Desde chiquito siempre me fascinó viajar. Recuerdo mi primer viaje en avión a los 3 años con mis abuelos yendo a Uruguay. Me dejaron entrar a ver la cabina del piloto! Desde muy chiquito ya sabía casi todas las capitales y banderas del mundo, me encantaba jugar con atlas mundiales y leer sobre distintos países (muy nerd!).
Mis padres solían viajar mucho por trabajo y yo siempre les hacía miles de preguntas cuando volvían. Siempre sentí curiosidad por estar en contacto con culturas diferentes, gente distinta, y aprender de eso. Me encantaba ver las fotos de sus viajes y escuchar sus anécdotas.
Cuando fui un poco más grande, tuve la posibilidad de viajar mucho con mi ex club de básquet y distintas selecciones, en grupos grandes, pero siempre estábamos «concentrados» y no salíamos a conocer los lugares. Así fue como recorrí casi todas las provincias de Argentina, pero conociendo muy poco.
El colmo fue cuando fuimos a jugar un torneo a Francia. Estuvimos jugando una semana en un pueblo llamado Cholet, y a la vuelta pasamos por París sólo 1 hora. Nos bajamos del bus sólo para sacar una foto en la Torre Eiffel. De vuelta al bus y directo al aeropuerto para volver a Argentina.
El inglés, idioma que estudié desde muy chico, fue una forma de conectarme con otras culturas, a través de series y películas. Pero mi primer contacto directo e importante, fue cuando alojamos a un chico de Estados Unidos por 1 año en mi casa. Yo tenía 15 años y él también. Nos hicimos grandes amigos y a través de él, conocí a muchos otros chicos que también estaban de intercambio.
Terminé el colegio, me dediqué a la facultad (dejé el básquet), pero algo me faltaba. Así que en 3 de los 4 recesos de verano que hubo en mi carrera, me fui a hacer un intercambio a Estados Unidos, con la modalidad «Work and Travel».
Esto me permitió seguir practicando inglés y tener una experiencia de trabajo en el exterior. Pero fundamentalmente conocer muchísima gente nueva, abrir mi cabeza y viajar un montón.
Es por eso que la mayoría de mis (primeros) viajes fueron por Estados Unidos. Porque trabajé tres temporadas en California y viajé a casi todas las ciudades más grandes del país. Básicamente, me gasté toda la plata que gané trabajando, en los viajes.
Hace un tiempo me recibí de Licenciado en Administración, me fui de viaje y seguí sumando destinos y anécdotas a mi blog. Volví a Córdoba y me tomé un tiempo para elegir bien a dónde iba a trabajar (mientras organizaba un poco las historias y fotos para el blog).
Tuve varias ofertas muy interesantes. Pasé por varios procesos de selección en empresas multinacionales (en algunos no quedé pero aprendí mucho, y en otros quedé y no me gustaron, así que dije que no). Hasta que terminé en una compañía que me gustaba por la propuesta que me ofrecía.
Me mudé a Buenos Aires y empecé mi vida formal, profesional, de oficina. En el inicio, era todo nuevo y yo era una esponja. Absorbía cada experiencia que tenía. Siempre tratando de aprender cosas nuevas. Después de un año, me cansé del altísimo nivel de burocracia, formalidad y estabilidad del lugar. Estaba tan cansado que empecé a planear mi viaje a Nueva Zelanda de working holiday.
Ya había pedido hasta el día libre para aplicar a la visa y unos días antes me llamaron de otra empresa. Me ofrecían condiciones muy distintas. Una empresa de internet, que casi empezaba de cero. Todos jóvenes, lindo desafío. Pospuse el viaje y de viernes a lunes, ya estaba trabajando en una empresa nueva.
Al principio fantástico. Después de unos meses, fue más de lo mismo (muchísimas horas sentado al frente de una computadora, rodeado de gente competitiva y cada vez más agresiva).
A los 9 meses, el clima de negativismo ya era insostenible. Estaba rodeado de gente que se quejaba de su trabajo todo el día, pero que seguía cumpliendo como esclavo en ir a la oficina religiosamente y no cambiaba nada de su rutina. Era un ambiente tóxico del que «escapé».
Un año y nueve meses fueron suficientes en la jungla de cemento.
No quiero saber más nada con el estilo de vida rutinario y con la proyección de ese estilo de vida de gran ciudad.
Me fui a Europa 2 meses. Volví a Córdoba a acomodar un poco mis cosas, a entender la nueva situación Argentina y a planificar mi vida nómada. Viaje por parte de Asia y Europa por casi 8 meses. Volví a Argentina y ahora estoy en Europa de nuevo con algunos viajes a Asia y África en el medio.
Estoy con varios proyectos a la vez. Siempre planificando y armando viajes.
Carolina dice
Cada cosa que leo me impresiona lo parecido que somos, gracias por compartirlo! Increíble todo!
Francisco Ortiz dice
Muchas gracias por leer tanto, ya no lee mucho la gente jaja por eso en el día a día estoy más activo en redes.
Saludos desde Cusco!
Paula nuñez dice
Hola!!! Muy buen blog estoy leyendo mucho de tus viajes, la verdad me quedé sorprendida, admirada, que hermoso!!! Tengo 18 años y estoy por organizar mi viaje. Quiero hacer el work and travel. Me gustaría poder hablar con vos para que me des algunos consejos. Espero leas, Saludos. Éxitos en tu vida
Francisco Ortiz dice
Hola Paula! Lo mejor es que me escribas por la página de Facebook que ahí puedo mandar audios y es más fácil responder si tenés muchas preguntas. Mientras tanto te invito a que leas los artículos sobre mies experiencias de work and travel y veas algunos de mis videos en YouTube.
Espero tu mensaje, saludos desde México!
Celeste dice
Muy parecido a mi vida .. yo escape y soy la nomade mas feliz del mundo ! Descubriendo cada rincón .. eleji primero humanizar mi ser, corazón, espiturtu ! Encontrarme cada día más humilde y viajando y narrando historias !! Gracias por lo de Náples ! Acabamos de llegar y veremos que nos depara !!!
ale dice
Hola Fran me atrapo el relato de naples y tu historia de vida, yo tambien soy cordobesa y el destino me trajo al cemento al burocrasia tec tec como vos lo narras, tengo un hijo tambien muy viajero y a fin de año se va a europa, hacer un postgrado.-
naples es una maravilla, besos cordobeses hasta pronto ale
Francisco Ortiz dice
Gracias por el comentario Ale, saludos desde la docta!