El 13 de febrero del 2012 era un día más de mi tercer temporada de work and travel. Era la temporada que había ido con mi ex novia y mi hermano. Los tres trabajábamos juntos en el mismo restaurant en el medio de la montaña de un maravilloso centro de ski en Lake Tahoe, el mismo en el que había trabajado los dos inviernos anteriores.
El único al que le había tocado trabajar ese día era a mí. Ellos dos tenían «day off». Mi hermano como siempre se había ido a andar en snowboard y a disfrutar de la montaña a pleno, y mi ex se había quedado en casa haciendo sus cosas.
Era un día más de trabajo, yo andaba recorriendo el deck gigante donde trabajábamos (era algo así como un restaurant de comidas rápidas al aire libre en el medio de la montaña), chequeando que todo estuviera en orden y esperando el horario del almuerzo (entre las 12 y las 2 p.m.) para que se empezara a mover más el lugar y llegara más gente.
De repente veo que mi hermano viene subiendo las escaleras, con toda la cara roja, llorando, las antiparras rotas en la mano y me dice:
– «Fran, me parece que me caí en algún lado, pero no me acuerdo nada»
– A lo que yo le respondí asombrado y bastante asustado: «Qué? Cómo que no te acordás? Qué pasó? Por donde estabas?»
– «No se, no me acuerdo nada, pero me duele la cara…»
– «Bueno, pará! Vení y sentate acá. Menos mal que tenías el casco puesto!»
Hice que se siente en un banco en el deck y llamé rápido al ski patrol para que lo vengan a ver. Llegaron súper rápido, lo vieron y le hicieron algunas preguntas de rutina. Nombre: contestó bien. Lugar: contestó bien. A todo esto, yo estaba en el medio traduciendo porque para ese entonces mi hermano no sabía tanto inglés. Cuando le preguntaron que día era, mi hermano no supo responder. No porque le hubiera afectado la memoria, sino porque estábamos de work and travel. Todos los días eran iguales y los fines de semana siempre trabajábamos. No teníamos idea ni el día, ni la fecha exacta, de casualidad teníamos en claro en que mes estábamos.
Hasta que le pude explicar al ski patrol porque no recordaba el nombre pasaron varios minutos. Al final, me dijo que no era grave, que me quedara tranquilo y que mi hermano se tenía que quedar quieto un rato, sin hacer movimientos bruscos y que cualquier cosa los llamara de vuelta.
Adelanté mi horario del almuerzo y me senté a comer con él. Y ahí fue cuando todo empezó a ponerse raro. El no quiso comer, pero como yo estaba muerto de hambre me saqué unas porciones de pizza de la cocina y subimos al área de comer para los empleados. Yo lo veía media raro, pero dentro de todo parecía que estaba bien….
Hasta que empezó a preguntar que le había pasado. La conversación, si no recuerdo mal, fue muy parecida a esto:
– «Che Fran , qué me pasó?»
– «Nada, te caíste en la montaña y te golpeaste, pero está todo bien.»
– «Ah bueno…»
– «Pero quedate tranquilo, no pasa nada, el ski patrol dijo que está todo bien, que cualquier cosa lo llamáramos de vuelta.»
10 segundos después:
– «Che Fran, que me pasó?»
– «Nada, te golpeaste haciendo snowboard pero está todo bien.»
– ….
10 segundos después:
– «Che Fran, que me pasó?»
– (a esta altura con una mezcla de asombro, miedo y bronca) «Nada, quedate tranquilo te caíste y golpeaste fuerte, pero no tenés nada. Comé algo que te va a hacer bien.»
– ….
10 segundos después:
– «Che Fran, que me pasó?»
– (con más asombro y miedo, le contesté mirándolo fijamente a los ojos) «Fede, basta, si es una joda, no es gracioso. Te golpeaste la cabeza haciendo snowboard. No me preguntes más.»
– «Bueno, está bien, es que no me acuerdo de nada.»
– «Quedate tranquilo, que ya te vieron y estás bien.»
10 segundos después:
– «Che Fran, que me pasó?»
– (indignado y sin poder creer que fuera real la repetición por el golpe, aunque con mucho miedo de que mi único hermano, el menor, quedara para siempre repetitivo, con memoria de corto plazo de 10 segundos como en la película, le dije lo siguiente) «Basta ya, te golpeaste pero ya estás bien. Una vez más que me preguntes y te prometo que te pego, no es joda, basta ya.» (obviamente que no le iba a pegar, pero quería ver si todavía quedaba alguna posibilidad de que estuviera «actuando»).
– «Bueno, perdón, es que no me acuerdo de nada.»
– ….
10 segundo después:
– «Fran, yo se que capaz ya te lo pregunté antes, no me acuerdo bien, pero sabes que me pasó?»
– «Listo, chau, ya es la 6ta vez que me preguntás lo mismo. Voy a llamar al ski patrol ya.»
– «Pero es que no me acuerdo como me golpeé.»
– «No me importa, los voy a llamar. Vos quedate acá, ya vengo.»
Bajé corriendo las escaleras, y llamé a los ski patrol.
«10 seconds Tom» de la película «50 first dates» («Como si fuera la primera vez«) era un poroto al lado de mi hermano. Fue lo primero que se me vino a la cabeza, y si queda como «10 seconds Tom» para siempre??
Por suerte los ski patrol vinieron enseguida, les expliqué lo que había pasado y que se había puesto muy repetitivo. Por precaución, decidieron bajarlo de la montaña.
Lo ataron bien fijo a una tabla para inmovilizarlo y lo envolvieron para que no se llene de nieve.
Eran dos motos de nieve, en la de atrás iba un ski patrol manejando y yo (dejé de trabajar y me fui a acompañarlo) y en la de adelante iba un ski patrol manejando y otro esquiando agarrado de una soga a la moto. Este último (el que iba esquiando), a su vez tenía atado a su cuerpo la tabla en la que iba mi hermano. El tipo era un genio esquiando, un crack!
Tuvimos que subir algunas pistas, bajar otras, siempre con las dos motos, el ski patrol agarrado de la soga y mi hermano atado en la tabla, arrastrándose por la nieve. Si bien, al trabajar todos los días en el centro de ski, yo veía esto todos los días; cuando el que va en la tabla inmovilizadora es un familiar o conocido, la situación es distinta.
Llegamos a la punta del tram (una especie de teleférico) y ahí nos metimos todos (tabla incluida) para bajar hasta la base. Cuando llegamos al nivel del suelo, ya había una ambulancia a unos pocos metros. Yo tenía entendido que no era nada grave, pero al ver la ambulancia me asusté un poco. Para colmo el jefe de los ski patrol me preguntó a mí se quería ir al hospital a llevarlo.
No entendia, cómo me va a preguntar a mí? No se supone que ellos son los que saben? Por un segundo pensé: Que harían mis padres si estuvieran acá, en esta situación? La respuesta era obvia, para sacarse cualquier duda, que le hagan todos los tests que sean necesarios.
Así que nos subimos a la ambulancia y nos fuimos hasta el Barton Memorial Hospital. Entramos a la sala de urgencias y dejaron la tabla con mi hermano atado sobre una camilla y nos dijeron que esperáramos al médico. Pasaban los minutos y no venía nadie. Al lado nuestro había otros heridos de la montaña, principalmente quebraduras.
Los médicos en Estados Unidos son como «dioses» que todos respetan, que te atienden en dos minutos y que te cobran fortunas.
Mi hermano necesitaba ir al baño, pero tenía que esperar al médico, y fundamentalmente, no se tenía que mover (por algo lo habían inmovilizado) hasta que alguien lo autorizara. Como pasaban los minutos y nadie nos atendía, el loquito de mi hermano, rompió todas las cintas que lo ataban al mejor estilo «Hulk», y se levantó. Fue al baño, se volvió a acostar sobre la tabla y se pegó las cintas de nuevo. Un loquito!
Unos minutos más tarde, vino el médico, hizo varias preguntas de rutina, dijo que todo estaba bien y nos dio varias recomendaciones para los próximos días. Estuvimos esperando casi 1 hora, para que no le hicieran ni un estudio, y sólo nos hablara unos minutos. Una locura!
Y lo peor de todo, pasó después. El médico se fue y vino «la administrativa». Me preguntó por nuestro seguro médico y le dije que teníamos el de la tarjeta de crédito. No entendió bien y me dijo que era muy caro para pagar con tarjeta. Le expliqué que la tarjeta no era para pagar, sino que la tarjeta nos daba un seguro médico internacional. La chica parecía no entender y me seguía repitiendo que iba a ser muy caro.
Yo me cansé y le pregunté (teniendo en cuenta que no le habían hecho ningún estudio, ni nada): «Cuánto es caro?» La chica se da vuelta y le grita a un enfermero que nos había atendido al principio: «Qué le hicimos a este?» Y el enfermero contesta del otro lado: «Nada, no le hicimos nada.» Se da vuelta la chica y me dice: «Y… calcula alrededor de 1.500 dólares«.
Yo no lo podía creer. Por suerte, el seguro nos cubrió todo y no tuvimos que hacer ningún tramite más que hacer una llamada telefónica. No se cuál de los seguros habrá terminado pagando (teníamos el de la tarjeta y el que habíamos tenido que contratar obligatoriamente por el work and travel), pero lo que se es que nosotros, por suerte no pagamos nada. Consejo: si van a otro país de viaje, sí o sí contraten un seguro médico. Nunca se sabe cuánto puede llegar a costar ser atendido en un hospital.
Esa misma noche, me comuniqué con mamá y papá para contarles la noticia. Por suerte todo el tema ya estaba arreglado, así que no se preocuparon tanto. Igualmente consultaron con un neurólogo amigo, que sugirió hacerle una tomografía, aunque no era urgente (se la hizo una vez que volvimos a Argentina).
Por una semana hizo reposo, no trabajó, ni hizo snowboard; y por la noches dormía en mi habitación por la dudas que se sintiera mal. Por suerte no quedaron secuelas.
Después seguimos andando juntos:
Su cabeza funciona normalemente, aunque nunca va a recordar cómo se accidentó.
flavia dice
Bien por tu hermano! Si tenés seguro médico, el hospital y los médicos se arreglan y te aseguro que no se les paga lo mismo que si te hubiera tocado hacerlo a vos particularmente.
Los seguros manejan la situación.
Qué cielos y colores tan lindos muestran las fotos.
vicky campana dice
Tas seguro qur no quedaron secuelas? Jaja no sabia toda la historia asi contada!
Francisco Ortiz dice
Y la verdad es que no sé, los médicos dicen que no. La única fuente de la historia es lo que me acuerdo yo, porque él claramente no recuerda nada jaja.
Alfredo E. Ortiz dice
Las cosas que uno se entera por tu blog Francisco!
Me alegro por Federico que todo halla salido tan bien. Y sobre todo por el buen obsequio que Fede supo dejarles a tan prestigiosos facultativos.
Viendo fotos del Barton Memorial Hospital, me doy cuenta la atención tan profesional cuando un cartel destacado en la puerta de entrada te deriva al sector «SKILLED NURSES».
Gracias ACONCAGUA y todo su equipo. Son del primer mundo!!
Un abrazo Francisco!.
Francisco Ortiz dice
Jaja, y bueno… South Lake Tahoe es un pueblo de 25.000 habitantes, tampoco se le puede pedir la «súper complejidad». Es más, los accidentes graves, eran trasladados en helicóptero desde el medio de la montaña hasta la ciudad más cercana. Todo un espectáculo, que tuvimos la suerte (mala?) de ver muchas veces.
Saludos a la familia Alfredo!
Anyi Insaurralde dice
En mi Work and travel en Lake Tahoe, uno de los chilenos que vivía conmigo se golpeó la cabeza esquiando, y perdió la memoria como por tres días. Se acordaba de los lugares y de qué fue lo que pasó pero no sabía nombres de nada ni de nadie. Se olvidó de su propio nombre y los nombres de todos los que viviamos con él y de nuestro puebo, de nuestra calle, todo.. pero al menos nos reconocia jaja. Duró como 3 días y luego volvió a la normalidad!
Francisco Ortiz dice
Que casualidad, aunque te diría que en realidad es algo que pasa muy seguido. En mis 3 temporadas he visto accidentes de todos los tenores, lo que pasa es que muchas veces los centros de ski los tapan porque son mala publicidad, pero que pasan, pasan. Vi bajar el helicóptero en el medio de la montaña muchas veces. Que suerte que tu amigo chileno se recuperó bien, debe haber sido un susto muy grande cuando no se acordaba de nada.
Saludos!