Salimos con mi nuevo amigo de Japón, Hidetaka, hacia las estación de autobuses. Él ya había averiguado todo, así que yo medio que lo seguía. Todo mi respeto a una persona que ya hacía varios meses que estaba viajando, y que ya había cruzado Asia y África, y parte de Europa del Este. Hidetaka era un espíritu libre, pero no era ningún improvisado.
Fuimos a la estación de buses, y tuvimos suerte porque lo tomamos en menos de 5 minutos. Después de 1,5 horas llegamos! En el camino pasamos por un par de ciudades, varios cementerios llenos de flores, algunas iglesias, y un bosque con un colchón de hojas amarillas y naranjas espectacular, para tirarse a hacer angelitos!
Finalmente llegamos a uno de los lugares más oscuros del planeta, uno con mucha historia, historia de tragedia, de tortura y barbarie, de violencia injustificada, y de exterminación terrible. Un lugar triste, pero muy interesante desde el punto de vista histórico.
Llegamos a Auschwitz.
Si bien hoy en día es un museo y un lugar para que los turistas conozcan la historia de todo lo que pasó en el lugar, lo mejor es recorrer todo con un guía. Y así fue como por 40 zlotys (aproximadamente 10 euros) pagamos un tour grupal que dura 3,5 horas por Auschwitz primero, y por Birkenau después (el campo de exterminio más grande y que queda al lado del famoso Auschwitz).
Dejamos las mochilas primero porque no se puede entrar con nada casi. Compramos el ticket, buscamos el transmisor de audio, y salimos a esperar que viniera el guía, junto con un grupo de unas 25-30 personas. Tour en inglés porque había más horarios, y para que pudiéramos ir juntos con Hidetaka.
El guía era muy bueno, muy emocional. No es para menos, las historias que contaba eran muy fuertes. Y en todo momento hacía diferencia entre lo que se conoce de Auschwitz y la realidad.
Normalmente se lo reduce al exterminio judío, pero en realidad murieron muchísimas personas que no eran judíos en el campo de concentración. También había polacos, gitanos, prisioneros de guerra soviéticos, etc. El 90% aproximadamente eran judíos, pero no todos, sobre todo los que mataron al inicio del funcionamiento del campo de exterminio. Al inicio no el foco no eran sólo los judíos.
No les voy a contar toda la historia, pero lo que sí les puedo decir es que vale la pena la visita. Hay momentos muy fuertes, muy. Es muy interesante conocer todo lo que pasó.
Vimos lo que se mostraba, y lo que realmente era. Lo que se hacía al principio, y lo que terminó siendo. Los que efectivamente llegaban a ser registrados y a «trabajar» en Auschwitz o Birkenau (la mayoría moría al poco tiempo por las nefastas condiciones en las que estaban), y los que nunca llegaban ni a ser registrados (iban a las cámaras de gas directamente), éstos últimos siendo la gran mayoría.
No hay cifras exactas porque la mayoría no estaban ni registrados. Y en la liberación por parte de los aliados, los alemanes destruyeron y quemaron la gran mayoría de las cosas para no dejar rastros. Pero se calcula que se enviaron 1,3 millones de personas a Auschwitz-Birkenau, y que murieron alrededor de 1 millón. Siendo el campo de concentración más grande de la historia.
Nos contaron toda la historia de la organización del lugar, del proceso de «ingreso» de una persona, de los trabajos que hacían, de la evolución de todo esto a medida que avanzaba la guerra, etc.
Íbamos de edificio en edificio, escuchando atentos y aprendiendo, muchas veces sorprendidos por las crueldades que nos contaba el guía. Una de las cosas que más me impresionó a mí, fue una montaña de pelo (que deben haber sido toneladas), que le habían cortado a las mujeres y a los hombres para entrar al campo de concentración. Y también una montaña de valijas con nombres y datos de personas que habían estado ahí. Y por último, algunos otros artículos más que quedaron sin quemar o destruir.
Por momentos era muy difícil contener el llanto. Hay que ser fuerte para pasar todo el tour. Es imposible no imaginarse en esa situación, y la verdad es que da escalofríos pensar en las atrocidades que se cometieron. Pero lo peor es la manipulación psicológica que se ejercía con constantes mentiras, aprovechándose de la esperanza y la fe, creando ilusiones totalmente falsas.
La mayoría de los lugares más fuertes, como las enormes cámaras de gas de Birkenau fueron destruidos, y sólo se pueden ver los restos.
Para colmo, durante todo el día estuvo nublado y cada tanto llovía, como para sumarle al clima que se vivía en el lugar. Y hoy en día hay pasto, pero en ese momento era todo tierra, y por lo tanto barro.
Después de 3,5 horas, terminamos la visita guiada de Auschwitz y Birkenau. Buscamos las valijas y volvimos a tomar el colectivo. Como a la ida, todo fue just in time, y en menos de un minuto, después de pagar los 14 zlotys que cuesta el pasaje, ya estábamos en camino a Cracovia.
Llegamos a la terminal de buses de Cracovia cerca de las 17:30. Ya era de noche. La visita es una excursión de un día entero. Si les interesa, reserven un día completo en su estadía en Cracovia. Vale la pena.
Ir por nuestra cuenta, nos terminó saliendo casi la mitad. Comparado con los 120 que nos cobraba la excursión del hostel, nosotros pagamos 28 de los dos pasajes y 40 de la visita guiada. Mucha diferencia. Todo esto en zlotys, en euros sería 30 con el hostel y 17 por cuenta propia.
Al día siguiente recorrí Cracovia de punta a punta, caminando.
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