Amanecimos en Santa Barbara, bien temprano y salimos a recorrer. El día anterior había sido agotador, pero no podíamos bajar el ritmo. Teníamos sólo 10 días para recorrer la Costa Oeste de Estados Unidos en auto, aunque en realidad eran 10 días para ir y volver desde South Lake Tahoe hasta San Diego, tratando de tocar la mayor cantidad de destinos interesantes de la Costa Oeste de California.
Desayunamos en el motel y salimos a caminar. La primera impresión fue muy parecida a la que habíamos tenido el día anterior en San Luis Obispo. Gran influencia española, construcciones típicas de la época colonial española, y en este caso, hilera interminables de palmeras en las veredas, todo muy cuidado, como todo pueblo pequeño de Estados Unidos.
Al primer edificio que entramos fue al Santa Barbara County Courthouse, que sería el equivalente al palacio de justicia del municipio de Santa Barbara. Me sorprendió la cantidad de verde que había por todos lados, muchísima vegetación y todo en perfecto estado, muy cuidado. Son 4 construcciones que ocupan una manzana entera con un jardín inmenso en el centro. Todo respetando un estilo colonial español, a pesar de que el edificio fue construido en 1929. No hay mucho para hacer adentro, más que admirar la arquitectura española de estos inmensos edificios y los jardines.
Desde ahí caminamos unas 3 cuadras hasta la Alameda Plaza, una plaza que ocupa 3 manzanas, que rebosa de verde y que tiene una zona enorme de juegos para niños, una lagunita con patos, muchos caminitos con puentes, muchas flores, un gazebo, árboles de cientos de años y hasta encontramos tortugas marinas en el estanque y ardillas en algunos árboles, todo muy lindo.
Seguimos caminando, esta vez en dirección hacia State Street, la calle principal de la ciudad y la más bonita. En el camino pasamos al lado de la Trinity Epicospal Churh, pero no hicimos más que sacarle una foto porque no representaba nada que valiera la pena visitar. Nuestro tiempo era acotado y había que recorrer la ciudad de manera eficiente, tratando de visitar los lugares más interesantes.
State St. es una calle muy bonita con veredas anchas para caminar, llena de negocios, bares, restaurantes, galerías de arte y mucho verde. Cada tanto aparecían callecitas muy pintorescas, llenas de vegetación que terminaban en el corazón de la manzana y siempre todo rodeado de arte, esculturas, etc. Hace unos días conocí la hermana de una amiga de California, que actualmente vive en santa Barbara, y si bien reconocía que el pueblo es muy pintoresco, ella decía que muchas veces se sentía como si estuviera en una película por el nivel de perfección de todo.
Según dicen. parte en chiste, parte en serio; en Santa Barbara hay más jardineros que gente viviendo. El nivel de vida es altísimo y eso lo hace un lugar muy caro para vivir. No es casualidad encontrarse con gran cantidad de famosos que tienen sus casas de vacaciones en la zona.
Una de estas callecitas por las que nos metimos, terminó siendo un mini centro comercial llamado Paseo Nuevo. De nuevo, todo muy pintoresco y siempre respetando el estilo colonial.
Y desde ahí seguimos caminando todo derecho por State St., cruzando por debajo de la autopista, hasta llegar al Stearns Wharf, el muelle de Santa Barbara. Había varios negocios y restaurantes.
Volvimos caminando otra vez, disfrutando de State St. por última vez, pasamos por la Alameda Plaza de nuevo, hasta que llegamos al motel donde habíamos dejado el auto. Y desde ahí manejamos hasta la Arroyo Burro Beach, una playa pública donde hay estacionamiento gratis y donde suele haber varios perros porque se los puede dejar libres, sin correas. No había mucha gente en la playa porque estaba medio frío, un poco nublado.
Antes de que cayera el sol, nos despedimos de Santa Barbara y manejamos hasta Los Angeles. Dejamos sin visitar la Mission Santa Barbara, el Santa Barbara Zoo, el Santa Barbara Museum of Art y el Santa Barbara Botanic Garden dentro de las atracciones más destacadas. Como requerían mucho tiempo para recorrerlas no fuimos y seguimos nuestro viaje.
Todo por la Highway US 101 en dirección sur hasta que llegamos a Malibu. Antes hicimos una recorrida con el auto por la zona de Montecito, en las afueras de Santa Barbara, para ver las mansiones que famosos como Oprah winfrey, Ellen DeGeneres, Drew Barrymore, etc., siendo uno de los condados más ricos de todo Estados Unidos. Está ubicado en una colina que ofrece unas hermosas vistas de la costa. Dimos unas vueltas y volvimos a la 101 en la misma dirección.
A la altura de Malibu empezamos a ir más despacio para disfrutar del paisaje del mar a nuestra derecha. Aunque muchas veces era tapado por las grandes mansiones sobre la playa al estilo de «Two and Half Men» (aunque la casa real está en un estudio de grabación en Los Angeles que visité la primera vez que fui a la ciudad de las estrellas).
No encontramos una bajada pública a la playa así que seguimos manejando hasta Venice Beach. Bajamos del auto y caminamos por esta loca playa con una peatonal llena de negocios con artículos baratos, onda hippies, creativos y nos metimos por unos minutos en ese «submundo» que parece Venice Beach al lado de Santa Barbara. Mucho más bohemio, descontracturado y menos atractivo para los ojos del turista, no así de quien disfruta de la variedad.
Estuvimos un rato caminando por la playa hasta que empezó a bajar el sol y fuimos hasta Santa Monica. Ahí sí estacionamos y salimos a caminar y dar una vuelta más que nada por el Third Street Promenade, un shoopping enorme al aire libre, muy pintoresco.
Comimos ahí en una cadena de comidas rápidas y nos encaminamos hacia la casa de mi amigo Bryan que nos iba a alojar durante nuestra estadía en Los Angeles. Me mandó un mensaje al celular con su dirección, la puse en el GPS y fuimos directo. Sus padres ya me habían contado que él se había mudado (desde la última vez que lo había visitado, 2 años atrás), y que había alquilado una mansión con unos amigos, pero hasta que no lo vi, no lo creí del todo.
Siguiendo las indicaciones del GPS, entramos a la zona de Bel Air (para que se den una idea es la montaña que mira desde arriba a Beverly Hills, y en general a todo Los Angeles), y a medida que subíamos se iba poniendo más exclusivo. No podíamos encontrar la casa, y seguíamos subiendo. Hasta que frené, llamé a Bryan y el me dio mejores indicaciones.
Como él no estaba en la casa, tocamos la puerta y entramos a una mansión impresionante, llena de chicos jóvenes de mi edad. Resulta que Bryan junto a 9 amigos (todos jóvenes profesionales), en lugar de alquilar cada uno su departamento por alrededor de 1000 usd, se juntaron y alquilaron una mansión (con un cuarto para cada uno y varios baños) entre todos por 10000 usd. No lo podíamos creer!
El enfermo nunca volvió a dormir, en ese momento estaba haciendo más de 100 horas semanales de trabajo. Ese día durmió en la oficina!
Al día siguiente, nos levantamos temprano, fuimos a hacer las típicas recorridas de turista por Los Angeles y recién a la noche nos juntamos con mi amigo y su novia, comimos y vimos una película hasta tarde. Los otros 3 se quedaron dormidos, así que los desperté y cada uno se fue a dormir a su cuarto. Al día siguiente nos levantamos súper temprano (dormimos menos de 5 horas) y fuimos a Disneyland (el original), que está en la zona de Anaheim, en las afueras de Los Angeles.
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