Hasta hace poco más de un mes, estaba viviendo en Buenos Aires. El año y 9 meses que viví allá, me alojé en el departamento de una familia argentina que me trató como a uno más de sus hijos. Pero no estaba sólo con ellos (sus verdaderos hijos viven los 3 en el exterior), sino que también había extranjeros en otra habitación, y en ciertos momentos 2 extranjeros.
En el año y 9 meses pasaron muchas personas. Sara, una estadounidense que estuvo 2 meses haciendo una pasantía en Buenos Aires, fue una de las personas con quien mejor me llevé. Y fue ella quien me propuso ir a visitar Mendoza. Yo ya me había vuelto a Córdoba, y a ella le quedaba un último fin de semana en Argentina y quería ir a conocer la zona de Mendoza y sus famosas bodegas.
Le dije a ella que armara todo el plan y que yo me sumaba. Mendoza me queda cerca y puedo ir en cualquier momento, es más, ya había ido varias veces; pero nunca con el objetivo de visitar varias bodegas. A ella, en cambio, le queda bastante lejos de su Breckenridge, o de Yale que es donde está estudiando.
Armó el plan de manera muy detallada. Yo sólo quedé a cargo del alquiler del auto, del alojamiento, y de mi pasaje. Es más, un par de días antes, me envió el itinerario de todo el fin de semana con horarios y todo! Teníamos menos de 48 horas en Mendoza, había que planificarlas bien para poder aprovechar el tiempo al máximo. Era un viaje relámpago, ya que ella se volvía a Estados Unidos el lunes y tenía que trabajar hasta el viernes anterior.
Contrario a la lógica, ella fue en colectivo desde Buenos Aires, y yo fui en avión desde Córdoba. A ella le salía mucho más barato, inclusive en un colectivo cama suite; y a mí me salia lo mismo, así que elegí el avión y en menos de una hora, el sábado a la mañana, bien temprano, estaba allá.
Alquilé el auto en el mismo aeropuerto, y fui a buscar a Sara a la terminal. No nos podíamos encontrar, porque ella no tenía celular de Argentina, y yo la estaba llamando con una app que permite llamar gratis a números de Estados Unidos (magicjack), pero no se escuchaba bien. Después de 15 minutos nos encontramos, volvimos al auto, y empezamos nuestro recorrido.
Programamos el gps para la zona de Luján de Cuyo, más precisamente en la localidad de Agrelo, y hacia allá fuimos. Casi 20 kms después llegamos a nuestra primera parada: la Finca Decero. Desde que cruzamos la tranquera del ingreso, donde un guardia nos pidió nuestros datos, empezamos a apreciar el nivel de perfección hasta en los últimos detalles de esta bodega.
Estacionamos y nos impresionó la construcción muy clásica con el fondo decorado por los Andes. El viñedo parece terminar en el horizonte donde se une con estas bestiales montañas que nos dividen con Chile.
Nos recibió una chica mendocina súper amable, y empezamos con el tour por las instalaciones. Sara prefirió inglés, así que el tour fue en inglés. Cuando nos contó que el dueño era suizo, y que, como su nombre lo dice, hicieron todo «de cero», entendimos porqué todo se veía tan perfecto: era la filosofía y cultura suiza en cada detalle.
Nos explicaron todo el proceso de la uva, desde el viñedo, hasta la venta de la botella de vino, muy interesante. Sobre todo para mí, que normalmente no tomo alcohol, y menos vino. Pero obviamente, que estando en uno de los 3 lugares más famosos del mundo por sus vinos (junto con Napa Valley en California y varias zonas de Francia), tenía que probar todos los que me ofrecieran, además de que los estaba pagando.
Terminamos el tour y fuimos al restaurant, ya que habíamos reservado una mesa para almorzar ahí mismo. Un lujo. El lugar era muy lindo, pero lo mejor de todo fue que como no había nadie, nos sentamos en una mesa, uno al lado del otro, con una vista increíble a través de un enorme ventanal. Viñedos interminables, y de fondo las montañas.
La comida excelente y degustamos 3 vinos distintos. A Sara le gustó más el malbec, a mí el Cabernet Sauvignon.
Comimos, sacamos unas fotos, y seguimos viaje hacia la siguiente bodega: Dominio del Plata. También en Agrelo. Nos recibió otra mendocina muy simpática. Cuando estábamos por empezar el tour, esta vez en español, una familia pidió sumarse. Ellos acababan de terminar de comer en el restaurant de esa bodega y les faltaba el tour. Aceptamos que se sumaran y empezamos.
La señora era argentina, el marido de origen indio (nunca se sumó al tour, se quedó tirado en un sillón haciendo la digestión y disfrutando del hermoso día) y el hijo de la pareja era de las Islas Vírgenes Estadounidenses, que era donde vivían.
Dominio del Plata es de una argentina de nombre Susana Balbo, le dicen «la primera dama del vino», y hoy en día es candidata a diputada nacional. La bodega, al igual que Decero, exporta practicamente toda su producción, y es por eso que no son tan conocidas para el consumidor argentino común.
Empezamos el tour en español, pero como el chico no entendía nada, lo terminamos en inglés. Una vez finalizado el recorrido, nos despedimos de los isleños, y fuimos a degustar 3 vinos a una sala especial.
Algo que fue muy gracioso, fue que Sara conocía uno de los vinos, porque lo vendían en un restaurant en su pueblo en Estados Unidos, y yo no lo había escuchado nunca. Claramente era una bodega de exportación, menos del 5% de la producción era distribuida en Argentina.
Terminamos todo y volvimos para la ciudad de Mendoza. Antes de ir al hostel, pasamos por un restaurant en el que queríamos ir a comer. Preguntamos cómo funcionaba e hicimos una reserva para el primer turno de la cena. No era muy grande, pero se lo veía muy bueno y exclusivo.
Fuimos al hostel a hacer el check in y dejar nuestras cosas. Habíamos reservado la más barata, la de 6 personas mixta. Ibamos a estar sólo una noche, nuestro objetivo era recorrer bodegas, así que ahorramos lo más que pudimos en el resto de las cosas. Para que tengan una idea, el hostel nos salió 85 pesos por persona con desayuno incluido, un regalo!
Cuando entramos a la habitación que nos habían dado, parecía que había explotado una bomba 2 minutos antes. Era un desastre, cosas tiradas por todos lados, casi que no se veía el piso de la cantidad de ropa y bolsos que había tirados. Yo he estado en hostels en varias partes del mundo y nunca había visto una habitación tan sucia y desordenada. Empecé a buscar qué camas estaban libres y parecían todas ocupadas.
Volvimos al lobby, le dijimos al chico de la entrada, y nos dio otra llave, para que fuéramos a otra habitación. Entramos y estaba impecable, no había nadie, las 3 cuchetas para elegir. Dejamos nuestras cosas y salimos a dar una vuelta por ahí. Todavía era temprano para la cena, así que fuimos a dar una vuelta con el auto.
Fuimos hasta el Parque San Martín y dimos varias vueltas. Quedé impresionado por la cantidad de árboles que había, pero no sólo en el parque, sino a lo largo de la mayoría de las calles céntricas de la ciudad. Debe ser increíble en otoño, cuando todos están con hojas amarillas, naranjas y rojas, cayéndose.
Estuvimos ahí un rato, y después fuimos hasta la Plaza Independencia, la principal de la ciudad. Dimos unas vueltas, vimos todos los puestos de artesanías varias veces, caminamos las 3 cuadras del Paseo Peatonal Sarmiento, hasta que se hizo la hora de nuestra reserva para ir a comer.
Llegamos al restaurant y no había nadie. Nos sentamos, no tomamos vino (ya habíamos probado 6 distintos ese día, y nos esperaban más al día siguiente), pero sí comimos riquísimo. Después de una hora, el lugar se llenó. La mayoría brasileros. En plena crisis de Brasil, Mendoza estaba llena de brasileros de vacaciones.
Terminamos el postre y nos fuimos a dormir, estábamos agotados.
Había sido un largo día y nos esperaba otro día bastante movido, pero por la zona del Valle de Uco.
Nos levantamos bien temprano, a las 7 am (era domingo), y cuando nos estábamos por ir, nos hicieron acordar del desayuno, un golazo! Entregamos las sábanas y la llave, y partimos.
Después de aproximadamente unos 100 kms llegamos a nuestra primer parada, la bodega Salentein.
En el camino se me había cruzado un animalito muy chiquito, pero no alcancé a ver qué había pasado porque venía muy rápido. Cuando Sara se bajó del auto, me llamó para que viera cómo había quedado todo manchado de su lado. Era un asco, si bien le bicho era chico, como veníamos rápido, había una mancha de sangre de alta velocidad (estoy viendo mucho CSI) que cubría todo el costado del auto, desde la rueda de adelante, hasta la de atrás. Parecía que hubiéramos pisado algo más grande.
Volviendo a las bodegas, Salentein es una de las más famosas de Mendoza, y cuando llegamos ahí nos dimos cuenta porqué. Se notaba la diferencia con las que habíamos visitado el día anterior. En el caso de Salentein, se había pensado en el turismo desde el inicio. La experiencia es más completa. Además del restaurant, que hoy en dia casi todas tienen; hay posibilidades de alojarse en un hotel, y también de visitar una galería de arte que une obras del país de origen del fundador (Holanda) y del país donde está ubicado el viñedo (Argentina).
Llegamos bastante temprano, por lo que tuvimos que esperar un rato, porque el tour era grupal. Aprovechamos para recorrer un poco el lugar, vimos toda la tienda de regalos (había algunos posters muy interesantes), y algunas obras de arte.
El tour empezó con una proyección de un video en una sala junto con otras 15, 20 personas. Desde el inicio, se notaba que todo era mucho más mainstream, mucho más comercial. Caminamos por el medio de los viñedos hasta llegar a la bodega en sí misma. Todo con una guía, ya más profesional, pero menos cálida que las del día anterior.
De nuevo vimos todo el proceso del vino, de punta a punta, pero lo que más me impresionó, y lo que más me gustó, fue cuando bajamos a la cava.
Primero me impresionó el tamaño: era enorme. Después que todo el piso era de piedra, y que en el medio había un círculo (con una rosa de los vientos hecha con piedras de color rojo) donde sólo había un piano de cola marrón. Alrededor de escalones circulares, barriles y barriles de roble francés.
La guía no sabía tocar el piano (debería aprender para llevar la experiencia a otro nivel), pero justo una de las personas que estaba haciendo el tour sí sabía y toco una melodía. Fue un lujo!
Finalmente, pasamos a la sala de degustación donde probamos 3 vinos que no eran ni cerca de los mejores. La experiencia es increíble, la cava es imponente, pero los vinos que se degustan no son tan buenos. Ellos a los buenos, los venden.
Cuando estábamos caminando por los viñedos, para volver, nos cruzamos con la familia de Islas Vírgenes del día anterior que estaban haciendo el siguiente tour.
Como teníamos tiempo, hasta el horario de la reserva para la siguiente bodega, nos quedamos dando una vuelta por la tienda de regalos primero, y por la galería de arte, después. Muy buenos los cuadros holandeses, pero no me gustaron los argentinos porque era arte muy moderno. Arte, que al menos yo, no entiendo muy bien.
Volvimos al auto «asesino», y fuimos hasta la última bodega que íbamos a visitar ese fin de semana: Domaine Bousquet.
Jean Bousquet (francés), su fundador, continuó con la tradición vitivinícola familiar, pero en Argentina, junto con sus hijos que también trabajan en la empresa. La particularidad de esta bodega es que produce vinos orgánicos.
Llegamos un poco más temprano, y a lo lejos vimos a parte del grupo de gente que había visitado Salentein con nosotros, haciendo un tour grupal. Después nos dimos cuenta que ellos estaban en un grupo grande que había venido en una camioneta desde Mendoza con una agencia. Como nosotros habíamos alquilado un auto, teníamos mucho más flexibilidad.
La reserva era para comer primero, y el tour después; pero como llegamos como 30 minutos antes, nos propusieron hacer el recorrido primero, y aceptamos felices. Un chico muy amable, y que se notaba que no era un simple guía turístico, sino que sabía muchísimo de todo el proceso de producción del vino, nos explicó todo en detalle.
Fue el único que nos explicó muchos datos de los viñedos, el resto se enfocó en la parte posterior a la cosecha de la uva. Como eramos sólo nosotros 2 con él, le pudimos hacer muchas preguntas (aprovechando que sabía todo), y varias fuera de la información que da un tour normal, y que ya habíamos escuchado 3 veces en menos de 48 hs.
Inclusive, después de recorrer la zona de añejamiento del vino, y de ver la misma máquina que tienen o alquilan todos, para limpiar las botellas, llenarlas, y etiquetarlas; pudimos ver las distintas etiquetas para un mismo vino, según las exigencias legales y las diferencias culturales de cada país o región. Ejemplo: en el mundo los vinos orgánicos llevan un sello de distinción que los hace más atractivos, en Argentina un vino orgánico es «mal visto» y por eso no se hace gala de que sea orgánico.
Qué hace a un vino orgánico? La principal diferencia es que los viñedos no son tratados con agroquímicos. Esto hace que produzcan menos, pero son más naturales.
Después del tour, que iniciamos degustando un vino suave, fuimos a comer al restaurant. Mucho más sencillo que el del día anterior, pero con excelente comida también. Elegimos el menú de 6 pasos, que venía con una degustación de 1 vino por cada plato.
El almuerzo fue increíble. 2 entradas, 2 platos principales, 2 postres, con 6 vinos distintos, fue una montaña rusa de sabores, un espectáculo!
Alrededor de las 3 de la tarde ya habíamos completado nuestro recorrido por las 4 bodegas que habíamos planeado visitar. Pero como todavía nos quedaba tiempo, fuimos hasta otra que quedaba en el camino. Entramos y el guardia nos dijo que ya no había más tours ese día, así que volvimos a Mendoza a hacer tiempo. Nos tomamos un café en un bar de la peatonal hasta que se hizo la hora de llevar a Sara y despedirla en la terminal de colectivos.
Se fue Sarita, y yo fui a devolver el auto al aeropuerto y a tomar mi avión para volver a Córdoba. Fue un fin de semana agitado, muy movido. En 38 horas fui y volví a Mendoza, y en el medio visité 4 bodegas, 1 parque, 2 plazas, 1 peatonal, 1 restaurant, dormí en 1 hostel, probé 16 vinos, choqué 1 bicho en la ruta; y me gasté una fortuna.
Gasté en 2 días, lo mismo que normalmente gasto en un mes. Pero valió la pena totalmente. Por ahí si al viaje lo hubiera planeado yo, hubiera sido mucho más austero, pero las experiencias hubieran sido otras. Ni mejores, ni peores, simplemente distintas. Y de vez en cuando, no está mal darse unos gustos y disfrutar de ser turista!
Dicen que:
[quote]Viajar es lo único que compras y que te enriquece más[/quote]
Yo ni siquiera le llamaría un gasto, para mí es una inversión. Y no hay mejor inversión, que la hecha en experiencias!!
flavia dice
Gracias, Fran: me has hecho viajar contigo y con Sara por Mendoza. Ciudad en la que estuve hace muuuchos años y que, veo, ha desarrollado su turismo bodeguero de manera fascinante.
Y, en ese fin de semana, aventuras de viaje no estuvieron ausentes para nada. ¡Vaya que estuviste largo tiempo en Buenos Aires y ahora seguís tu ruta a Europa! Pues, la Provençe puede ser un punto interesante para tu experiencia mendocina.
Hasta luego, esperando los siguientes capítulos….cariños
eileen dice
como dice Flavia, yo tambien viaje junto a vos Fran. Fui hace varios años a Mendoza pero, practicamente no conoci nada ya que habia ido con mi marido que se tenia que hacer un estudio medico alla. Espero algun dia volver y recorrer esa provincia tan linda.
Mucha suerte en tu viaje a Europa Fran.
Te mando un beso, eileen.
Juli dice
Fran, que bueno que hayas pasado por aca despues de haber recorrido tantos lugares del mundo! Espero que hayas disfrutado de esta increible provincia.
Soy de Mendoza y justo me meti a tu blog para ver si encontraba tu mail por algun lado. Te queria hacer una pregunta si no es mucho joder. Parece que me voy a Lake Tahoe esta temporada si todo sale bien y como tenes temporadas encima aprovecho..
Heavenly, Kirckwood, Squaw Valley, o Alpine Meadows? Cual recomendas, teniendo en cuenta la ciudad, y sobre todo el centro de ski? Las ferias son la semana que viene y tengo que decidir a cual empleador tirarme..
Gracias!
Francisco Ortiz dice
Juli! Que bueno que te vas a Tahoe!! Mirá, la verdad es que no puedo ser imparcial en esa pregunta jaja para mí Heavenly es la mejor opción. Trataré de argumentar a favor y en contra del resto jaja Kirkwood queda en el sur, pero lejos de South Lake Tahoe, todos los días te vas a tener que comer un viaje interesante para ir a trabajar. Squaw dicen que es el mejor centro, pero el problema es que, al igual que Alpine, están en el norte que no hay nada de nada. Es más lindo como turista el norte, pero para vivir el sur tiene mas infraestructura y más cosas para hacer. Heavenly está en el medio de la ciudad, la clave es trabajar del lado de California, y si es en el medio de la montaña muchísimo mejor!!
Yo trabajaba en Skydeck, un restaurant al aire libre en el medio de la montaña, al lado de 2 aerosillas, una que era la que te llevaba al punto más alto de la montaña, y estaba muy bueno!!
Después me avisas cómo te fue, mucha suerte!!
Juli dice
Fran gracias por contestar! Hoy tuve la primera entrevista, la semana que viene ya es con Heavenly o Squaw y tengo que elegir, pero además de lo que decís influye el trabajo, me ofrecen más en Squaw que en Heavenly . Heavenly es cook, busser, house keeping o cleaning, no me pinta mucho eso por más que me guste la cocina. En Squaw ofrecen rental, food and b. Y ticket control. Decís que influye eso? Sinceramente prefiero trabajar en un rental qu e de cocinero.. Que decís?
Y otra, tengo 20, la joda en south Lake se complica mucho sin 21? Igual no soy de salir tanto, no es algo que moleste.
Gracias de nuevo!
Francisco Ortiz dice
Juli, si el tipo trabajo es clave. En el caso de Heavenly, si trabajás en F&B, el lugar también es clave. No es lo mismo estar en el medio de la montaña (subís todos los días), que en la base (subís sólo los days off). También la cantidad de horas pueden variar. Busser depende donde, capaz no es tan rutinario, y cleaning depende donde y de qué. Lo más importante, en última instancia siempre termina siendo el equipo, la gente con la que vas a trabajar, y con la que vas a pasar la mayor cantidad de tiempo. Y eso no lo sabés hasta que estás allá, siempre hay un toque de suerte en esto.
Rental es un trabajo «más tranquilo» pero algunos terminan poniéndole botas a la gente, tampoco es que sí o sí es más «calificado».
Respecto del tema noche y salidas, con 20 vas a poder ir a las mejores fiestas, que son las que se hacen en las casas. No vas a poder ir a los bares o boliches (tampoco hay tantos, y en el norte nada diría), en eso son estrictos; pero lo mejor son las fiestas en las casas, así que tranquila, yo mi primera temporada fui con 20 y cumplí los 21 allá, pero mucha gente es underaged y no hay ningún problema.
Espero que sirva!
Juli dice
Gracias por la info y la buena onda Fran! La semana que viene te digo en que quedó jaja
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