El sábado a la noche, después de una semana tranquila y fluida de adaptación a Buenos Aires (pasada casi enteramente en Microcentro), me tenia que mudar del hotel.
Durante la semana había estado buscando departamentos en Buenos Aires, solamente en los barrios de Recoleta, Palermo y Belgrano (los más lindos y seguros de Capital Federal), y después de varias horas y días, había hecho mi elección.
Hasta no saber como venía la mano con el tema de los viajes en el trabajo, no quería nada permanente (legalmente el alquiler mínimo en Argentina es de 2 años), así que me enfoqué en buscar departamentos amoblados temporarios, para el primer mes. Visité varias páginas: zonaprop, inmuebles clarin, airbnb, etc.
Hubo una oferta que captó mi atención. Una habitación con baño privado en un departamento muy lindo y grande en la zona de Belgrano, con la posibilidad de usar todos los espacios comunes, con desayuno incluido y la opción de tener la cena y/o el almuerzo por un poco más de dinero. Era una oferta justo para mí, para que la transición no fuera tan brusca y siguiera siendo fluida. No tenía que cocinar (cosa que no sé hacer), y no iba a estar sólo, iba a tener con quien conversar. Listo, me convenció, compré.
Y fue así como el sábado a la mañana me mudé al histórico Barrio de Belgrano.
Como llegué el fin de semana, tuve tiempo para socializar y conocer a la pareja que me alojaba, y por suerte eran geniales. Había caído, un poco por suerte, otro poco por el tiempo dedicado a la búsqueda, en el lugar ideal. Tuvimos charlas muy interesantes, de todo un poco (política, historia, viajes, etc). Eso es típico de viajar sólo, uno entabla conversaciones sobre temas muy complejos con gente desconocida. A veces son temas que son tabú para hablar con amigos o familia, pero por una extraña razón cada vez que viajo sólo, termino teniendo conversaciones muy ricas, con puntos de vista variados, muy enriquecedor.
También tuve la posibilidad de conocer a una estudiante colombiana («mi hermanita»), que se estaba alojando en otra habitación en el mismo departamento, cosa que no sabía hasta que me mudé. Por suerte todos compartíamos la misma pasión: viajar.
Cuando teníamos la posibilidad de comer los 4 juntos, siempre terminábamos, de una u otra forma, hablando de algún viaje pasado o de algún plan de viaje para el futuro.
Ese fin de semana, fue un fin de semana largo (movieron el feriado al lunes), así que, además de entrar en confianza con mi nueva «familia» en Belgrano, tuve la oportunidad de recorrer un poco el barrio.
«Pintoresco, elegante, interesante, histórico», así describiría yo al Barrio de Belgrano en Capital Federal. Igualmente no alcancé a recorrerlo todo y después me enteré de que la mitad de lo que vi era la zona llamada «Las Cañitas», que es en realidad parte del Barrio de Palermo.
El departamento está sobre avenida del Libertador y tiene una vista muy linda del golf y de parte de los bosques de Palermo.
El lunes feriado, Susy y Ronald, mis hosts, unos genios, me llevaron de paseo por «zona norte» (Nuñez, Vicente Lopez, Olivos y San Isidro) aprovechando que tenían que ir a hacer un trámite y me contaron historias y anécdotas de cada lugar. Se pasaron!
El domingo a la tarde me junté con Gaby, mi compañera de varios viajes (mis dos primeros work and travel los hice con ella), que ahora también vive en Buenos Aires. Una amiga de Córdoba se había ganado dos entradas para un partido de tenis de la Legión Argentina en el Lawn Tenis de Capital Federal, y como no iba a poder viajar, me las había regalado. La invité a Gaby y para allá fuimos.
Nos juntamos en Olleros. La calle más linda de Belgrano. Desde las mansiones y embajadas de un lado de la Avenida Luis María Campos, hasta el hermoso boulevard que termina en el parque del otro.
De ahí fuimos caminando hasta el mítico Buenos Aires Lawn Tennis Club para ver el espectáculo. Llegamos y estaba empezando la final del dobles. Lucas Arnold y Mariano Hood le ganaron en un partido súper parejo, muy entretenido y a pelotazo limpio a Martín García y Martín Vasallo Argüello. Más tarde fue la final de singles. Juan Ignacio Chela, «Chelita» o «el gran torino» le pintó la cara mal al flamante diputado por Córdoba Agustín Calleri. Chela jugó al nivel de ATP, no le dio chances en ningún momento a su oponente. Muy buen programa para un domingo a la tarde, y ni hablar de que fuimos gratis!
Terminó el partido y nos fuimos a comer al Mc Donald’s del shopping Solár de la Abadía. Un mall muy lindo y luminoso al frente de la Embajada de Alemania sobre la avenida Luis María Campos.
Al día siguiente, el lunes feriado, salí a caminar por el barrio, descubriendo plazas, espacios verdes y casas y edificios muy interesantes, algunos nuevos y espejados y otros antiguos y de estilo.
Terminé el día recorriendo los bosques de Palermo, entre una inmensa cantidad de gente que disfrutaba del calor de Buenos Aires, que en Octubre no es tan sofocante como en el verano.
Próximamente escribiré más en detalle sobre el Barrio de Belgrano.
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