Después de un día sin hacer nada en la complicada Teherán, la emotiva despedida de mis compañeros de viajes y una parada en el lujoso aeropuerto de Baku, finalmente llegué a Kiev, la capital de Ucrania. Habían sido 3 semanas recorriendo Irán y metiéndonos de lleno en su cultura y sus tradiciones.
Habían sido muy pocos los días que no habíamos compartido y dormido en casas de familias. Muchas veces gente que nos habíamos cruzado ese mismo día en la calle. La hospitalidad de los iraníes no tenía forma de explicarse desde una mentalidad occidental. Se pasaban.
Pero también tuvimos cosas no tan buenas como la obligatoriedad de la vestimenta. Yo no podía quejarme tanto porque en lo único que me afectaba era que no tenía permitido usar shorts o bermudas y tampoco musculosas. Pero la pobre Anita había tenido que estar toda tapada por 3 semanas. La cara no, pero todo el resto sí. Solo le veíamos las manos y la cara.
Y no solo a Anita, a todas las mujeres que nos cruzamos por 3 semanas.
Voy a ser sincero. La transición de Irán a Ucrania fue un shock. Pero más que nada por las mujeres.
De verlas todas tapadas y con rasgos iraníes a verlas todas destapadas y rubias, altas y de ojos claros. Ya ver el pelo de las mujeres me parecía raro. Verlas de pollera más raro. Y verlas con la ropa ajustada otro tanto.
Repaso las notas que tomé en ese momento y me mato de la risa. Parezco uno baboso terrible, calificación que dista mucho de cómo soy en el día a día. Sé que suena loco y capaz me estoy hundiendo solo pero es que, en serio, no tienen idea lo que fue el shock. Si hubiera ido a otro país probablemente no hubiera sido tanto, pero justo a Ucrania. La diferencia era enorme.
Creo que en el avión me «enamoré» como 7 veces. Y eso que yo soy muy selectivo y tengo la vara muy alta. Los que me conocen lo saben. Me cargan por lo quisquilloso y «específico» que soy. Pero es que Ucrania…. pfff sin palabras.
Y de repente apareció un shortcito de jean deflecado y me di cuenta que Irán me había hecho mal. Era grave lo mío. Kiev no iba a ser fácil.
Para que tengan una idea, casi me largo a llorar de la emoción que me produjo el shock cultural en el avión. Literal, no es broma, fue muy fuerte.
En un momento un chico excedido de peso tenía que pasar por el pasillo y yo ya estaba sentado en mi lugar. La azafata se inclinó sobre mí para que el chico pudiera avanzar y yo tuve que hacer un esfuerzo enorme por concentrarme en la revista que estaba leyendo pero no podía. Irán me había afectado para mal.
Para colmo lo mejor que se le ocurrió fue girar y apoyarme toda la cola en el cuerpo mientras el chico avanzaba por el pasillo. Parecía a propósito.
Tenía ganas de gritarle: no juegues conmigo, acabo de venir de Irán. No veo el pelo de una mujer hace 3 semanas y vos que sos un 10 me apoyás la cola , no por favor, no. No juegues con fuego.
Me desconocía totalmente a mí mismo. Me sentía un «violador» o demasiado necesitado. Soy lo menos parecido a eso. Los que me conocen lo saben. Soy re tranquilo. Demasiado, dicen la mayoría de los que me conocen bien. Me han tildado de «dormido» o «lento» cientos de veces (poco me importa lo que piense o diga el resto).
Pero en ese momento parecía poseído. En ese avión parecía un león enjaulado. Creo que los colmillos se me agrandaron por las 3 horas que duró el vuelo. Por suerte (o mala suerte) a mi alrededor no había nadie atractivo.
Llegué a Kiev, tomé un bus hasta la terminal y de ahí caminé hasta el hostel donde eran todos hombres grandes y una señora de unos 65 años que manejaba el lugar. En realidad no era un hostel sino más bien el departamento de la señora que lo había llenado de camas.
Los siguientes dos días salí poco y seguía shockeado un poco por el aspecto de la mujeres.
Igualmente, como voy a escribir en el siguiente post, no me gustaron para nada. Probablemente sean las más lindas del mundo pero (generalizando) son extremadamente superficiales. Vacías por dentro. Todo el día produciéndose, vendiéndose y pensando en el dinero.
Paso.
A mí me gustan las personas con profundidad, las personas auténticas.
Pero debo admitir que por unos días esa superficialidad me conquistó. Sobre todo por el gran contraste viniendo de Irán. Después ya me recuperé y volví a ser el de las Big Talks.
También hubo grandes diferencias en el nivel de apertura y amabilidad de la gente pero a eso me adapté más rápido porque me parecía «normal», lo de los iraníes era lo nuevo para mí en ese sentido.
Mariana dice
omgggg ya tenia unas ganas que termines dando vultas por Iran (ojo que era super interesante todo lo que contas en los post anteriores) y que llegues finalemente a Ucrania para leerte!!!! no sabes las ancias, como las de un nino la noche antes de navidad, y es ahora que empiezo a abrir los regalos leyendo los posts sobre Ucrania! primero porque sabes que soy fanatica de tus escrituras pero mas que nada leer la experiencia y el punto de vista de alguien con tanto recorrido sobre mi pais. Y estoy totalmente de acuerdo con el hecho que por fuera son unas munecas pero como las de porcelana, vacias en la parte de la cabeza y frias en el area del corazon!!!! pero todo eso ya lo dicutimos! asique espero leer muy pronto la continuacion del viaje por esas bellas tierras! un beso enorme!
Francisco Ortiz dice
jajaja me muero, me alegro que concuerdes conmigo y no lo hayas tomado como algo ofensivo. Es mi opinión, fue lo que yo sentí, especialmente en Kiev. Ya se vienen los siguientes posts. Primero Kiev y después nuestro amor: Lviv jaja. La mejor!
Saludos!
Javier Félix dice
jajajaj siempre me pasa lo mismo, me enamoro en los aeropuertos todo el tiempo :p
pasa a ver lo que escribo para esta Agencia de viajes
Saludos
Francisco Ortiz dice
Gracias por el comentario Félix! Muy bueno el nombre de la agencia.
Saludos desde Málaga!