Estaba en Copenhage, planeando mi visita de un día a Estocolmo, cuando me di cuenta que la principal razón por la que el vuelo a la capital de Suecia me había salido sólo 5 euros era porque el avión no iba al aeropuerto principal de la ciudad, sino a uno que queda a 1:15 llamado Skavsta. En ese momento era nuevo con los vuelos de bajo costo, vi 5 euros y compré, no me importaba más nada. El día en Estocolmo terminó siendo el más caro de todo el viaje.
Fui un sólo día a Estocolmo porque no era una ciudad que haya estado en mis planes, fui solamente porque venía siguiendo una seguidilla de vuelos baratos. El bus desde el pequeño aeropuerto de Skavsta hasta Estocolmo me salió 139 coronas suecas, alrededor de 15 euros. Por un momento pensé en quedarme cerca del aeropuerto y no ir hasta la capital. Después de todo, tenía sólo 24 horas en las que tenía que dormir algo más 2:30 mínimo de viaje. Lo pensé, pero decidí ir a pasar un día a Estocolmo y valió la pena. Me quedé con ganas de más.
Llegué al pequeño aeropuerto (comparado con los que venía visitando) en las afueras de Estocolmo, y tenía que tomar el bus que ya había pagado. La mayoría de la gente todavía tenía que sacar el ticket en una máquina en el mismo aeropuerto, o en un mostrador casi a la salida del edificio. Yo ya estaba listo con mi e-mail de confirmación con mi código qr para ser escaneado.
Los buses salen cuando llegan los aviones, no tienen horarios fijos. Fui al baño y recé para que no se fuera el bus. Cuando volví, vi a los lejos los buses y fui rápido hasta allá. Había uno que estaba saliendo y parecía lleno. Metí mi valija abajo sin preguntar, siguiendo a una gente, y cuando me quise subir, hicieron bajar a la otra gente y dijeron que sólo quedaba lugar para uno. Yo dije que estaba solo, subí y el bus salió! Llegue justo, sino tendría que haber esperado en el aeropuerto al próximo.
Mucha suerte. Bus con wifi. Sentado al lado de un señor bastante grandote que ocupaba la casi que la mitad de mi asiento. Un poco incómodo, pero feliz de estar en Suecia, camino a Estocolmo y sin haber tenido que esperar un minuto.
El bus me dejó en la estación central, y caminé desde ahí hasta el hostel en el corazón del centro histórico, zona llamada Gamla Stan. La recepción estaba cerrada ya, pero me dejaron una carta con todas las indicaciones, sábanas y toalla que al final no usé (todo extra como en Dinamarca).
Salí a caminar, fui a la plaza principal de la zona histórica, y estaba todo el mercado cerrado, todos los puestos cerrados, ni hablar de que llovía bastante. Varias veces me crucé un grupo de gente que estaba haciendo algo así como un tour nocturno del centro histórico con una guía disfrazada de algo raro, lastima que hablaban otro idioma, sino me podría haber sumado. No me gustan mucho esos tours armados, pero éste me despertaba curiosidad.
Terminé en una peatonal muy pintoresca con callecitas que salían para los costados, todos los negocios llenos de perfume y varias decoraciones de Navidad. Algunas plazas internas que no tenían más que una estructura en el centro y pasadizos para salir por el otro lado. Yo caminaba, sin mucho rumbo, pero con el google maps en la mano para no dar vueltas siempre por el mismo lugar. Después de todo, no iba a tener mucho tiempo en Estocolmo.
Gamla Stan es principalmente una isla llamada Stadsholmen. La di vueltas casi toda y después de cruzar «al continente», me encontré en una peatonal por la que seguí caminando varias cuadras hasta que llegué a la plaza principal en serio. La plaza principal de la ciudad, la plaza principal de Estocolmo. Con luces de Navidad, oficina de turismo (cerrada) y todo lo demás.
Me sorprendió que había muchos homeless y que nadie respetaba los semáforos de peatón. En todo mi viaje no iba a encontrar un país en el que se respetaran más las normas de tránsito que en Polonia. Yo pensaba que Suecia era lo máximo en eso, pero al igual que Dinamarca, me decepcionó en este aspecto.
Amagué a ir a comer a un Mc Donald’s, pero al final desistí. Era sólo por una cuestión de presupuesto. Es increíble como estos lugares de comida rápida, en los países desarrollados, son para los inmigrantes, los pobres, o los viajeros de bajo presupuesto. Muy distinto a los países en vías de desarrollo, donde no son tan baratos y va hasta gente de clase alta. Algún día debería hacer un paper sobre la diferencias, ya he ido a Mc Donald’s en más de 25 países.
Después de ver precios de distintas opciones, de distintos lugares para cenar, me senté a comer en un restaurant español. Al diablo el presupuesto. Ya me había salido una fortuna la parada en Estocolmo, la tenía que hacer completa. Basta de comida chatarra, unas buenas tapas españolas escuchando a Sabina, unos calamares fritos y un salmón a la plancha y olé!
Además el lugar tenía el nombre de uno mis siguientes destinos: Barcelona!
Una cena con velas solo. Ya me había cruzado varios viajeros solitarios con los que había tenido la misma charla sobre el hecho de compartir con alguien las increíbles experiencias y momentos del viaje. Pero ya no con un amigo, hay algunos momentos que son para compartir con una pareja, con una media naranja, y ese era uno de esos. Igualmente la pasé bárbaro.
Por momentos tenía que bajar un cambio y poner el chip de disfrutar la comida, saborear cada bocado, y no comer rápido para pasar y seguir recorriendo como venía haciendo en gran parte del viaje. Me costó, pero la comida lo lo ameritaba, era muy buena.
De vez en cuando hay que darse un gusto, la plata va y viene, los momentos pasan y quedan en la memoria. Hay que hacer las cosas cuando uno tiene ganas, sino después se pasa la vida pensando que hubiera pasado si… Soy un viajero de bajo presupuesto, pero no extremista, algunos días gasto más que otros, de eso se trata, de ser flexible, de tener libertad, de hacer lo que uno quiera cuando quiera.
Volví caminando al hostel y me acosté a dormir rápido.
A la mañana siguiente me levanté bien temprano, era de noche. Fui a bañarme y salí a dar una vuelta por el centro histórico. Ya había un poco de luz, aunque no eran ni las 9.
Fui a desayunar algo al bar de al lado (donde tenía descuento por estar alojado en ese hostel) y después subí a hacer check in-check out. Me dieron algunas indicaciones para aprovechar al máximo mi tiempo, guardé la mochila y salí a caminar.
Por un momento se me cruzó hacer un tour de algunas islas en barco, pero no tenía tiempo y tampoco quería salirme tanto del presupuesto. Di unas vueltas más por la zona antigua, crucé a la otra isla y fui a la zona de SoFo (South of Folkungagatan).
Justo cuando me estaba cuestionando haber ido para allá, y preguntando qué iba a encontrar de interesante en esta zona, vi una cúpula amarilla a lo lejos. Cuando uno tiene el ojo de viajero afilado, siempre va a encontrar cosas, lugares o detalles que valgan la pena.
Era una iglesia rodeada de un cementerio que, como los daneses, era un parque abierto por donde pasaba la gente a diario. Raro para nuestra cultura tener un cementerio tan incorporado en la vida diaria. Será que toman a la muerte como algo más natural y no tan trágico? Me quedó la duda, pero seguramente tiene algo que ver con eso.
Vi la cúpula de otra iglesia y hacia allá fui. La veía demasiado alta, y efectivamente tuve que subir bastante para llegar. Era como una roca gigante que tenía el tamaño de una cuadra entera donde en el punto más alto había una iglesia. Y en los alrededores, parque y algunas casas pintoresca con vallas coloradas.
Volví al casco histórico. Caminando descubrí que la caminata nocturna que me había cruzado, era la caminata de los fantasmas, un tour temático de fantasmas. No creo que me hubiera interesado mucho.
Caminando terminé en una iglesia llena de vitreaux, con dos órganos, muy cargada, y con las columnas enormes en el pasillo principal. Rara, muy distinta a las otras iglesias nórdicas que había podido visitar. Después pasé por el Museo Nobel al frente de la plaza principal del casco viejo.
La catedral, atrás de la plaza principal, es impresionante. No tan grande, pero con unos trabajos muy buenos.
Los nenes jugando afuera, todos con sus enteritos, guantecitos, gorritos, de todos los colores y tamaños. Era muy divertido verlos hablar en otro idioma que no entiendo y tratar de descifrar qué decían.
Viajar te vuelve a la niñez. De repente te encontrás en un país donde no podés decir ni leer una palabra; todo te sorprende, todo es nuevo; y hasta la situación más fácil se puede volver difícil.
Seguí caminando y fui hasta el Palacio Real.
Había mucha gente detrás de un cordón armado por la guardia real y una voz por alto parlante dando las indicaciones para visitar el palacio. Todo en sueco y en inglés (es clave aprender inglés para viajar). Después de un rato en el que estaba medio perdido y no entendía lo que estaba pasando, me di cuenta que eran los oficiales que estaban al frente mío los que estaban hablando con un micrófono.
Era el cambio de guardia. Estuvo genial, fue de total casualidad, no tenía ni idea que lo hacían, y menos sabía la hora.
Había música en vivo en la plaza principal. Estaba lleno de nenes por todos lados, más nenes que turistas o son lo mismo en algún punto?
Pasé a buscar la mochila por el hostel y me fui hasta la estación central a tomar el bus para el aeropuerto. Caminando todo por la peatonal y llegando a la estación central me crucé con la Iglesia de Santa Clara, una de las más importantes. De nuevo de total casualidad.
En la estación central había una oficina para recibir a los refugiados y darles comida. Me quedé viendo unos minutos y llegó un señor con una nena y pedió cigarrillos. Pensé: dale papá ponete las pilas, no tenés para comer y pedís cigarillos, es joda? Hay de todo en todos lados…
Fui a tomar bus, de nuevo lleno, hasta el aeropuerto de Skavsta. Mi estadía en Estocolmo fui muy pero muy corta. Vi bastante, pero fue una visita muy superficial. Me gustaría volver para conocer más la cultura local y poder caminar más tranquilo por las diferentes islas que componen la ciudad.
Me esperaba Milán. Lugar donde iba a bajar un cambio, donde iba a descansar un poco más, y donde iba a conocer a unos personajes muy particulares.
Descansando unos días en la capital europea de la moda
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