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Eran las 11 de la mañana en South Lake Tahoe y ya no sabía que hacer. Era mi cuarta vez en el pueblo, había ido de visita, como una parada técnica entre New Orleans y Hawaii. Mis amigos se habían ido a trabajar temprano y yo fui al laundry a lavar la ropa.
Me había alojado unos días en la casa de mi gran amiga Pipi, la reina de Lake Tahoe (va por su 8va temporada), que en esa oportunidad estaba trabajando en el norte. En Alpine Meadows, un centro de ski cerca de Tahoe City. Pero esa noche, antes de mi partida, terminé durmiendo de casualidad en Aspen 3724, la casa donde viví mi primera temporada de work and travel en South Lake Tahoe.
Pipi tenía que hacer un curso de instructora en el sur, y como yo había alquilado un auto y al día siguiente me iba de Tahoe, paramos a dormir en la casa de unos amigos de ella. La situación fue muy extraña. Terminé durmiendo en el sillón de la casa de unos desconocidos, en una casa donde había vivido 4 meses.
En el sillón, mantuve una charla con un chico que se había quebrado hacía poco y puteaba por no poder andar en snowboard, que después de mucho tiempo descubrí que era Juani, de «Nos tomamos el palo por un rato«. Un crack!
Bueno, estaba haciendo tiempo porque estaba seguro de que mi vuelo salía a las 4 p.m. Tenía que manejar hasta Reno, donde está el aeropuerto más cercano a Tahoe. La ida hasta Reno era una hora y cuarto más o menos. Como era un vuelo doméstico, con 2 horas de anticipación estaba bien. Así que no pensaba salir de South Lake Tahoe hasta la 1 de la tarde.
Como ya había terminado de lavar la poca ropa que había llevado en el carry on para esa parte del viaje, me fui a hacer tiempo al Mc Donald’s de Ski Run y Lake Tahoe Blvd. Yo soy uno de esos locos que le encanta la tecnología (un «geek»), por lo que nunca imprimo los boarding pass, tengo toda la información en el celular. Además, es más ecológico, más verde.
Ya no sabía que hacer en el Mc Donald’s cuando de repente chequeo la hora del vuelo y me doy cuenta que no era a las 4 p.m. sino a las 2 p.m. Me había confundido muy mal! Había grabado en mi cabeza las 14 hs. por error, le saqué el 1, y me quedó las 4. Un salame con todas las letras! Eran las 12:15, me quería morir.
Salí corriendo, me subí al auto y le metí pata al auto hasta llegar en algunos momentos a 160 km/h (máxima de 105), una locura. Iba sólo, desesperado por llegar a tiempo. Me fui directo al aeropuerto y cuando llegué faltaban 50 minutos, pero todavía tenía que devolver el auto alquilado.
Entre corriendo a la oficina (que de paso quedaba a unas cuadras del aeropuerto, no adentro como todas las otras) a dejar el auto y le dije que se me iba el avión. Terminé pagando mucho más caro porque no tuve tiempo de rellenar el tanque de nafta y me mataron con el precio. Me llevaron en un mini bus al aeropuerto y entré corriendo.
Perdí el vuelo! No podía ser, me quería morir. Pero por suerte hice «el duelo» rápido y me enfoqué en buscar una solución.
Ese vuelo era hasta Los Angeles, después desde L.A. tenía conexión a Maui y si perdía ese sí estaba al horno, ese sí que era caro comprarlo suelto. Ni hablar de que ya tenia los hostels pagos en Hawaii. Iba a perder mucha plata por una tontera.
La espera en Los Angeles iba a ser sólo de 2 horas, así que tenía que buscar la forma de llegar a la ciudad de las estrellas rápido y tomar el vuelo a Maui. Así que me fui paseando por todos los counters de todas las aerolíneas, desesperado, buscando un vuelo a Los Angeles que saliera rápido. Ninguno tenía, hasta que llegué a United. Ellos tenían un vuelo que salía en 45 minutos. Lo compré, me mataron con el precio; pero mucho más caro me iba a salir perder el vuelo siguiente y las noches de hostels que iba a perder.
Compré, embarqué y apenas pasé del otro lado, el avión de American se estaba yendo, igual no me hubieran dejado subir. Empecé a llamar a American para notificar que acababa de perder el vuelo pero que necesitaba avisar que efectivamente iba a llegar a la conexión. La primer llamada se cortó, la segunda me atendieron bien, pero resulta que ya teníamos que embarcar para el vuelo que acababa de comprar de United.
Si la comunicación se cortaba, me cancelaban la conexión, si no llegaba hasta el final del proceso no servía de nada. Hice esperar el vuelo el máximo tiempo posible. Estaba en la manga, en la puerta del avión, ya le había contado toda la situación al comisario de a bordo de United y él de buena onda me estaba esperando. Para ser más claro, toda la gente ya se había subido al pequeño avión (no más de 30 pasajeros), estaba todo listo y yo no quería entrar hasta que los de la competencia me terminaran el trámite. Todo esto porque al entrar tenía que apagar el celular.
Pasaron varios minutos y seguía la musiquita. El comisario de a bordo me dijo que se había acabado el tiempo y que entrara. Fue súper amable, me dejó sentar en el primer asiento (porque sabía que iba a tener que correr), y me explicó en detalle todo lo que tenía que hacer. Hasta me dibujó un mapa del aeropuerto de Los Angeles para que me ubicara por donde tenía que correr. Un fenómeno!
Bajé corriendo y tenía que cambiar de terminal. A las corridas llegué hasta la terminal de American Airlines. Fui a las maquinitas y no me reconocía el pasaporte o el código de reserva. Pregunté y me mandaron a un counter a hacer una fila. A esta altura ya estaba transpirado por la corrida y desesperado porque si perdía el vuelo a Maui, me iba a costar una fortuna todo.
Me dejaron saltear la fila y la chica que me atiende me dice que me cancelaron todos los vuelos que seguían. No solo el vuelo a Maui, sino todos los otros que estaban bajo el mismo código de reserva. No tenía sentido. Eran 15 o 20 días más delante los otros vuelos y me los cancelaban por perder sólo un tramo, una locura.
No tenía ganas ni tiempo de discutir. Me terminó dando el boarding para el vuelo a Maui y me dijo que desde allá llamara para reactivar lo restante, pero que me iban a cobrar. Yo a esa altura, lo único que quería era subir al avión y llegar a Hawaii. Salteé todas las líneas de seguridad porque se me iba el avión y finalmente pude respirar una vez adentro, ya sentado en mi lugar.
El stress que pasé no se lo recomiendo a nadie. Ahora, en retrospectiva, parece divertido, pero en el momento fue una aventura poco agradable.
Final? Llegué al hostel de Maui y me fui a dormir porque estaba reventado.
Al día siguiente, apenas me levanté fui a arreglar el problema. Llamo desde el celular y me estaba comiendo todo el crédito. Por suerte en el hostel había un teléfono público y como era un número gratuito, llamé desde ahí. En el primer intento me querían cobrar como 300 dólares para no perder los 6 vuelos que faltaban. Se cortó la conversación después de 30 minutos de gestiones. Llame de vuelta y tuve que empezar todo el proceso nuevamente, y para mi sorpresa, me solucionaron el problema sin ningún costo. Me reactivaron todos los tramos hasta llegar de vuelta a Córdoba.
Para ahorrarse todos estos problemas, idas y vueltas, llamadas, etc.; les recomiendo verificar los horarios de los vuelos varias veces. No es necesario imprimirlo, pero si verlo varias veces, para evitar confusiones. Y siempre ir al aeropuerto con tiempo. Lo ideal es ir 3 horas antes para un vuelo internacional y 2 horas antes para un vuelo doméstico. Puede funcionar perfectamente con la mitad del tiempo, pero yo prefiero esperar del otro lado, tranquilo y cerca de la puerta de embarque. Nunca se sabe como va a estar el tráfico hasta llegar al aeropuerto, cualquier cosa puede pasar.
Yo soy maniático de los horarios y me pasó, a cualquiera le puede pasar.
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