Erase mi segunda temporada de work and travel viviendo y trabajando en Lake Tahoe. Como ya conté en un post anterior, en mi primera temporada había comprado un «ticket de lotería» que me permitió alojarme 3 noches gratis en uno de los mejores hoteles de Las Vegas junto a 3 amigas, al año siguiente. Y fue justamente en este mismo viaje que casi termino preso.
Como parte de ese viaje, y aprovechando que habíamos ido en la van que habíamos comprado esa temporada, nos reservamos un día entero para ir a visitar por primera vez el famoso Grand Canyon, patrimonio de la Humandidad de la Unesco desde 1979.
Averiguamos bien y nos comentaron que en invierno, época en la que estábamos, existían 2 alternativas para ir. Una era ir a la parte oeste: el «west rim», y otra a la parte sur: el «south rim».
En el oeste existe una plataforma con piso de vidrio donde se puede caminar y sentir la sensación de estar «flotando» por sobre el enorme Cañón del Colorado. Este lugar es muy turístico, aún cuando la posibilidad de ver al Gran Cañón es mucho más limitada que en el south rim, fundamentalmente porque queda mucho más cerca de Las Vegas (aproximadamente a 3 horas).
Nosotros elegimos la alternativa de visitar el south rim, a pesar que tuvimos que manejar 5 horas de ida y 5 de vuelta.
Todos los locales con los que consultamos nos dijeron que quedaba muy lejos, pero que las vistas eran mucho mejores, más panorámicas, más extensas, más increíbles; y fue así como decidimos esa alternativa. Para qué va uno a visitar el Grand Canyon, si no es para quedar deslumbrado con una buena vista panorámica del lugar?
Además que el sur es mucho más barato (25 usd por auto) y es un parque nacional, mientras que el oeste sale 42.99 usd por persona.
Nos levantamos bien temprano y emprendimos viaje.
Primero pasamos por el Hoover Dam, que es una represa de hormigón gigante, que divide al estado de Nevada del de Arizona, que fue creada poco después de la crisis del 29′, y nombrada en honor al Presidente Herbert Hoover.
La represa es imponente, tiene 221 mts de altura, casi 380 mts de largo, y 112 personas murieron durante los 5 años que tardó su construcción.
El lago creado por la represa es el Lake Mead, llamado así para rendirle homenaje a uno de los ingenieros que participó del proyecto.
Una vez en Arizona, y con una hora más, seguimos camino hacia el south rim.
A las 2 horas, y en el medio del desierto, siento que el auto estaba medio raro. Yo estaba manejando y sentía que no tenía total control de la Toyota Previa modelo 1991 que habíamos comprado. Soy un inútil total para todo lo que es mecánica y autos, pero hasta yo me di cuenta que algo no estaba bien. Lo peor de todo era que estábamos en el medio del desierto…
De repente el volante empieza a temblar, cada vez más; hasta que el gps que estaba pegado el parabrisa se cae de tanta vibración. Los 4 estábamos bastante asustados, hasta que una de las chicas dice: debemos tener alguna cubierta pinchada o rota…
De repente, y en el medio del desierto, literal; aparece una gomería.
No lo podíamos creer!
Entramos a la gomería y después de analizar las cubiertas del auto el empleado nos dice: «No sé como no se mataron, las 4 gomas están en mal estado, tienen que cambar las 4. Son las cubiertas originales del auto, de 1991, tienen 20 años, no dan para más».
Yo no lo podía creer, mi primer pensamiento fue de agradecer la suerte que habíamos tenido de que nada pasara, y en el acto siguió la pregunta: «»Suponiendo que cambiamos las 4, cuánto costaría todo?».
No recuerdo muy bien la respuesta, pero era muy caro, y un gasto que no nos podíamos dar el lujo de afrontar.
Mi siguiente comentario fue: «El estado del auto la verdad no nos interesa, sólo nos preocupa la seguridad. Nosotros sólo necesitamos llegar hasta el Grand Canyon, poder volver hasta Las Vegas, de ahí hasta Lake Tahoe. En menos de un mes lo vamos a vender…».
Ahí fue cuando el señor nos dijo que había 2 cubiertas que había que cambiarlas sí o sí para no matarnos en la ruta, y que las otras 2 iban a aguantar un mes más.
Cambiamos las 2 cubiertas, pagamos, y seguimos viaje.
Un par de horas más tarde llegamos al Grand Canyon National Park, pagamos los 25 usd de entrada al parque nacional y cuando faltaban sólo 2 kms para llegar al estacionamiento, aparece la camioneta de un guarda parque. Prende la sirena como señal para que me tire para la banquina y yo lo hago lentamente, mientras él para detrás nuestro.
Se baja el guarda parque, me pide los papeles del auto y se los paso. El auto estaba a nombre de otro de los chicos que vivía conmigo esa temporada. Después de ver los papeles rápidamente, empieza con preguntas de rutina:
– Ha consumido alcohol?
– No
– Tiene armas en el auto?
– No
– Tiene drogas en el auto?
– No
Se va hasta su camioneta para chequear los papeles y empieza a hablar por la radio. Dentro del auto una de las chicas pregunta: «Están seguros que no hay marihuana en el auto?».
Varios de los chicos que vivían conmigo esa temporada fumaban marihuana, y muchas veces, camino al boliche en Tahoe iban fumando en el auto. De repente una de las chicas abre la guantera, y encuentra un pequeño cogollo de esta sustancia.
Nos queríamos morir, entramos en pánico. Lo mejor que se nos ocurrió fue esconderlo en una bolsa de basura que había dentro del auto (la van estaba inmunda, llena de basura por todos lados). Bajamos algunos vidrios por las dudas que hubiera quedado el olor dando vueltas.
Cuando el guarda parque vuelve, me dice:
– Solamente para que te quede claro que si mentís en lo que me dijiste, vas a terminar preso y en peores condiciones que si me decís la verdad, te vuelvo a preguntar para darte otra oportunidad. Has consumido alcohol?
– No
– Tiene armas en el auto?
– No
– Tiene drogas en el auto?
– Miré, voy a ser 100% honesto. Este no es mi auto, es del chico que vive conmigo, y para ser sincero yo sé que él consume marihuana. No tengo idea si el consume en el auto o no, o dónde la guarda, etc. La verdad es que no le hice un análisis exhaustivo al auto antes de subirme y emprender el viaje. Mi amigo me prestó el auto, y yo salí manejando. La verdad es que sé que él consume, pero no tengo idea si hay en el auto o no. Claramente si llegase a haber, es de él.
– Voy a tener que revisar el auto.
En ese mismo momento, el guardaparque agarró su radio y llamó pidiendo «refuerzos». A los 2 minutos llegó otra camioneta con una mujer uniformada. Nos hicieron bajar del auto y nos dijeron que formáramos una linea.
Yo a esa altura ya estaba desesperado.
No paraba de repetirles que yo nunca en mi vida había fumado, que si había algo no era mío, que me hicieran el test que quisieran (de sangre, del pelo, etc.) que no iban a encontrar nada porque nunca había siquiera probado algún tipo de droga. Ni tabaco.
Mientras la mujer controlaba que no nos moviéramos de la línea, el hombre empezó a revisar el auto en busca de sustancias ilegales. Si hubiéramos estado en Colorado o en Washington no hubiera habido problema, pero Arizona es uno de los estados más duros en cuanto a su régimen penal. Yo estaba muerto de miedo, aunque todavía tenia alguna esperanza de que accedieran a hacerme un test, sabiendo que iba a salir negativo.
En el medio de todo este escenario, a sólo unos metros del Gran Cañón (que a esta altura creí que no iba a llegar a ver… probablemente nunca porque el hecho de estar preso en Estados Unidos iba a hacer que no me dejaran entrar más a ese país; y así seguía el espiral de pensamientos negativos que trataba constantemente de cortar en mi cabeza, para pasar a pensar en positivo), yo no paraba de hablar.
De los nervios, no podía parar de hablar, en un momento interrumpí a la mujer y empezó a gritarme sacada. Ahí me di cuenta que no era ninguna broma, estaba pasando en serio (a pesar de que parecí una cámara oculta).
En otro momento me quise acercar para ayudar al guardaparque a abrir el baúl y como me salí de la linea, de nuevo me empezó a gritar la mujer. Yo ya estaba al borde del llanto. Seguí insistiendo con el test, hasta que el hombre se cansó y me dijo:
– No me importa si consumiste alguna vez o no, no me importa si la droga en el auto es tuya o no. Si llego a encontrar algo sospechoso, el único responsable es quien está manejando el auto. Ni tu amigo, ni las 3 chicas que vienen con vos, el responsable es quien maneja, o sea: vos solito.
Listo! Voy preso pensé.
Ya empezaba a imaginarme rodeado de afroamericanos y latinos (no es discriminación, es la triste realidad del sistema penal norteamericano, no es igual para todos, y gran parte de la población carcelaria es inmigrante o afroamericana) todos musculosos y tatuados, juicios por acá, juicios por allá, etc.
Ya habían pasado como 15 minutos y el señor no había encontrado nada. Yo empezaba a pensar que existía una pequeñísima chance de que no encontrara nada. Hasta que fue hasta su camioneta, buscó una cinta adhesiva bien grande, y empezó a pegarla y despegarla en todo el tapizado de la van, en busca de rastros de sustancias ilegales.
Ahí ya pensé: no hay forma de que no encuentre nada, este señor al parecer se va a tomar todo el tiempo del mundo. No nos va a dejar ir hasta no encontrar algo. Yo ya estaba desesperado. Hasta que a los 5 minutos veo que sale de la van, levanta la cinta con ambas manos y dice: «Positivo! Encontré marihuana!!».
Por unos segundos las imágenes que venía visualizando en mi cabeza, se habían vuelto más reales.
Igualmente, yo seguía firme en mi postura de que no tenía nada que ver, que no tenía idea del tema, que no era mi auto, que nunca había consumido.
El guardaparque se fue a su camioneta, habló por la radio, y cuando volvió nos dijo: «súbanse a tu auto!».
Eso me dejó un poco más tranquilo, porque si me iba a llevar a la comisaría, me hubiera hecho subir a su camioneta y no a la nuestra. Y una vez en el asiento del conductor, el hombre se acerca y me dice:
– Vamos a hacer una cosa… Yo te creo parcialmente tu historia. Pero no puedo dejar pasar la infracción. Acá en Estados Unidos, los oficiales tenemos la potestad de determinar la gravedad de la infracción, más allá del motivo de la misma. Por lo que si bien acá estamos frente al caso de posesión de sustancias ilegales, te voy a hacer un ticket que no tiene grandes consecuencias. Es el equivalente a una multa por exceso de velocidad, si la pagás antes de 30 días, no pasa nada.
Yo no podía creer la suerte que estaba teniendo, pero igualmente quería asegurarme cómo me iba a afectar todo esto en el futuro, sobre todo cuando me pasó la multa y en letras muy claras estaba escrito mi nombre, y al lado el concepto de la multa era: «posesión de sustancias ilegales (marihuana)».
Me explicó que si pagaba la multa, la infracción se borraba de mi historial y era lo mismo que si nunca hubiera sucedido; pero que si no la pagaba en el plazo de 30 días, me iban a deportar y nunca más iba a tener la posibilidad de ingresar a Estados Unidos. Y a continuación me dijo:
– Si realmente es culpa de tu amigo, asegúrate que la multa la pague él.
Y en el acto le respondí que obviamente iba a hacer que pagaran los responsables.
Terminó todo el barullo, que probablemente duró 40 minutos, pero que para mí duró una eternidad; y finalmente pudimos llegar al estacionamiento, subirnos a los buses y disfrutar de varias paradas con vistas panorámicas del Grand Cañón.
Volvimos a Las Vegas, a los días volvimos a Tahoe, y me encargué de que todos los responsables pagaran su parte. No fue fácil, porque a la multa se sumó el gasto del cambio de las 2 cubiertas, pero claramente yo no tenia por qué pagar algo con lo que no tenia nada que ver.
Pasó el susto, no fui preso.
Pero las 3 veces posteriores que ingresé a Estados Unidos tenia miedo (y un poco lo sigo teniendo) de que salte este dato en migraciones y no me dejen entrar. Si el guardaparque no me mintió, debería haber desaparecido. Espero que así sea, porque dentro de poco vuelvo a ir al país del norte.
Lena dice
lo bueno es que todo salio bien a pesar de todo asi que tuviste suerte. Sigue disfrutando de tus viajes y aventuras que la vida es corta y experiencias asi solo nos hacen viajeros mas precabidos (creo que esa es la palabra para cereful). 🙂 Saludos de Belize! Si algun dia visitas mi pequeño pais, ojala lea algo de tus aventuras.
Francisco Ortiz dice
Lena, si tuvimos mucha suerte la verdad! Belize está en mi lista, siempre me llamó mucho la atención ese pequeño país que sin dudas resalta en el medio de Centroamérica. Seguramente lo voy a visitar en los próximos años, te aviso!
Saludos!
Lena dice
claro! estaras bienvenido. Creo que apenas anunciaron hace poco que Copa iniciara viajes directos de Panama a Belize. Y claro, avisa, con gusto te dare recomendaciones, informacion o lo que necesites! Tengo uno dos conocidos de tu pais que me toco acompañar en un tour hace como 2 años aqui en Belize…son buena onda los argentinos! Saludos!
Francisco Ortiz dice
Muy buen dato, los vuelos empiezan el 8 de diciembre de este año, dos veces a la semana, y Copa tiene vuelo directo a Panama desde Córdoba (mi ciudad), así que estamos más conectados ahora, no hay excusas. En realidad estoy planeando un largo viaje por varios países de Centroamérica. Sos la única persona que conozco de Belize jaja, así que seguro te contacto antes de ir 😉
Mucha suerte y saludos!
Melissa dice
Debe haber sido aterrador! Acabo de encontrarme con tu blog, el año pasado hice el programa en Tahoe, igual que tu, ha sido una de las mejores experiencias de la vida, estuve trabajando en Blue Dog Pizza el plan es volver la siguiente temporada.
Tuve una experiencia parecida en Reno, salia de una discoteca con un amigo, habiamos tomado algunos tragos pero estabamos bien ambos, nunca sentí que ibamos rápido y la verdad tampoco me fije en los límites de velocidad por que yo no iba manejando. Él vivía en una residencia super tranquila ( pero aparentemente con límites de velocidad bastante estrictos), yo nunca vi las luces de el policia, pero el se estaciono y luego el policia se colocó atras, en ese momento vi las luces y me di cuenta que algo no estaba bien. Uno de los policias se acerco a la ventana del conductor y nos saludos, fue amable pero firme, preguntó de donde veníamos y a donde nos dirigiamos, yo comencé a asustarme por que en Perú es ilegal consumir alcohol y manejar, y realmente pense que era igual o más estrictos en Reno, comence a imaginarme que iban a pedirle a mi amigo que baje, los iban a revisar y probablemente llevarlo a la carceleta. Sabía que yo no habia hecho nada malo pero estaba muy asustada por él…
Le preguntaron cuantos tragos habia tomado y le dijeron que habia excedido el límite de velocidad, cada vez yo me asustaba más. Le hicieron un alcotest y para esto yo ya me imaginaba todo lo que seguía.
Finalmente el policia le dijo que no habia excedido el limote de alcohol permitido y que esta vez solo le iba a dar una advertencia.
Cuando todo había pasado me sentí aliviada y me pareció genial haber vivido una intervencion policial, era casi parte del tour haha
Francisco Ortiz dice
Gran historia Melissa jaja, gracias pro compartirla!