Santa Lucia es una isla y un país que siempre me agradó. Poco sabía de Santa Lucia, la verdad, pero por una extraña e inexplicable razón, es un país que me caía y me cae bien.
Si me autoanalizo, diría que me gusta porque a diferencia de muchas islas del Caribe, Santa Lucia es un país independiente (valor fundamental en mi vida), y además porque cuando iba al colegio me gustaba una chica que se llamaba Lucia. Hasta el día de hoy, una de mis contraseñas más usadas es una combinación de letras con ese nombre y otro más. Sí ya sé, estoy cada día más loco, no hace falta que me lo digan.
Empezamos el día bien temprano en el crucero, fuimos a buscar los tickets para las lanchas lanzaderas que nos llevarían desde el barco hasta Santa Lucia, y de ahí bajamos directo a desayunar.
Bajamos de la lancha en el puerto de Castries, capital de Santa Lucia, país independiente desde 1979. Previamente fue colonia del Reino Unido y Francia, cambió 14 veces de manos entre estos 2 países, hasta que en 1814 los británicos tomaron el control definitivo de la isla. Es por eso que toda la gente habla inglés en la isla.
Bajamos de las lanchas y, como ovejas arriadas por un pastor, toda la gente caminaba siguiendo el flujo del camino para llegar a la primera calle. Pero esto no era al aire libre como en la mayoría de las islas anteriores, sino en un pintoresco edificio con varios negocios a los costados.
Pero justo antes de cruzar la puerta para salir a la calle, había un gran mostrador, que formaba un cuello de botella que frenaba el flujo de gente (muy bien diseñado y pensado desde el punto de vista comercial para el turismo). Uno se enamoraba del edificio pintoresco de colores caribeños, veía un par de negocios interesantes, y cuando estaba por salir, se veía rodeado de tour guys que ofrecían distintas opciones de excursiones.
No sabíamos mucho sobre cuáles eran las atracciones principales de Santa Lucía. Como en el resto del viaje, íbamos viendo qué salía una vez que llegábamos a cada lugar. Lo único que conocíamos eran las famosas montañas Pitons, que son dos conos volcánicos enormes en la costa suroeste de la isla.
Fueron declaradas patrimonio de la humanidad por la UNESCO, y están representadas en la bandera del país. El triángulo más grande de la bandera es la Gros Piton y representa a la raza negra (mayoritaria en la isla), y el triángulo amarillo más chiquito es la Petit Piton y representa a la raza blanca.
Como siempre, empezamos a hablar con los vendedores de tours para obtener más información de las atracciones de la isla, y nos dimos cuenta que había demasiados lugares interesantes para recorrer, y que además el transporte público era casi inexistente, por lo que decidimos hacer un tour. Sobre todo teniendo en cuenta que sólo teníamos unas horas para recorrer al máximo la isla.
Después de regatear a full con una negra muy simpática, conseguimos que nos bajara el precio de 40 USD por persona a 35. Tuvimos que esperar en la maraña de gente unos 10 minutos, hasta que completaron el número de personas para llenar la camioneta. Terminamos en una van junto con 3 parejas más, dos de ellas estadounidenses y una canadiense.
Elegimos esa excursión porque el tour tenía muchas paradas programadas para visitar distintos lugares interesantes.
Si van a dormir en la isla, acá están los mejores hoteles de Santa Lucia
A los 5 minutos de habernos subido a la camioneta, el conductor nos avisa que el aire acondicionado no andaba y que teníamos que cambiar de vehículo.
Fue hasta una plaza, estacionó y nos dijo que iba a tardar sólo 10 minutos, que en la espera podíamos visitar la iglesia de Castries. Foto del papa Francisco en la entrada, muy linda la construcción. A los 10 minutos llegó otra camioneta igual y seguimos viaje, ya saliendo de la ciudad.
La primera parada fue en un mirador de la bahía donde estaban los cruceros, y cuando estábamos volviendo a la camioneta, pasamos al lado de un puesto de un señor que hacía figuras tallando cocos, muy buena onda el tipo, un genio.
Después seguimos viaje y pasamos por la plantación de bananos más grande de la isla y por la famosa destilería de ron. Más adelante cruzamos un pueblo pesquero (fishing village), donde había un montón de lugares con pescados arriba de las balanzas, todos frescos, recién sacados del mar.
En el camino, paramos a sacar unas fotos y había un puesto de un loco con una serpiente enorme colgada del cuello, que le cobraba a los turistas por sacarse fotos con el pobre animal.
Era un camino sinuoso, de montaña, súper verde, de selva tropical, con una canaleta enorme del lado izquierdo, del lado de la montaña.
Camino de montaña y de repente valle con pueblo pesquero, camino de montaña de nuevo, y otro valle con un pueblito pesquero, y así hasta que finalmente terminamos en la zona de Soufriere.
Una de las cosas que me llamó la atención fue la «invasión» de Coca-Cola por todos lados. En todos los pueblitos pesqueros había carteles con estilo de fishing village que decía «live positively».
Estábamos en el medio de una isla poco conocida del Caribe, pasando por unos pueblitos pesqueros muy chiquitos (menos de 1.500 habitantes), y ahí estaba uno de los mayores símbolos del capitalismo; faltaba el McDonald’s.
Si bien los fishing villages era todos muy parecidos, uno de los que más me gustó fue Canaries, sobre todo porque es uno de los más coloridos y alegres.
Otro de los pueblitos era Pitons, desde donde se podían apreciar muy bien las dos enormes Pitons (no al chiste fácil), que les mencioné antes.
Finalmente terminamos en Soufriere, un pueblo cuyo nombre significa «azufre en el aire». Fuimos directo a la zona del volcán, y a medida que nos íbamos acercando, había un olor a huevo podrido asqueroso.
El volcán originalmente se llama Qualibou, pero todo el mundo le dice Soufriere, porque es el nombre del pueblo más cercano y de la región de la isla en la que está ubicado. Qualibou significa «lugar de la muerte» en el idioma de los indios que vivían en estas islas antes de la conquista.
Técnicamente no es un volcán, sino los restos de un volcán que colapsó hace miles de años. Toda la zona es una gran caldera volcánica, como la que había visto hace unos años en la isla de Big Island en Hawaii.
Bajamos del bus, pagamos el ticket para entrar al parque y seguimos a una guía que llevaba un grupo de unas 50 personas. La chica le ponía mucha onda, nos explicó todo en detalle, nos contó historias del lugar y muchos chistes para entretener a un grupo tan grande. Hablaba tan rápido, en un inglés bastante cerrado, que no me daba tiempo de traducirles a mis padres y a mi hermano, así que bastantes detalles los perdieron en el camino.
Nos dijo que la caldera emana gases que no son tóxicos mientras se sienta el olor feo. Cuando ya no hay olor, quiere decir que los gases son tóxicos y todos tienen que salir de ahí inmediatamente o pueden morir. Nos contó que desde la isla de Trinidad controlan la actividad sísmica, que el tamaño total de la caldera es de 12 km cuadrados, y que la última erupción fue en 1766.
En el pasado se podía caminar por el lugar donde salen los gases, pero que hace unos años, en un tour, hubo un accidente muy grave. El guía estaba caminando por ahí, y como el piso es tan frágil en esa zona, hubo un mini derrumbe, y esta persona terminó sufriendo múltiples quemaduras de gravedad.
A un costado de donde estábamos había una escalera de piedra que parecía conducir a un lugar muy recluido. Finalmente la guía, después de varios chistes, nos contó que era la entrada a un hotel boutique situado en una histórica plantación de cacao: «Hotel Chocolat». La guía también nos contó que las Pitons se pueden escalar, aunque no es para principiantes.
Una vez terminado el tour, volvimos a la van y fuimos hasta un lugar para darnos unos baños de barro volcánico en aguas termales. Obviamente que los «amargos» turistas que venían con nosotros ni se bajaron del bus. ¿Cuántas veces voy a ir a Santa Lucía? ¿Cuántas veces me voy a dar un baño de barro volcánico en una isla del Caribe?
Yo no lo dudé y me metí con toda la gente.
Todo estaba bastante armado, había dos chicos que juntaban el barro del río y lo traían en baldes para que la gente se pintara el cuerpo con barro gris o barro más negro.
Te llenabas de barro el cuerpo, te sacabas algunas fotos y después te metías a una pileta de agua termal (que ya estaba negra porque era el lugar para «enjuagarse» el barro), junto a otros 20 yankees locos sacados que eran del crucero de Carnival que había llegado a Santa Lucia ese día.
Estuvo muy bueno, me maté de la risa junto con estos loquitos que estaban en un estado de joda constante. Está bueno por un momento, pero tenerlos en el crucero todo el día es cansador, por eso nunca viajo con Carnival. Está llenos de los típicos yankees eufóricos que no paran de gritar y que además son bastante molestos. Lo dice alguien que vivió en Estados Unidos y que consume mucho de su cultura, pero Carnival es demasiado.
En fin, después de varios chistes sobre Michael Jackson y los Jackson 5, volvimos al bus con bastante barro y olor a huevo podrido, por más que nos habíamos duchado antes. La piel me quedó suavecita como nunca.
Los turistas del bus no podían creer las fotos llenos de barro, me miraban como si estuviera loco.
Seguimos el viaje, ya volviendo en dirección a Castries, la capital, pero primero paramos en la cascada Toraille. Ya que pagamos 12 USD, 3 cada uno sólo para ver la cascada, esperé la fila y me metí abajo de la cascada unos minutos.
Estuvo increíble, el agua tenía una fuerza asombrosa, un gran masaje para los hombros todavía doloridos de mi vuelta al gym el primer día de crucero. Terminó siendo un spa natural con baño de barro y masaje, todo un lujo.
El viaje de vuelta hasta Castries fue interminable. Mil curvas y contra curvas rodeados de una vegetación tropical verde exuberante. Me hacía acordar al Road to Hana de Maui, pero en lugar de estar en un jeep naranja con otros viajeros, estaba con mi familia, 2 canadienses cómodos, y 4 típicos viajeros yankees, todos de más de 50 años.
En el camino el conductor nos mostró una zona muy buena para hacer snorkel donde había varios corales y se había formado como un arco natural en las piedras, muy lindo. No sé porqué, pero me encantan los paisajes de acantilados tallados por la naturaleza con formas extrañas, las olas del mar comiéndose las formaciones rocosas, y la inmensidad del océano de fondo.
El conductor nos dejó en la terminal y tomamos el bus 1A a Rodney Bay, una de las bahías más conocidas de la isla que queda en el noroeste, casi en la punta norte de Santa Lucía. Por suerte no tuvimos que esperar nada, había una fila de 1As esperando y salían todo el tiempo llenos. No entendíamos muy bien como funcionaban, pero seguimos la corriente. La gente le avisaba al chofer dónde quería bajarse, él paraba, y recién ahí le pagaban.
El bus era chiquito, para 15 personas, era el mismo que para la excursión, pero con más gente. Preguntamos a un nene donde bajar (nos habían dicho que era la mejor playa), y el chico nos dijo que no era la mejor, que había varias mucho más lindas. Ya estábamos ahí y sin tiempo, así que bajamos igual.
Bajamos sobre la ruta y tuvimos que caminar unas cuadras hasta la playa. Pasamos por un mall, que parecía el típico complejo de outlets yankee con construcciones bajas, parecía California o Florida. Caminamos en dirección a la costa, pero las calles tenían curvas, se cortaban, daban vueltas, había alambrados; y no podíamos encontrar la forma de bajar a la playa.
Le preguntamos a dos señoras que venían hablando en francés, y en perfecto inglés nos dijeron que cruzáramos por un hotel para ahorrarnos las 3 cuadras que nos faltaban, que ellas lo hacían todos los días.
Cruzamos haciendo de cuenta que estábamos alojados ahí, y salimos a la playa. Al principio estaba nublado y parecía una playa de lo más normal. Después se despejó, salió el sol fuerte, y resultó ser la playa más transparente de todas. No turquesa como Antigua, pero un verde súper transparente como las de Hawaii.
Estuvimos menos de una hora en Rodney Bay porque no teníamos mucho tiempo para volver al crucero. Para no especular con el tiempo, yo me quería tomar un taxi y quedarme tranquilo, pero los taxis «caza turistas» nos ofrecían llevarnos por 20 USD el viaje, que no se comparaban con los 4 del public bus (1 USD cada uno). Decidimos ir en colectivo.
Llegamos a la ruta, y el chofer, desde el otro lado, nos hizo señas para que nos apuráramos. Paró el tránsito para que cruzáramos la ruta, y nos subimos. ¡Un genio!
Volvimos a la zona del puerto, bajamos, y tuvimos que cruzar por una feria local donde vimos varias cosas muy interesantes. Preguntamos qué podíamos comprar con las pocas monedas que nos había dado de vuelto el bus.
Nos alcanzaba sólo para 2 tamarine balls, aunque después de regatear conseguimos que nos dieran 3. No teníamos ni idea qué era, sólo que era una fruta cubierta de azúcar. Hasta que cruzamos la calle y en el mall del puerto le pregunté a un seguridad cómo se escribía y me lo anotó en el celular. Ya había probado uno y no me gustaba, no sabía que hacer con los otros 2, así que se los quise regalar al seguridad y no los aceptó.
Los mejores hoteles de Santa Lucia
Mientras esperábamos la lancha para volver al barco, empezamos a oír una multitud coreando. Nos dimos vuelta y vimos 2 personas corriendo hacia el crucero de Carnival que estaba anclado en el puerto. Toda la gente asomada gritándoles desde los balcones porque llegaban tarde, unos payasos.
Llegamos al barco, y yo no sabía como sacarme el olor a huevo podrido del cuerpo, un asco. El día había sido larguísimo y muy movido, estaba agotado. Me acosté a dormir la siesta, que terminó siendo de horas y media, no fui al teatro a ver el espectáculo del día, y me levanté justo para ir a la cena italiana con «fiesta del tiramisú» incluida.
Y otra vez a dormir, porque al día siguiente venía Guadalupe.
Santa Lucía me encantó. Pudimos hacer mucho en poco tiempo. Mucha naturaleza, poca playa, pero mucho verde, montañas, volcán, pueblitos pesqueros, cascadas, etc. La mirada que tuvimos de cada una de las islas que visitamos es súper sesgada y poco objetiva, porque además de venir de nuestra experiencia personal, estuvimos menos de 24 hs en cada isla. Pero Santa Lucía me encantó, se la recomiendo a los viajeros aventureros que disfrutan de la naturaleza.
¡Hasta la próxima!
Si necesitan seguro de viaje, les recomiendo IATI que es el que me pareció más serio y confiable de los que he tenido hasta ahora. Además les doy un descuento en este link:
Y para reservar alojamiento en Santa Lucia, les recomiendo Booking o Airbnb (crédito de regalo).
Algunos de los enlaces en este artículo incluyen enlaces de afiliados. Esto significa que si compras o reservas siguiendo estos enlaces no tendrás ningún costo extra y yo recibiré una comisión que me ayuda a seguir compartiendo mis experiencias para que más gente se anime a salir de su zona de confort y hacer lo que le gusta.
Nunca recomiendo un producto/servicio únicamente basado en su comisión.
LAURA MARCELA ROSSI dice
UY INTERESANTE!!!
CUANTAS HS ESTUVISTE EN LA ISLA
Francisco Ortiz dice
Unas 8 horas si no recuerdo mal.
Hilda dice
la verdad me encanto tu tu explicaciones de tu viaje a st lucia me rei mucho
Francisco Ortiz dice
jaja muchas gracias, me alegro que te haya gustado!
Saludos desde Luxor!
Gisell dice
Me encantó tu tour como puedo conseguir esas personas para hacer el tour?
Francisco Ortiz dice
Si vas en un crucero como yo, esas personas te van a buscar, quedate tranquila jaja. Viven de eso y está todo hecho para que te los cruces apenas bajás del barco. Y si no vas en crucero, en el puerto calculo que están las oficinas de esas compañías.
Buen viaje!
Myrna Tirado dice
Me encanto tu relato y tus experiencias en tu recorrido, me parecía que estaba allí.
excelente sigue adelante…..quizas algun dia nos crucemos en ese caminar.
jajajajajja
Francisco Ortiz dice
Gracias Myrna! Ojalá nos crucemos algún día en algún lado. Para seguir mis viajes en el día a día podés seguirme por Facebook e Instragram.
Florencia dice
Hola! es facil hacer todas las islitas sin crucero?
Francisco Ortiz dice
Hola Flor! La verdad que no tengo mucha idea. Por lo poco que sé es bastante difícil o al menos bastante caro. Lo mejor es preguntar al hotel o lugar donde te vayas a quedar, no hay mejor info que la de los locales.
Perdón por no poder ayudarte más.
Éxitos en el viaje!
Omar dice
Estimado. Gracias por la informacion, necesito saber si es conveniente viajar con menores de edad a esa isla.Te escribo desde Chile y cual seria la mejor alternativa para llegar alla.Por otra parte para conocer bien la isla cual es el punto estrategico para Hospedar y de esa forma viajar a las atracciones que tiene la isla;y sin mas de que solicitar cual es el mejor mes para hacer los viajes sin tener huracanes si es que los afecta.
Francisco Ortiz dice
Hola Omar, no creo que haya problemas viajando con menores de edad. De diciembre a abril es la temporada alta y todo sale más caro. Mayo y junio es la mejor época, entre junio y noviembre mejor no arriesgar por los huracanes. Para alojarse, depende un poco lo que quieran hacer. El sur de la isla es más tranquilo y familiar y el norte más movido y con más gente. Pueden dividir los días o visitar la otra zona que no elijan un día.
Espero que les sirva, saludos desde Batumi y buen viaje!