Llegué a Estambul porque había encontrado un vuelo barato desde Sao Paulo (Brasil). La ciudad me interesaba pero mi «plan» era estar solo un par de días y seguir camino a los Balcanes. El foco de mi plan eran los Balcanes y después hacer parte del sur europeo más tradicional y algo del norte de África. Pensaba hacer autostop en algunos lugares pero no tenía claro ni dónde ni cuándo.
Ese era todo «el plan» que tenía para 8 meses. Pero el plan duró 5 minutos.
Llegué al aeropuerto de Estambul, tomé el tren y fui directo al hostel. Dejé la mochila en mi habitación y al mismo tiempo que me acomodaba conocí a Agustín (otro viajero argentino) y cambié todo el recorrido.
Él iba de Turquía a China a dedo y con un presupuesto de 8 usd por día incluyendo todo. Sí, todo: alojamiento, comida, transporte, etc. Era un enorme desafío.
No lo dudé y me sumé a su primera parte del viaje. Fuimos juntos de Turquía a Irán, pasando por Georgia, Armenia y Azerbaiyán en el camino.
Fueron 2 meses muy interesantes donde aprendí un montón de cosas.
Viajando se aprenden cosas nuevas todos los días, pero haciendo autostop se potencian algunas de esas lecciones que sirven para la vida en general.
Para mí estas fueron las más importantes:
Ser flexible y adaptarse a las circunstancias
Cuando se hace autostop hay que ser extremadamente flexible. Uno depende mucho del otro. No se pueden controlar los resultados. Si bien uno cuando se sube a un auto (la mayoría de las veces) sabe a dónde está yendo, las cosas pueden cambiar.
A veces uno se sube al auto de alguien sin saber muy bien a dónde va. A veces se está esperando por mucho tiempo y cuando alguien para y te ofrece ir a otro lugar, conviene aceptar para moverse del lugar y no estar parado. Pero nada es seguro, hay que ir adaptándose.
La flexibilidad es la clave hoy en día
Nosotros anduvimos en camionetas 4×4 último modelo y en autos que se desarmaban cuando pasaban los 100 km/h. Anduvimos con gente que sabía perfecto inglés y con la que pudimos conversar un montón, con gente que quería hablar con nosotros sin lenguaje en común y hablábamos a través del Google Translate, con gente que quería hablar con nosotros y lo intentamos con gestos y señas, y con algunos que no le interesaba en lo más mínimo interactuar.
Nos íbamos acomodando a cada situación particular.
Siempre hay que planificar algunas cosas
El hecho de que haya que ser muy flexible no quiere decir que no haya que planificar a la hora de hacer autostop. Planear algunas cosas es muy necesario si se quiere tener una buena experiencia y ser más eficiente.
Es clave estudiar la ruta hasta el siguiente destino y analizar las diferentes alternativas para llegar. Anticipar el clima del día que salen a la ruta. Salir temprano. Y si están en una ciudad, tener claro cómo van a hacer para salir del centro para poder hacer autostop en las afueras.
La mejor forma de mejorar es prueba y error
Si bien hay algunas cosas que podrían considerarse como «mejores prácticas universales» a la hora de hacer autostop, la realidad es que la mayoría depende de los usos y costumbres de cada lugar.
Usar cartel con el siguiente destino escrito o no? Hacer la seña con la mano y el pulgar arriba o no? Subirse a todos los autos o esperar a alguno que vaya más lejos? Etc.
A nosotros nos funcionó mucho más no tener cartel y parar a todos y hablar con ellos. El cartel limitaba a muchos porque les costaba entender que no era necesario que nos llevaran hasta el destino del cartel sino que nos podían dejar en el camino. El pulgar arriba es una seña universal, pero por ejemplo en Irán es un insulto obsceno. Entonces en ese país hacíamos señas con la palma extendida.
Podríamos haber leído muchas de estas cosas antes. Pero por más que se lea toda la información del mundo, la mejor manera de ir mejorando, como en todo, es probando y aprendiendo de lo que funciona y de lo que no.
Conectar mejor con la gente
Sin lugar a dudas que hacer autostop fue un gran ejercicio o entrenamiento para nuestra empatía. Uno se pone en el lugar del otro todo el tiempo. Para entender a dónde va, qué es lo que busca, cómo entablar una conversación, cómo hacer del intercambio cultural algo valioso, etc.
Una cosa que implementé en este viaje fue igualar mi nivel de inglés al de la otra persona. Al principio me costó bastante pero finalmente lo logré. En un mismo día podía hablar 5-6 niveles de inglés distintos y eso me ayudaba un montón a conectar con la gente.
Si la gente no hablaba nada de inglés yo no hablaba inglés o solamente algunas palabras universales. Si ellos eran bilingües, yo también. Hablar demasiado bien inglés aleja a la gente, pero si ellos ven que uno también está aprendiendo y está en la misma situación se genera una empatía mucho mayor.
Ser agradecido
Las personas que frenan su auto para subir a un desconocido son generosas. Habrá algunos locos que tienen fines extraños, pero la gran mayoría lo hace para ayudar al prójimo. Y hay que ser muy agradecido ante esto. Ellos no tienen por qué parar. Están cómodos en su auto y podrían seguir sin ningún problema. Serían uno más de todos los autos que pasan sin parar. Sin embargo frenan.
Y muchas veces no solo nos llevaban hasta donde iban ellos. En muchas ocasiones nos llevaban hasta donde íbamos nosotros aunque fuera en otra dirección. Algunos hicieron decenas de kms de más. Muchos nos invitaron a tomar el té, a comer y a dormir a sus casas. Muchos nos pidieron el teléfono y nos siguieron llamando varios días para ver si necesitábamos algo o si estábamos bien.
La gente que lleva a alguien desconocido en su auto es gente especial y hay que estar agradecido. Y devolver el favor cuando uno viaje en auto.
Tener más paciencia
Antes de hacer autostop por todos estos países yo había leído algo de que era una de las mejores zonas del mundo para hacerlo. No solo por la hospitalidad de la gente, sino también porque los tiempos de espera eran bajos. No sabía muy bien qué esperar pero tenía altas expectativas.
Y la realidad es que los tiempos de espera varían. Es cierto que el promedio fue muy bajo. Muchísimas veces el primer auto que pasaba nos llevaba. La gran mayoría de las veces no esperábamos más de 5-10 minutos. Pero a veces sí. Y al principio yo me desesperaba. No entendía porqué no paraban si antes había sido tan fácil.
Con el correr de los días aprendí a ser más paciente y tomar cada espera como una situación única y separada del resto para no compararla. Como los jugadores de tenis que tienen que pensar en cada punto como el último y no quedarse pensando en los anteriores.
Manejar mejor las emociones
Esto fue lo que más me costó. Yo soy una persona bastante estable emocionalmente. Puedo ser un sacado cuando me emociono. Pero nunca sufrí de depresión ni tengo períodos de mal humor prolongados. Suelo ser bastante optimista. Puedo cambiar de opinión todo el tiempo, pero no de estado emocional. Es más, he tenido relaciones que se terminaron en gran parte porque no toleraba que la otra persona fuera como un electrocardiograma yendo de arriba a abajo todo el tiempo.
Pero hacer autostop me puso a prueba.
No me olvido más del primer día. Un principiante. Empezaba normal. Paraba un auto y tenía un pico de euforia. Si no nos llevaba, bajaba a mal humor. Si nos llevaba, estaba exaltado de felicidad. Si teníamos que esperar mucho iba bajando lentamente. Empezaba a buscar señales para retomar el positivismo.
Algún conductor hacía alguna seña y yo ya creía que iba a frenar. Si al final no lo hacía, me iba para abajo de nuevo. Lo peor era cuando frenaban más adelante, íbamos corriendo y arrancaban antes que llegáramos. Debo admitir que insulté a algunos de esos los primeros días.
La práctica hace al maestro. Después de unos días, fui moderando mi estado emocional. Aplané el electro y ya no me ponía mal si alguien no frenaba ni tampoco tan exaltado si alguien nos llevaba. Aprendí.
Hacer autostop no es para cualquiera. Es un gran desafío. Es una gran forma de aprender muchas cosas.
También sirve para ponerse a prueba uno mismo.
Lo han hecho alguna? Me encantaría conocer su experiencia!
vicky campana dice
Buenos consejos!!! Mi corta experiencia en hacer dedo fue increíble.. salvo una vez que tuve miedito pero quizas fue algo de paranoia.
Alguna vez también leí, que a veces a la hora de decidir subir o no a un auto es solo cuestión de Intuición!
Veremos como me va en mi próximo destino, después te cuento 🙂
Francisco Ortiz dice
Gracias por compartir tu experiencia Vicky! Lo de la intuición es cierto y se va entrenando con la práctica, se va mejorando. Como todo, la práctica hace al maestro.
Después me contás, saludos!