Terminaba mi primera temporada de work and travel (Marzo 2010) y desde Argentina ya habíamos planeado visitar Chicago, la ciudad del viento, aprovechando una escala en el camino desde la costa oeste hasta New York. Poco conocía de la ciudad apodada «windy city», una de las más grandes de Estados Unidos.
Conocida mundialmente en gran parte gracias al equipo de la NBA, Chicago Bulls, esta ciudad no es sólo el lugar donde Michael Jordan ganó 6 anillos. Chicago ofrece gran cantidad de atracciones muy interesantes para viajeros y turistas, que descubrí en este viaje, a pesar de estar sólo 2 días.
Un par de semanas antes de llegar, refloté un contacto de una amiga de Chicago (Jenna) para ver si me podía alojar a mí y a mi compañera de viajes, Gaby. A Jenna la conocía de la época en que, Bryan, un chico de intercambio norteamericano vivió un año en mi casa en Córdoba. En esa época tuve contacto con gran cantidad de extranjeros y ella fue una de las más cercanas.
Hacía 6 años que no nos veíamos, pero en su momento habíamos sido grandes amigos. Esporádicamente nos comunicábamos por las redes sociales, pero la buena onda se mantenía. Los viajeros siempre se ayudan!
A pesar de que no nos podía alojar en su casa, nos consiguió un lugar en el departamento de una amiga. A nosotros, a esa altura, finalizando el viaje, cualquier lugar para dormir nos venía bárbaro. Llegamos al aeropuerto y nos tomamos un taxi hasta la dirección que nos pasó.
Vaya sorpresa nos llevamos cuando nos bajamos con las 6 valijas (3 cada uno. Primera temporada y nos habíamos comprado de todo). En la dirección, que era una esquina, había sólo un bar. No entendíamos nada. Estábamos en el medio de la calle, con 6 valijas y sin el número de teléfono de mi amiga o de la chica que nos iba a alojar. Para colmo era súper temprano y no había nadie en la calle.
Después de un minuto de dudas sobre qué hacer, entramos al bar con las valijas y preguntamos por Anastasia, la amiga de Jenna. La dirección era correcta, ella trabajaba ahí y vivía al lado. Tardó un rato en aparecer, pero finalmente entró al bar, charlamos un rato, y por suerte nos resultó súper buena onda de entrada.
Dejamos nuestras cosas y nos fuimos directamente hacia el Millenium Park, la plaza o parque más importante de Chicago. Hay muchas cosas para hacer y ver, y es un oasis de verde y arte en el medio de tantos edificios modernos espejados y algunos otros más antiguos y de estilo. Sin lugar a dudas lo que más se destaca es la escultura conocida como «bean» por su semejanza con un frijol gigante. El Cloud Gate, como formalmente se llama, siempre está lleno de turistas sacándose fotos en el reflejo de este frijol gigante.
Anastasia, la chica que nos alojaba, vivía de bailar el hula-hula, además de su trabajo en el bar. Sí, no leyeron mal. ganaba plata haciendo girar una aro alrededor de su cuerpo, de maneras muy artísticas, que yo nunca había visto. No solo lo hacía en lugares públicos a cambio de monedas, y muchas veces billetes, sino que también daba clases de hula-hula en un instituto. Increíble!
Dimos unas vueltas más por el parque, sacamos unas fotos y cruzamos la calle para ir al Art Institute of Chicago, un excelente museo que tiene un poco de todo para mostrar.
Entramos al museo y recuerdo haberme impresionado con unas representaciones en miniatura de famosas habitaciones o estilos de decoración antiguos. Eran súper chiquitos, del tamaño de un cuadro pequeño, y tenían un nivel de detalle fabuloso.
Después de esa sala impresionante llena de habitaciones miniaturas, seguimos recorriendo el museo y nos encontramos con varias pinturas muy reconocidas, de artistas de primer nivel como Van Gogh, Monet, Manet, Gaugin, Matisse, Diego Rivera, Kandinsky, Dalí, Picasso, Renoir, entre muchos otros. Debo decir que, en ese entonces, era el primer museo de ese nivel que visitaba en mi vida, por lo que no sabía mucho del tema, pero las pinturas más famosas, las conocía.
Mientras recorríamos el museo pasamos por una sala donde estaban armando todo para un gran evento, recuerdo que me sorprendió el nivel de detalle y organización de todo.
Vueltas y vueltas tratando de ver todo en poco tiempo, porque íbamos a estar sólo 2 días en esta gran ciudad que es Chicago. Como ya dije antes, era mi primera experiencia en un museo de estas características (después tuve la oportunidad de visitar varios más en New York), y realmente me impresionó mucho que se expusieran tantos modelos de sillas, todos muy raros. Saqué varias fotos, y aquí les dejo algunas.
Terminamos la recorrida por el museo, y salimos a caminar un poco la ciudad. Una cosa que me sorprendió, que no había visto hasta entonces, es como las vías del tren van por encima de las calles por largos trayectos. Abajo parece de noche casi, porque las vías tapan los rayos del sol, y el tren y los autos avanzan en la misma dirección, un por encima del otro, en el medio de grandes edificios.
Caminamos unas cuadras hasta que nos encontramos con un raro edificio, el Chicago Water Tower, antigua construcción que regulaba el agua de la ciudad.
De ahí entramos al Water Tower Place shopping mall, un shopping gigante, de 8 pisos, con una gran cantidad y variedad de tiendas. No dimos ninguna vuelta porque no valía la pena, teníamos poco tiempo. Pero sí fuimos a un local que me llamó mucho la atención y era donde trabajaba el padre de mi amiga Jenna. Era la primera e histórica tienda de American Girl, una marca de muñecas que no se contentó con vender muñecas y vende todo tipo de accesorio imaginable que una muñeca pueda «necesitar».
Pero lo que me impresionó, además del enorme tamaño del local, eran los servicios que se vendían. Realmente vendían experiencias y no sólo un juguete. Había un restaurant para comer junto a tu muñeca, un lugar para sacarse fotos con la muñeca, y hasta un spa y peluquería de muñecas, donde podía recibir todo tipo de tratamientos y cuidados. Insólito, pero cierto, el lugar estaba lleno de nenas súper emocionadas, a pesar del costosísimo precio de la tienda.
Salimos del shopping y a la vuelta, entramos al John Hancock Center, un edificio de 100 pisos, que está en el puesto 33 de los edificios más altos del mundo.
En el piso 96 está el John Hancock Obsevatory, que ahora se llama 360° Chicago, que ofrece muy lindas vistas de la ciudad. No fuimos porque nos resultaba caro en el momento, veníamos de Las Vegas de un piso 109 y de ahí nos íbamos a New York, donde terminamos subiendo al Empire State, pero si van sólo a Chicago, o si andan más holgados de plata que nosotros, se los recomiendo. Igualmente, lo que hicimos fue subir hasta el restaurant «Signature Room & Lounge» en el piso 95 y sacamos unas fotos rápido, hasta que nos invitaron a salir amablemente.
El primer día terminó para nosotros, nos fuimos a dormir y a la mañana siguiente Jenna nos pasó a buscar en su auto y nos llevó a un par de lugares que queríamos visitar. Pasamos rápido por el Wrigley Field , la casa del equipo de beisbol «Chicago Cubs», y de ahí nos fuimos directo hasta el United Center, la casa de los famosos Chicago Bulls, el ex gran equipo de la NBA, donde Michael Jordan ganó todo.
Como fanático del básquet y ex jugador, yo me crié viendo partidos y vídeos de Jordan. Cuando era chico todos eramos hinchas de Chicago, como ahora la mayoría somos de los Spurs por Manu, así que creo que le saqué como 50 fotos a la estatua y al estadio. Un sueño estar ahí, lástima que no nos quedamos más tiempo para poder ir a algún partido. El frío que hacía era insoportable, a pesar de que estábamos súper abrigados, pero nada iba a impedir que visitáramos los lugares que habíamos planificado ver, teníamos sólo 2 días para recorrer Chicago.
Del estadio de los Chicago Bulls nos fuimos hacia el Navy Pier, un complejo de atracciones situadas en un gran muelle a orillas del Lago Michigan. Lo recorrimos todo por dentro, compramos algunos souvenirs; pero cuando quisimos recorrer las atracciones que están al aire libre, el terrible viento y el frío nos lo impidieron. No se podía estar, sentíamos que nos volábamos.
De ahí nos fuimos directo a la Willis Tower (108 pisos), anteriormente llamada Sears Tower, que fue el edificio más alto del mundo por 25 años, pasando a las Torres Gemelas; y que finalmente fue superado por las Torres Petronas, en Kuala Lumpur en 1998 (diseñadas por el arquitecto argentino César Pelli). Hasta el año pasado la Willis Tower fue el edificio más alto del hemisferio oeste, ahora superado por el One World Trade Center, edificio que reemplazó a las derribadas Torres Gamelas. Como había muchísima neblina, no subimos al mirador llamado SkyDeck en el piso 103, porque no se veía nada. Le saqué varias fotos desde abajo al edificio, pero no llegaba a ver la punta.
Finalmente como estaba terminando el día, fuimos a visitar el colegio a donde había estudiado Jenna. Y comprobé lo que me había contado 10 años atrás cuando nos conocimos. Para poder entrar había que pasar por un detector de metales. Si bien el colegio era bueno, estaba en una zona complicada, había policías adentro cuidando la seguridad de los alumnos.
Terminamos el día en el bar, con unas clases de hula-hula muy divertidas. Al día siguiente a la mañana partimos para New York. Seguía la aventura!
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