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En Buenos Aires el transporte público es muy barato. Comparado con casi cualquier ciudad del mundo es súper barato. Viajar en colectivo sale casi un cuarto de dólar y en subte menos de 50 centavos de dólar. En general, el sistema es muy bueno (yo soy de Córdoba, donde el sistema de transporte público es un desastre). Muy buenas frecuencias (casi siempre menos de 5 minutos) y el estado de los colectivos es normal.
Pero en hora pico u hora punta, la historia es completamente distinta. El colectivo sigue siendo tolerable, pero el subte explota de gente. Si la gente fuera un poquito más considerada y dejara de ser tan egoísta, probablemente la historia sería otra.
En Diciembre y Enero pasado viajar en subte fue peor que ir a un sauna. Todos completamente transpirados, formando una masa uniforme de cuerpos. Un asco. La gente se agarraba de los caños y le chorreaban gotas de transpiración hacia abajo. Aunque a la mayoría no le hacia falta sostenerse en ningún lado porque era imposible caerse, no había un centímetro vacío.
El aire espeso, con ráfagas de olores poco agradables completaban la escena. Fueron casi dos meses de sufrimiento. Aunque gran parte de la culpa la tienen las empresas retrogradas que no cambian el horario de trabajo (9 a 18) y obligan a sus empleados a ir de zapatos, camisa y pantalón de vestir. Cuando será el día que la sociedad valore la capacidad y no las apariencias. Estamos tan lejos de eso, aunque las empresas de software parecen liderar el camino.
En que nos hemos convertido como sociedad? Me pregunto casi a diario. La verdad es que en estos últimos días estoy impresionado con las cosas que veo a mi alrededor en los viajes diarios en subte en plena hora pico (alrededor de las 18) volviendo del trabajo.
La mitad de la gente está idiotizada jugando al Candy Crush en su celular. La adhesión que ha logrado este juego es impresionante. Tanto que la empresa King salió a la bolsa hace unos días. Hasta en celulares viejos con pantallas mínimas y con pésima definición juega la gente.
Otros se la pasan jugando al recientemente famoso 2048. Un juego elaborado cuidadosamente para que sea adictivo. Ahora se impone el Preguntados, que por lo menos es de cultura general y la gente aprende cosas.
Todos en su mundo, abstraídos. Sin siquiera levantar la cabeza.
Otros chateando por Whatsapp, sin parar. Hipercomunicados, no pueden vivir desconectados de sus contactos ni un segundo. Aprovechan el tiempo? Si puede ser, el problema es lo que dejan de ver por mirar su celular.
Los que están menos distraídos están escuchado música con auriculares. Yo la mayoría de las veces soy uno de esos, abstraído escuchando música, pero con la vista panorámica del lugar, no en una pantallita de 4″.
Los más «intelectuales» leyendo algún libro (cosa que yo nunca haría por mi amor a los libros y el cuidado obsesivo que tengo con ellos).
El efecto de todo esto es un aislamiento y un desinterés total por el otro, por la persona de al lado. Todos apretados, muy apretados. Algunos, desconsiderados totales.
Un ciego que nadie identifica y al que nadie le da el asiento. Gente apretada al máximo mientras otros están con espacio libre a su alrededor. Gente anciana a la cual no le dan el lugar, etc. Está complicada la situación en este momento.
Mala educación generalizada, individualismo, falta de solidaridad y desinterés por el prójimo, etc. Problemas híper complejos de la sociedad moderna que escapan del nivel de análisis que se puede hacer acá. Yo simplemente expongo la situación que observo a diario.
Ah! Y ni hablar de los arrebatos y robos adentro del subte y en las distintas estaciones por los «famosos» pungas. Pero ese es otro tema, para discutir en otro momento.Listo, lo dije. Necesitaba descargar en algún lado mi impresión de los viajes en hora pico en Buenos Aires. A la gente, ya acostumbrada (resignada?), parece no afectarle. A mí sí. Listo, lo dije!
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