre se mataba de la risa.
Terminé de recorrer el museo y salí caminando en dirección al extraño edificio de Calatrava. Empecé a seguir a una gente que acababa de salir del mismo museo que yo, y una cuadra más adelante entraron en otro museo. Yo recordé que algo le había entendido a la chica que me vendió la entrada anterior que era válido para otro lugar. No había entendido muy bien, pero seguro que era ese. Me metí de una.
Terminé en el museo de aviones, motores y autos. De nuevo muy interactivo. Probé un ejercicio y resultó que no tengo ni un caballo de fuerza, ni cerca. Pero en otro juego, pedaleando en una bici fija, pude prender toda las luces de una casa.
A ese museo lo recorrí muy rápido, no quería estar todo el día (el único día en Malmo) adentro de museos. La única otra cosa que me pareció destacada, fue entrar en un submarino y recorrerlo bastante por dentro. Me hizo acordar mucho al museo de Pearl Harbor en Hawaii.
Finalmente recorrí una zona donde contaban la historia y evolución de Malmo, incluida una serie muy exitosa que se llamaba «The Bridge». La primera serie sueco-danesa, policial, y que tiene al Puente Øresund como locación principal. Se ve que es muy famosa allá y en el resto de Europa, yo la verdad no la había escuchado nunca.
Mejores lugares para dormir en Malmo
Salí del museo y caminé hasta el Turning Torso. La verdad es que es un edificio increíble. De cerca es más impresionante que de lejos, aunque ambas vistas son alucinantes. En mi opinión, vale la pena caminar para verlo de cerca. Es lejos, pero se entiende mejor la estructura si se lo ve a unos metros.
El Turning Torso tiene 190 metros de altura, y es el edificio residencial más alto de Suecia y uno de los más altos de Europa, pero lo que más llama la atención es su forma. El loco de Caltrava se inspiró en un torso humano, y el edificio da un giro de 90 grados desde la base hasta el piso más alto.
Siguiendo el Google Maps, fui a caminar por la costa. Desde ahí podía ver el Puente Øresund, a lo lejos pero se lo podía apreciar en toda su extensión. Yo estaba en un espacio verde enorme. Había varias personas caminando por los distintos senderos también. Bordeé el mar unos minutos desde el verde, y después volví a la civilización.
Pasé por los jardines del castillo, la parte de atrás del museo que visité primero, y tenía varias áreas interesantes. Mucho olor a flores, puentes, río, mucha arboleda. Y un molino de viento para competir con el de Copenhague o Aarhus.
Y de repente aparecí en un cementerio al aire libre, un cementerio abierto. Parecía un parque más, ni me di cuenta que estaba entrando a un cementerio, hasta que no vi la primera lápida. La gente pasaba caminando como en cualquier parque, a veces hasta se sientan a comer algo tipo picnic me dijeron. Lo tienen como un lugar mucho más naturalizado que en otros países. Para mí fue algo extraño, muy distinto a nuestras costumbres, pero me pareció muy bueno.
Después de cruzar el cementerio, aparecí en la peatonal principal, en un mercado. Entré a un iglú que habían construido en el medio de una plaza, donde me dieron unas galletas muy ricas, y donde había unos animales de luces raros, muchos nenes jugando y varios turistas.
Una de las cosas que vi, y que no me sorprendió después de haber visitado el museo, fue la cantidad de refugiados en la calle y en los lugares de comida rápida barata. ¿Cómo me daba cuenta que eran refugiados? El 90% de los suecos son rubios de ojos claros, y estas personas tenían rasgos árabes y no hablaban el idioma local, pero tampoco el inglés o el francés.
Caminando por la peatonal, vi una iglesia bastante grande a lo lejos y me desvié para verla. Estaba en la plaza de Trianglen, ¡muy buena!
De ahí fui caminando hasta el Folkets Park, y estaba casi todo cerrado. Sólo había una pista de patinaje sobre hielo con algunos chicos andando. El resto era barro, máquinas trabajando, y puestos cerrados. Parecía un mini parque de diversiones abandonado.
Fui caminando por la avenida en dirección al centro, y en el camino me encontré con un baño público gratis. Bastante sucio, pero mejor que pagar. Mi riñón y mi bolsillo le agradecieron a los ciudadanos suecos. Por lo poco que vi en ese día, me pareció un país mucho más diverso que Dinamarca. Seguramente tendrá algo que ver con la política de recepción de refugiados, no la de ahora puntualmente, sino desde hace décadas.
En un momento vi una franja verde estrecha en el Google Maps y cuando la estaba por cruzar, al fondo vi que terminaba en una iglesia, entonces doblé y fui caminando hasta el final. En el camino me crucé con unas hamacas donde los padres estaban empujando a sus bebés vestidos de «michelín» (con camperas de esas que parecen inflables).
Caminando hacia el centro, me crucé como con 7 peluquerías, es increíble la cantidad de peluquerías que vi en un día en Malmo. Otra cosa que me llamó la atención es que había muy pocos semáforos, y mucho respeto por el peatón.
Volví a la catedral y por suerte todavía estaba abierta. Muy blanca, y muy abierta al público.
Fui hasta la zona de la peatonal de nuevo y no había mucha gente ya. Había un rastafari tocando reggae que era muy bueno. Me quedé escuchándolo unos minutos y después seguí camino. Todo el día vi el mismo candelabro prendido en casi todas las ventanas que crucé en Malmo, ¿alguien sabe qué significa? Había candelabros por todos lados.
Y después, en la misma peatonal, me crucé con unos ecuatorianos que vendían cosas de su país. Me acerqué a ellos hablando directamente en español, porque sus rasgos eran sudamericanos sin dudas. Les pregunté de qué país eran y nos quedamos charlando un rato. Eran viajeros que vendían artesanías de su país y que tocaban música para poder seguir viajando. No eran ningunos improvisados, tenían amplificadores, tenían todo muy bien preparado y hablaban inglés como para vender.
Varias personas pararon por curiosidad mientras yo charlaba con ellos, pero lamentablemente nadie les compró nada el tiempo que estuve ahí. Me impresionó como se poseían cuando empezaban a tocar, tenían una conexión muy fuerte con su música y su cultura, o al menos la actuaban muy bien.
No podía dejar de pensar en lo complicada que es la situación de los refugiados. Pobre gente escapando de una guerra civil en su país, llegan sin nada, no hablan ningún idioma de occidente, es muy difícil para ellos comunicarse. A veces en los negocios, generaban demoras, y los empleados se fastidiaban.
En la plaza vi un gesto que me tocó, y me devolvió la esperanza. Un policía uniformado le regaló una campera a un homeless que estaba durmiendo al costado de un negocio.
Cerca de las 9 de la noche, volví a la estación, tomé el tren, y finalmente llegué muy cansado a Copenhage. Fui directo a dormir.
Una de las cosas que más me gustó de Malmo, fue darme cuenta que los suecos tienen mucho pensamiento sistemático. Ven más allá de la relación directa de las cosas, entienden que toda acción tiene mucho más que una consecuencia y que todo el mundo está relacionado (cuidado del agua y otros países, origen de la comida y no sólo quien la vende, guerras y exilios, etc.).
Una sociedad avanzada culturalmente. Seguro que deben tener problemas, pero me pareció que están a años luz de lo que yo conozco. ¿Qué opinan?
Si necesitan seguro de viaje, les recomiendo IATI que es el que me pareció más serio y confiable de los que he tenido hasta ahora. Además les doy un descuento en este link:
Y para reservar alojamiento en Malmo o cualquier otro lado, les recomiendo Booking o Airbnb (crédito de regalo).
Algunos de los enlaces en este artículo incluyen enlaces de afiliados. Esto significa que si compras o reservas siguiendo estos enlaces no tendrás ningún costo extra y yo recibiré una comisión que me ayuda a seguir compartiendo mis experiencias para que más gente se anime a salir de su zona de confort y hacer lo que le gusta.
Nunca recomiendo un producto/servicio únicamente basado en su comisión.
Deja una respuesta