Era el segundo mes de mi primera temporada de work and travel, una temporada llena de experiencias nuevas, y los padres de mi hermano norteamericano (un chico que vivió en mi casa un año por un intercambio cuando ambos teníamos 15 años) me pagaron un pasaje para que fuera a visitar a Bryan a Los Angeles. Hacía 6 años que no nos veíamos, aunque siempre mantuvimos el contacto por mail y las redes sociales.
Yo estaba viviendo en Lake Tahoe, así que fui hasta el aeropuerto más cercano, hasta la ciudad de Reno (que tiene uno de los slogans más raros que he visto hasta el momento, se autoproclaman: «la ciudad pequeña más grande del mundo»).
Estaba esperando el avión en el aeropuerto, ya había hecho el check in, esperando para embarcar. Estaba rodeado de maquinitas de casino, con los típicos ruiditos que producen, que vuelven locas a algunas personas. Yo no soy muy fanático del juego, pero no dejaba de llamarme la atención la cantidad de maquinas tragamonedas con luces y ruidos.
Reno está en el estado de Nevada, el mismo estado en el que está ubicado Las Vegas, estado donde el juego es uno de los negocios más grandes.
Mi vuelo era por la aerolínea Southwest, una de las mejores aerolíneas de bajo costo de Estados Unidos. Si se sacan los pasajes por internet y con tiempo, se pueden conseguir vuelos casi regalados (no tanto como en Europa, pero muy baratos para Estados Unidos); sumado a que es una de las únicas aerolíneas en ese país que permite llevar hasta 2 valijas grandes sin costo extra para vuelos domésticos.
Estaba esperando. De repente me doy vuelta, y veo un círculo de unos 10 negros gigantes como de 2 metros. Me pareció muy raro, y no tardé mucho en darme cuenta que estaban «tapando» algo o alguien. Yo soy muy curioso y no podía quedarme con la duda. Desde mi asiento, del otro lado del pasillo, intentaba ver qué había en el medio del círculo, pero no podía.
Se escuchaba que varias personas murmuraban y trataban de descubrir lo mismo que yo. Hasta que una chica se paró, le tocó la espalda a uno de los grandotes, ellos se abrieron, y apareció una persona en el medio, sentada en una de las sillas de una maquina tragamonedas, pero mirando para el otro lado. Alcancé a ver que era un hombre flaco, alto, negro y que tenía unas trenzas con un pañuelo en la cabeza y lentes de sol negros.
No hizo falta ver mucho más para darme cuenta que era algún rapero famoso.
Faltaba como media hora para embarcar, yo no tenía nada que hacer y estaba solo, así que decidí ir detrás de la chica y hacer lo mismo. Soy cero «cholulo», pero no tenía nada que hacer y me parecía algo divertido descubrir quién era el personaje misterioso.
Yo mido casi 2 metros, pero estos tipos era intimidantes, me sentí re chiquito cuando se abrió el círculo de estos hombres gigantes con camperas negras. Les pedí una foto con el personaje misterioso y aceptaron muy amablemente.
Cuando se abren del todo descubro que era Snoop Dogg, probablemente el rapero más famoso del mundo.
Un personaje con todas las letras.
Le doy mi cámara a uno de estos gigantes y me acerco a Snoop.
Creo que Snoop estaba tan volado que no coordinaba dos palabras seguidas. Lo saludo, posamos para la foto, le agradezco y salgo del círculo de guardaespaldas gigantes.
Yo estaba feliz, mi primera temporada en Estados Unidos, invitado a ver a mi amigo a Los Angeles, no había ni salido el avión y ya me había cruzado un personaje muy conocido. No es que fuera mi meta del viaje, ni mucho menos, pero me parecía divertida la situación.
Me subí al avión, y cuando ya faltaban unos minutos para despegar, entró este grupo a buscar lugar, todos juntos (los asientos en Southwest no son numerados). En el acto, inundaron el avión de olor a marihuana. Para colmo al lado mío había una señora con un bebé. Me sorprendió como todos se lo tomaron con naturalidad. Es más, todos se reían y decían algo como: «y sí, es Snoop, qué esperabas?».
El vuelo fue de lo más tranquilo (será porque todos nos fumamos con el terrible olor de estos personajes?). Una hora hasta que llegamos al aeropuerto de Los Angeles. Mi amigo Bryan me buscó y fuimos hasta su departamento.
Cuando le conté lo sucedido, él no lo podía creer. No porque me haya sacado una foto con Snoop Dogg, sino porque no entendía qué hacía Snoop en Reno, una ciudad tan chiquita (después descubrimos que había ido a dar un concierto), y menos podía entender que una persona multimillonaria como él viaje por Southwest. Se mataba de la risa.
Hasta que no le mostré la foto, no me creía nada. Ese mismo día, una de las primeras atracciones que visitamos en la ciudad de las estrellas fue el museo Madame Tussauds sobre Hollywood Boulevard, y ahí logré otra foto con Snoop Dogg, pero esta vez con el de cera.
Creo que el real, el que me crucé en el aeropuerto, estaba más duro que el de cera.
Cosas que pasan.
A alguno de ustedes les pasó algo parecido alguna vez?
Algún encuentro extraño con algún famoso en alguna ciudad del mundo?
eileen dice
muy bueno tu encuentro con Snoop! Me encantaron las fotos junto a el.
Besos, eileen.