Llegué al aeropuerto de Cracovia, después de un vuelo de varias horas, bastante incómodo, pero feliz! Bajé del avión, y fui directo a preguntar cómo llegar a la plaza central, la plaza del mercado de Cracovia (Rynek Glowny). Me dieron varias opciones, pero yo ya había visto que lo mejor era ir en tren. Me dijeron que el tren se iba en 5 minutos, así que salí corriendo. En el camino, la escalera mecánica se «comió» parte del cordón de mis nuevas zapatillas de viajero, pero seguí como si nada.
El tren estaba ahí, me habían dicho que se podía comprar el ticket arriba del tren, pero yo quise comprarlo en la máquina (en polaco). Pasé a inglés, pero no tenía muy en claro la estación de destino. Y la máquina tampoco me aceptaba la tarjeta, porque me pedía pin y mi tarjeta no tiene pin. Y para colmo, no tenía zlotys (la moneda de Polonia), sólo tenía euros. No había tenido tiempo de cambiar. El tren se fue sin mí.
Por suerte, atrás mío había una pareja grande que iba a ser mi salvación. Ella era polaca pero hablaba español muy bien, y él era estadounidense, así que perfecto. Me ayudaron a sacar el pasaje, me cambiaron zlotys, viajamos juntos practicando español, me dieron instrucciones básicas para moverme en Cracovia, me enseñaron varias palabras en polaco, e inclusive me acompañaron varias cuadras hasta muy cerca de la plaza. Me di cuenta que en Polonia, o pedía ayuda o estaba frito. Tuve suerte, para la próxima me tenía que preparar más, o aprender polaco, o dejar que todo fluyera…
Llegué a la dirección del hostel y no lo podía encontrar. Al lado había un Mc Donalds, entonces me acerqué, me conecté al wifi y chequeé la dirección. La tenía bien, pero no lo encontraba. Había muchísimo movimiento en la calle. Muchos chicos que parecían de fiesta y era miércoles, yo no entendía nada (resulta que después iba a descubrir que al día siguiente era feriado por el día de la independencia de Polonia).
Caminé por la cuadra como 3 veces, hasta que descubrí que en el lugar donde había más de 100 chicos haciendo cola y queriendo entrar a una fiesta/boliche era donde estaba la entrada al hostel. Pedí permiso, le dije al guardia de seguridad (un mono gigante de 2 metros) que iba al hostel, y me dejó pasar.
Me acomodé en la habitación, conocí a un japonés que estaba viajando por más de 8 meses alrededor del mundo, charlamos un rato, y bajé a comer al Mc Donalds porque era lo más rápido y quedaba al lado.
Al día siguiente, varias atracciones iban a estar cerradas por el día de la independencia, entonces era el día perfecto para ir a visitar Auschwitz.
El hostel organizaba tours, pero obviamente ir por cuenta propia era más barato. Hasta esa mañana no sabía que opción elegir (ir con el hostel y olvidarme de la organización y pagar un poco más, o ponerme a buscar e ir por mi cuenta y pagar un poco menos).
Desayuné, pregunté en el último minuto si me podía sumar a la excursión del hostel y me dijeron que no quedaba lugar. Volví a la habitación y le dije a Hidetaka que iba con él.
Después de visitar Auschwitz, volvimos al hostel, y ya era re de noche. En la plaza había festejos, con música típica de Polonia. No habíamos comido nada. Yo bajé al Mc Donalds de nuevo y comí algo rápido ahí. Estaba muerto de sueño, y al día siguiente mi plan era caminar Cracovia de punta a punta, así que primero dormí un siesta, y después me fui a dormir temprano. En el hostel estaban todos de fiesta.
Hidetaka se fue temprano, después del desayuno, y yo salí a caminar con mapa en mano.
Antes de irse, me dejó un consejo. Me recomendó una página web que se llama GoEuro y que era la que él usaba para viajar de ciudad en ciudad. Lo bueno era que podías ver la comparación entre todos los distintos medios de transporte (avión, tren, y bus, y hasta blabla car). Yo no la había escuchada nunca, y terminó siendo la que usé de ahí en adelante para moverme por la mayoría de los países.
En lugar de ir hacia la plaza central, a sólo media cuadra del hostel, fui para el otro lado. Dos cuadras, hasta el anillo verde que rodea toda la parte histórica de Cracovia.
Mi idea era recorrer de punta a punta toda la parte histórica (visitando los mayores puntos de interés), ir al famoso castillo de Wawel, y terminar el día caminando por la zona judía que se llama Kazimiersz. Cuando vi el mapa por primera vez me pareció divertido que hubiera un anillo verde que rodeara la parte histórica (se llama Planty), y cuando lo empecé a caminar, me encantó!
Y empezaron a llegar las iglesias, caminando y caminando, fui descubriendo iglesias por todos lados. Que Santa Ana, que Santa María, que los Franciscanos, que la Santa Trinidad, que San Pedro y San Pablo, que el cuerpo de Cristo, etc., etc.
Un mini castillo sobre el cinturón verde, muchas hojas caídas por el otoño, y todo el parque muy pero muy prolijito. Con sus estatuas, sus fuentes, sus banquitos, todo muy ordenado.
La plaza central, por supuesto, con su basílica, su torre y su mercado central. Un dato muy curioso es que a cada hora en punto, de una de las ventanas de una de las torres de la basílica sale un individuo y empieza a tocar una melodía, que se corta a la mitad (por una leyenda muy cómica de hace 700 años).
Caminé, caminé, caminé; hasta que llegué al castillo de Wawel, al final del Planty. No tenía idea qué había para ver, pero en todos lados salía como una de las atracciones más interesantes de la ciudad. A medida que me fui acercando me di cuenta por qué.
No sólo era imponente el castillo, sino que al estar elevado, tenía una gran vista del río Wisla, y del resto de la ciudad.
Recorrí un poco el lugar, la iglesia y los jardines. Cuando finalmente, después de haber sacado varias fotos y caminado todo, pude descifrar dónde se compraban las entradas, ya no quedaban más. Resulta que ese día el acceso al castillo y a las muestras era gratis, el número de tickets era limitado, y ya no quedaban más por el día. Mala suerte! Seguí caminando!
Visité las 2 iglesias importantes que me faltaban, ya fuera del casco central de la ciudad, y me adentré de lleno en la parte judía.
Pero justo antes de eso; siempre caminando con el mapa papel y el google maps a mano, y dando vueltas por esos lados, tratando de no ir siempre por las calles más importantes; encontré un terreno semi abandonado donde había varios food trucks muy pintorescos con muy buena variedad de comidas. Les di una vuelta, y terminé comiendo comida típica polaca en el primer piso de un bus rojo. Un poco picante, pero muy buena! Son esas cosas que sólo pasan cuando uno no las busca, pero cuando uno sí está dispuesto a explorar un poco más allá del camino trazado.
Comí ahí, y fui a recorrer las calles judías. Cambió un poco la arquitectura, pero sobre todo cambió la oferta de comida, y la simbología. Quise ir a las sinagogas más importantes, pero en todas cobraban una «donación» para refacciones y mantenimiento, así que le saqué foto desde afuera y no entré. En casi todas las iglesias cristianas se puede entrar gratis, no iba a pagar por algo que ni siquiera sabía si valía la pena. En una de las sinagogas, hasta me quisieron cobrar por ir al baño (en Aushwitz pagué 1 zloty pero porque no tenía otra opción, estábamos en el medio de la nada), en este caso obviamente no pagué y seguí caminando.
Quise ir al cementerio, pero también cobraban, y ya no quería pagar más nada, así que lo vi desde afuera y volví a la zona histórica.
En la plaza central, me volví a cruzar con los grupos de free walking tour en inglés y en español, pero no me quise sumar porque quería ir a mi ritmo. Muchas veces en los tours, se pierde mucho tiempo con información que no a todo el mundo le interesa, y se pasa rápido algo que a uno le puede gustar mucho, así que seguí por mi cuenta.
Empezó a oscurecer y antes que eso, entré a recorrer la Basílica de Santa María (donde si pagué y no valió la pena, porque se podía entrar gratis por detrás a «orar» y ver casi lo mismo), y subí hasta la punta de la torre del reloj. Largas escaleras, muy empinadas y rústicas, pero muy divertidas de subir. Muy linda vista, pero una lástima que no se puede salir afuera, sólo se puede apreciar la vista desde las 4 ventanas (una de cada lado de la torre).
Bajé y ya estaba oscureciendo, así que decidí volver al hostel. No eran ni las 5 de la tarde, y ya había caminado más de 20 km.
En la habitación, en la misma cama que había dejado Hidetaka, apareció otro japonés, Hirotoshi. Estuvimos charlando un rato, y después cada uno se puso a hacer sus cosas. Más tarde me dijo que se estaba yendo a comer, que si me quería sumar, así que acepté con gusto. Siempre me gusta relacionarme con gente de distintas culturas, y mientras más distinta mejor, porque más se aprende.
Cuando salí de la habitación, resulta que también se había sumado un koreano, Jin. La cena fue muy graciosa, porque ninguno de ellos dos hablaba bien el inglés, y ninguno de los 3 el polaco. Fuimos a un lugar que nos recomendaron en el hostel, que era muy barato, punto. Era mucha comida, pero le faltaba un poco de sabor. Nos reímos toda la noche de las diferencias culturales entre Japón, Korea y Argentina.
A la mañana siguiente, nos levantamos temprano a desayunar. Estaba hablando con Jin, cuando se sumó un mexicano, Jupiter, un personaje que estaba buscando trabajo para quedarse a vivir en Polonia. Más tarde se sumó Hirotoshi.
Yo tenía planeado hacer el check out, recorrer un poco más Cracovia, y salir para Lublin a la tarde, pero no tenía nada reservado. Cuando busqué hostel para esa misma noche no encontré nada, y Lublin era el destino de Polonia que menos me llamaba, así que cambié planes y decidí ir directo a Varsovia, la capital. Reservé hostel y decidí ir a comprar el ticket del tren en el momento, más tarde.
En lugar de ir a recorrer, me quedé en el hostel, haciendo vida social de hostel. Charlando con el chico de México. Que me ensenó varias cosas de la cultura polaca, todas vistas y analizadas con un ojo latino que inclusive había vivido en Estados Unidos como yo. Muy interesante!
Después, me puse a buscar pasajes baratos. El principal deporte que se practica en los hostels. Todavía me quedaban 45 días de viaje y, si bien más o menos tenía un ruta armada, no tenía nada reservado. Así que empecé a buscar pasajes. Me puse como límite 20 dólares por pasaje, y que mínimo fueran 2-3 horas de vuelo.
Rápidamente encontré uno para volver hacia España, desde Italia por 12 dólares (Milán – Barcelona). Lo compré!
Y seguí buscando. Mi idea era recorrer la zona suroeste de España, pero los trenes y buses eran muy caros. Entonces en ese momento empecé a buscar vuelos baratos desde Barcelona, y chan! 17 dólares a las Islas Canarias, así que no dudé y lo compré en el acto! 2 vuelos por menos de 30 dólares, una locura!!
Después tenía que ver cómo llego a Milán para el 13 de diciembre, y qué iba a hacer en Islas Canarias, y cuándo me iba a volver para España continental, porque el 25 de diciembre tengo mi vuelo de vuelta a Argentina.
Después del delirio de los pasajes, que paré porque sino seguía comprando, fuimos a almorzar con Jin. Terminamos de comer, volví al hostel a buscar mi mochila y me fui a la terminal de trenes.
No pude comprar mi pasaje a tiempo, porque la máquina no me aceptaba la tarjeta (me pedía pin y las tarjetas de crédito en argentina no tienen pin, después en Varsovia descubrí que puedo usar la tarjeta de débito), y había mucha cola para comprar el ticket por ventanilla. Me fui a la estación de buses que queda al lado, y compré el siguiente pasaje hacia Varsovia.
Tuve que esperar menos de 1 hora, y finalmente tomé el bus. El viaje iba a ser interesante, casi 6 horas hasta finalmente llegar al hostel de Varsovia.
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Esteban dice
Hola ! Muy bueno el viaje q te mandaste . Yo fui a Europa para el mundial de rugby . Hice 4 países (Gales , Inglaterra , Francia y España ) . Te quería preguntar cómo hiciste con los pasajes esos que sacaste . Fueron con aerolíneas low cost ? Y pagabas exceso de equipaje o venía con una valija incluida ? . Yo volé por vueling barato y venía con equipaje incluido (una valija de 15 kg) . O la franquicia de equipaje lo tenías por alguna categoría de socio con convenio (por ejemplo skyteam , oneworld, staralliance,etc) . Saludos
Francisco Ortiz dice
Esteban, muy buen viaje el tuyo también! Fue con una aerolínea low cost que cada tanto saca ofertas locas. Y estaba viajando con una mochila (de 45 litros) que entraba justo para llevarla en el avión, y una mochila más chiquita que pasaba como equipaje de mano. Entonces no tenía que pagar nada extra. Siempre imprimiendo el boarding pass antes de ir al aeropuerto. Son aerolíneas que además de tener un volumen de vuelos enorme, viven de los cargos extras, por eso hay que estar preparado. Pero si viajás con poco equipaje y sos organizado, son increíbles!
jordi (milviatges) dice
Me ha encantado recordar esta ciudad, de la que tengo muy gratos recuerdos, que contrarestan en parte, a los de Auschwitz. Espero poder volver más pronto que tarde a Cracovia y al resto de Polonia.
Un saludo!
Francisco Ortiz dice
Jordi, de las «escasas» 4 ciudades que visité en Polonia, Cracovia sin dudas fue la que más me gustó! Polonia me sorprendió gratamente, y de seguro que voy a volver en los próximos años.
Saludos viajeros!