Acá estoy caminando como un loco por el estacionamiento del hotel a las 2 a.m., mientras el resto de la gente duerme. Con una mezcla de sensaciones rara; tratando de entenderlas, mientras contemplo uno de los cielos más estrellados que he tenido la oportunidad de ver. No todos los días se visita el Grand Canyon.
Y pretendo aprovechar al máximo cada minuto que esté en el parque nacional.
Se acerca el final de otro viaje. Uno distinto, muy intenso, muy movido, en equipo. Uno que me generó muchas sensaciones interesantes, pero que me llevó a la misma conclusión de siempre: “el viaje son las personas”.
En este viaje visitamos muchos destinos que yo ya conocía (Los Angeles, Las Vegas, el Grand Canyon) y otros que conocí por primera vez (St. George, Provo, Salt Lake City). Pero terminé de darme cuenta que sin importar si se conoce o no el lugar, cada experiencia es distinta.
Conocemos lugares a través de las personas, y cada experiencia está atada a una o más personas.
En los viajes se generan relaciones intensas, de todo tipo (amistades, sociedades, amorosas), muy distintas a las que se generan en la vida rutinaria convencional. Y creo que todo esto se debe, en gran parte, a que en los viajes todos son conscientes de que el tiempo es limitado.
En la vida “normal” el tiempo también es limitado, pero poca gente es consciente de esto en el día a día.
El tiempo es el recurso más valioso que tenemos en nuestra vida, y los viajeros siempre tratamos de aprovecharlo al máximo porque sabemos que al final del viaje, de cada etapa del viaje, o al final de una visita particular, siempre existe una despedida.
Y las despedidas son lo más difícil. Dejar atrás esas personas que te marcan, esas con las que conectaste a niveles que nunca lograste con tus amigos, esas de las que aprendiste, y a quienes enseñaste (aunque las habías conocido ese mismo día); dejar atrás a esas personas es muy duro, muy difícil.
Es un proceso inevitable por el que pasa todo viajero, pero es una situación a la que no termino de acostumbrarme (y no creo que nunca lo haga). Soy muy sensible y las despedidas me afectan.
De alguna manera, una parte de mí queda en esas personas que cruzo en el camino, y siempre intento que sea una parte buena.
Y acá estoy, ya dentro de la habitación (hace muchísimo frio afuera), con mucho sueño, y una mezcla de emociones interesante. La gente se va a levantar en unas horas y yo no puedo dormir. Necesito escribir, necesito expresarme, necesito entender este nudo en el corazón que me genera esta despedida.
Los viajes siguen, las personas pasan. Algunas personas, por suerte, siguen viajando, y eso nos da la posibilidad de un reencuentro, y de poder revivir lindas experiencias en alguna otra parte del mundo.
Las relaciones forjadas en los viajes son únicas. Ojalá adoptáramos ese nivel de intensidad y compromiso en todas nuestras relaciones, y toda nuestra vida en general. Se imaginan? Sería una locura, no?
Una locura linda me parece, aunque muchos se saldrían “de control”. Cuantos miedos hay frenándolos, no?
Se trata de vivir el momento y aprovecharlo al máximo, de eso se trata.
No quedar atrapado en el pasado, ni vivir planificando el futuro, sino simplemente dejarse llevar y disfrutar cada momento, sacando lo mejor de cada situación y de cada persona, y siempre aprendiendo y ayudando a los demás.
Los viajes son las personas que nos marcan en el camino. Vamos por más “marcadores” y menos materialismo y turismo superficial.
Hasta la próxima!
(En el medio de la inspiración me dormí en el sillón, aunque había puesto la alarma para poder levantarme a las 5 a.m. y poder ver el amanecer en el Gran Canyon. Terminé de escribir lo que me faltaba en unos minutos, y salí rápido para ver ese fenómeno increíble junto con mis nuevos amigos).
Santiago dice
Interesante. Es real, es imposible sacar a la gente como variable en las sensaciones que quedan de los destinos. Claramente es el mix el que hace que nos queden las experiencias y sentimientos grabados. Es el descubrir o redescubrir algo junto con otros. Es algo que se descubre cuando se mira atrás y los momentos comienzan a revivir, ahí se le da valor a la compañía.
Francisco Ortiz dice
Totalmente de acuerdo Santi, un destino puede no ser tan interesante, pero las experiencias vividas juntos a gente interesante nos hace cambiar la visión del lugar. Se viaja para explorar lugares, pero también para explorar culturas, y la cultura es la gente. Que se valora mucho más cuando ya no se la tiene cerca, el desafío, creo, es valorarla en el momento.
Saludos!
Roberto dice
Hola Fran. Que gusto en contrar tu Blog. Me servira mucho.
Viajo a San Jose, CA a visitar mi hijo que trabaja en Google. Iremos en avion a Las Vegas y de ahi en auto a el Gran Cañon. El viaje es largo…. Se puede hacer en un dia?. Hay donde alojar cerca en caso de estar muy cansados? Te agradezco la informacion tan amena y espero seguir «viasjasndo» contigo.
Francisco Ortiz dice
Roberto, lindo viaje. Sí se puede hacer en un día. Si ves el artículo de Las Vegas en el blog, vas a ver que fui en un día y volví. El tema es que puedes visitar varios lugares distintos en el Gran Cañón y depende de cada uno cuál elegir. Básicamente la zona oeste o la sur. La oeste está más cerca, pero siempre me dijeron que la sur era mejor y es ahí donde fui 3 veces.
Y sí hay lugares para alojarse, pero mejor tratar de reservarlos con tiempo, porque pueden ser un poco caros.
Saludos!