Salimos desde Salamanca a las 3 de la tarde en dirección a Oviedo. Como mi papá había visto, la noche anterior, que Oviedo no era la gran cosa, queríamos frenar en algún pueblo en el camino que fuera interesante.
La noche anterior yo había visto que Valladolid quedaba más o menos en el camino; así que a los 15 minutos de haber salido desde Salamanca hacia Oviedo, le dije a mi papá y nos desviamos. Después de haber hecho unos 20 kms en dirección a Valladolid, paramos en una estación de servicio para comprar pan y agua (todavía teníamos jamón serrano y queso del día anterior).
Hablando con la cajera, le preguntamos qué había de interesante para hacer en Valladolid. Nos dijo que Valladolid no era linda y nos empezó a nombrar un montón de ciudades. Era una chica que se notaba que había viajado mucho. Le hicimos caso y cambiamos los planes. Nos fuimos hasta Zamora a unos 50 kms.
Llegamos, buscamos la oficina de turismo en le gps, y lo primero que nos llamó la atención fue la muralla, similar a la de Ávila, pero con piedras parecidas a las de Salamanca.
En el camino a la oficina de turismo, vimos un estacionamiento, dejamos el auto, y salimos a caminar. Como no teníamos ni idea dónde estábamos y tampoco sabíamos qué hacer en Zamora, entramos al primer negocio que vimos a preguntar. Nos indicaron muy amablemente cómo llegar a la oficina de turismo y algunos datos más. En el camino entramos a una pequeña iglesia.
Le dijimos a la chica de turismo que teníamos sólo 3 horas y nos marcó lo más importante. Fuimos directo a la catedral. Pagamos el ingreso a la catedral y al museo catedralicio, que incluía un audio tour.
Vimos artefactos muy antiguos, con trabajos muy interesantes, unos tapices espectaculares; pero como nos había pasado en otros lugares, el audio tour tenía demasiados detalles. Era imposible escucharlo todo, un aburrimiento bárbaro.
La catedral es muy linda, aunque la inevitable comparación con la de Salamanca, hizo que no la apreciáramos tanto.
Salimos, bajamos por una callecita siguiendo a un grupo de gente, y nos encontramos caminando por una calle que bordeaba el río Duero, del lado de afuera de la muralla. De lejos vimos los restos de un puente medieval que se había derrumbado.
Apenas pudimos, volvimos del lado de adentro de la muralla y fuimos directo al castillo (también románico), que en realidad está muy cerca de la catedral, muy bueno!
Comimos los últimos pedazos de pan, jamón y queso, fuimos a buscar el auto ( en el camino vimos un par de iglesias más) y seguimos nuestra ruta hacia Oviedo.
Deja una respuesta