Alrededor de las 9 de la noche llegamos a Oviedo procedente de Salamanca, con escala en Zamora. Oviedo, capital del principado de Asturias, es una ciudad de 225.000 habitantes, la más grande que visitamos al momento.
El clima de ciudad se notó al entrar a Oviedo, más autos, más edificios.
Fuimos hasta el hotel, dejamos las cosas y salimos a caminar. En la calle no había nadie, nos parecía muy extraño porque era sábado a la noche. Todos los negocios estaban cerrados por varias cuadras, muy raro.
Como estábamos muertos de hambre, entramos en el primer local que vimos abierto. Un deli verde y natural, con comida muy rica y sana. Eramos los únicos en el lugar.
Mi papá recordó que la sidra es originaria de Asturias, que en alguna oportunidad había ido a un lugar típico de sidras en algún otro pueblo de España. Preguntamos, y efectivamente nos enviaron a la calle Gascona, que por 2 cuadras se llama: «el boulevard de la sidra».
En el camino, pasamos por la catedral de la ciudad.
Cuando llegamos al «boulevard de la sidra», nos dimos cuenta por qué no había nadie en la otra zona, estaban todos ahí. Dos cuadras de restaurants de ambos lados, todos repletos de gente (afuera y adentro).
Entramos a uno y pedimos una sidra en la barra. Los mozos lookeados para halloween (al igual que muchos de los clientes) servían la sidra de una manera muy particular.
Era sidra tirada, realmente tirada, no como la cerveza «tirada» que en realidad sale de una canilla a un vaso que está a un centímetro. En este caso, los mozos levantaban un brazo estirado con la botella y bajaban el otro brazo estirado con el vaso, miraban para otro lado (muchos ponían cara de locos) y desde arriba (más de 1,5 metros de distancia), tiraban la sidra en el vaso. Una locura típica de Asturias!
Obviamente, el piso estaba lleno de sidra. Estuvimos ahí un rato y volvimos al hotel. En el camino pasamos por otra zona similar al «boulevard de la sidra» (2 cuadras repletas de restaurants llenos de gente), pero donde todos estaban comiendo pizza con vino. Y nosotros habíamos comido una ensaladita…
Nos fuimos a dormir y al día siguiente nos levantamos temprano para ir a recorrer el casco histórico. Las calles estaban desoladas, domingo a la mañana. Cada tanto, nos cruzábamos con algún grupito de chicos lookeados para halloween que estaban volviendo de una noche de fiesta.
Desayunamos un café con un bocadillo, y fuimos hasta la catedral. En el camino, entramos a una iglesia, pero estuvimos menos de 1 minuto porque estaban en misa. En cambio, en la catedral pudimos entrar y recorrerla toda, y sin pagar porque no había nadie.
Dimos un par de vueltas más por las iglesias, el ayuntamiento, varias esculturas interesantes, y vimos como limpiaban perfectamente todo el lío de la noche anterior (domingo a las 10 a.m. ya estaba toda la ciudad impecable, casi como Argentina).
En el camino de vuelta al hotel, pasamos por el Campo San Francisco, un hermoso parque en el medio de la ciudad.
En una de las esquinas había una oficina de turismo donde preguntamos qué podíamos visitar fuera del centro, y nos marcaron dos lugares.
Primero fuimos a visitar 2 construcciones prerrománicas del siglo IX: Santa María de Naranco y San Miguel de Lillo. Ambas situadas en una colina que ofrece una muy linda vista panorámica de la ciudad. Subimos en el auto hasta el estacionamiento, y después subimos caminando.
Por más que estén restauradas, es increíble ver construcciones que tienen más de 1.000 años!!
Finalmente, manejamos hasta otro templo prerrománico: San Julián de los Prados.
Oviedo es una ciudad muy bonita, que en la inevitable comparación con otras ciudades de España, se queda un poco atrás, pero que vale la pena visitar si tienen un día por esta zona.
Nosotros seguimos el viaje, camino a San Sebastián/Donostia, bordeando la costa del Mar Cantábrico, rodeados de un paisaje verde muy interesante.
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