Primer temporada de work and travel mía, enero del 2010. South Lake Tahoe estaba lleno de argentinos, porque para ese año se habían contratado muchos sudamericanos «primerizos» en este tipo de experiencias. Una banda argentina explota en el bar Mo’s Place y la gente enloquece.
Las salidas nocturnas eran multitudinarias y muy divertidas (una parte muy importante de los work and travel USA). Teníamos planes fijos para todos los jueves (Opal) y para todos los domingos (Cabo Wabo). Durante la semana siempre había alguna fiesta extra en alguna casa. Se podría decir que nos manteníamos bastante entretenidos.
Una de esas noches de mi primera temporada de work and travel en Lake Tahoe, fuimos a un bar llamado Mo’s Place. Los lunes («Open Mic night»), cualquiera que quisiera y tuviera las agallas, podía tocar un par de canciones. Había varios instrumentos como para que tocara alguna bandita de caraduras.
Sólo había que anotarse un rato antes y después, en forma ordenada y prolija, iba pasando la gente al escenario.
Varios amigos argentinos que también estaban de work and travel, y que sabían tocar y cantar, se reunieron y compartieron un momento musical mágico con el público. En realidad, la mayoría de los «seguidores» eramos otros argentinos que les estábamos haciendo la barra y que nos prendimos al escucharlos, pero varios norteamericanos se sorprendieron de lo buenos que eran.
Pero no todo terminó ahí.
Cuando terminaron de tocar y pasó la siguiente banda, un amigo y yo fuimos de caraduras totales a hablar con el dueño del bar, en nombre de la banda.
Le dijimos que la banda era muy conocida en Argentina y que normalmente tocábamos para 3.000, 4.000 personas; y que si bien allá no íbamos a poder juntar tanta gente, que fácilmente le podíamos llenar el bar, invitando sólo a los latinos del área. Por eso fue que le pedimos una noche exclusiva para la banda, dónde pudiéramos tocar 10, 12 temas durante un par de horas.
El tipo nos creyó, o se la jugó para ver si podía llenar el bar. Lo cierto es que nos habilitó una noche para que tocáramos.
Me incluyo como parte de la banda, porque a esa altura yo ya era uno de los dos managers. Como no podíamos ser menos, le pedimos que nos tuviera listo el lugar una hora antes para poder hacer una prueba de sonido.
Lo más gracioso es que ni siquiera teníamos temas suficientes como para hacer una presentación. Fue por esto que nos organizamos mejor, y la banda se juntó varios días para practicar los «covers» que después iban a tocar.
Mientras la banda practicaba, todos empezamos a hacer correr la noticia de que íbamos a tocar en Mo’s. Le pusimos nombre a la banda, después de un brainstorming entre todos, y lo mejor que se nos ocurrió fue «No Monday’s». En alusión a que ya no eramos una banda más tocando los lunes en el open mic. Unos payasos!
Hasta imprimimos unos flyers en el trabajo con mi gran amiga Pipi, para pegar por el pueblo.
Eran alrededor de 10 folletos, así que los usamos «estratégicamente». Pedimos permiso para pegarlos en algunos comercios y hasta pegamos uno en una parada de colectivo muy concurrida.
Hasta la deliramos, llamando a un servicio de limusinas para averiguar si podíamos llegar al bar como rockstars en una limo. Lamentablemente salía muy caro porque tenía que venir desde Reno (la ciudad más cercana) y la propina para el chofer era muuy cara.
Llegó el día y se hizo el show. Durante la prueba de sonido, al escuchar un par de temas de la famosa banda mexicana Maná, hasta los cocineros del bar salieron a ver quiénes eran estos locos tocando temas en español.
Empezó a llegar la gente; aunque muchas menos personas de lo que le habíamos prometido al dueño del lugar. Y finalmente la banda empezó a tocar.
Aquí están, estos son:
Batería: Juan — Guitarra: Vito — Guitarra y segunda voz: Santi — Voz principal: Magui.
Por una noche, el 9 de marzo del 2010, fueron «No Mondays».
Les dejo una selección de 5 temas que tocaron, uno atrás del otro (aunque los pueden adelantar si quieren):
Como eran entre 10 y 12 temas, en el medio le metimos unos «extras», que terminaron siendo un papelón. Uno de ellos fue que mi compañera de viajes Gaby y yo (los dos cordobeses), pasáramos a cantar «Soy Cordobés» del potro Rodrigo. Y el Gran Chamán que nos levantaba la canción cada tanto, un genio! Pobre Vito, tratando de tocar para estos payasos.
Un desastre, no sólo porque no sabemos cantar, sino que ni la letra sabíamos bien. Pero bueno, sirvió para levantar a la gente de sus sillas y ponerla a bailar.
No puedo creer el papelón que hicimos. No creo que ni mi mamá llegue a ver el final del video (sin palabras jajaja).
A todo esto los norteamericanos no entendían nada. Nosotros la pasamos bárbaro, nos divertimos, hicimos el ridículo, y los chicos la rompieron en el escenario.
Después de papelones como este (no fue ni cerca la primera vez que canto en público sin saber la letra, sí, hubo muchas otras veces en distintas partes del mundo), pocas cosas quedan que me den vergüenza. Cada día importa menos lo que piense el resto, y cada día importa más si lo que hago me gusta y me hace bien.
En fin, una anécdota más de mis temporadas de work and travel.
Hasta la próxima!
flavia dice
Buehhh…el Potro tampoco cantaba bien, tenía mejor sonido y acompañamiento nomás.
En fin…10 puntos por vuestra diversión de ese día y la que transmite este blog.
Francisco Ortiz dice
Jaja y bueno… se hace lo que se puede… la verdad es que la pasamos bárbaro, nos divertimos mucho!