Un día en Disneyland Los Angeles, California

Disney es sinónimo de magia, de dibujitos con enseñanzas, de personajes amorosos, de películas icónicas de nuestra niñez y de parques de diversiones. La mayoría de la gente cuando piensa en los parques, automáticamente piensa en Orlando, Florida. Pero pocos jóvenes saben que el primero, el original, el que cumplió con el sueño del gran Walt Disney, es el de Los Angeles, o más precisamente el de Anaheim (en las afueras de la ciudad de las estrellas).

Yo ya había visitado los parques de Orlando en dos oportunidades, pero como ir a Disney era el sueño de mi novia en ese momento, nos tomamos un día entero para recorrer Disneyland.

Todos los parques de Disney, tienen magia y nos transportan a nuestra niñez, nos sacan nuestro niño interior; pero si ya los conocemos, un poco de la magia se pierde. Por eso creo que si somos súper fanáticos y tenemos los medios para hacerlo; como mucho, hay que ir cada 10 años. Menos que eso, y vamos a terminar repitiendo juegos, que por más buenos que estén, no van a tener la magia de la primera vez.

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Amanecimos bien temprano en la casa de un amigo en Bel Air, nos subimos al auto y manejamos una hora hasta Anaheim. Estacionamos y fuimos directo a comprar los tickets. No habíamos averiguado mucho, pero nos explicaron muy bien como funcionaba todo.

En Disneyland hay sólo dos parques (Disneyland Park y California Adventure Park), y si llegan temprano, no hay mucha gente, y son ordenados, se los puede recorrer a ambos en un solo día.

La entrada a un sólo parque por un día es el pase más caro que hay (96 usd; por varios días es mucho más barato), pero no nos quedaba otra opción, y por 50 usd más cada uno, podíamos tener acceso a los dos parques en un mismo día, así que terminamos comprando esta última alternativa. ¡Los sueños no tienen precio!

Arrancamos recorriendo el Disneyland Park, que sería el equivalente al Magic Kingdom de Orlando. Es el lugar donde uno se puede encontrar con todos los personajes y visitar sus casas. Es un poco más para chicos más pequeños, no tiene tanta aventura, tanta adrenalina, pero tiene más magia.

Es clave, antes de empezar a recorrer cualquier parque de Disney, encontrar un mapa, tratar de entenderlo y planificar el recorrido. Hacer esto nos va a ahorrar mucho tiempo y nos va a posibilitar visitar más atracciones. Nosotros lo hicimos y así pudimos abarcar todas las atracciones que queríamos visitar.

Todos los parques están organizados alrededor de la misma idea, tienen zonas con distintos nombres, que reúnen atracciones con estilos parecidos. Algunas para niños pequeños, otras de agua, otras tranquilas, otras de adrenalina, etc.

En Disneyland Park pasamos por la casa de Mickey Mouse y después de terminar el recorrido por cada habitación nos sacamos una foto con el Mickey Mago; la casa de Minnie y foto con Minnie; la casa de Goofy y al salir con cruzamos con mi personaje preferido de Disney para una foto.

Todo esto fue en la zona de Toontown. Después fuimos al área de Adventureland y fuimos al juego de Indiana Jones que es un paseo en un jeep por un templo «embrujado», y al juego de Piratas del Caribe donde te pasean en un barquito mostrando personajes y paisajes de la época de los piratas.

De ahí nos fuimos Splash Mountain, uno de los mejores de Disneyland, que está en la zona de Critter County. Uno paseito en un tronco tranquilo hasta que de repente empieza a subir y después cae por una cascada de 5 pisos, donde la gente se moja bastante. Ese día no hacía mucho calor, estábamos los dos con un buzo, pero nada importaba, era Disney. Terminamos todos mojados.

Seguimos hacia la zona de Frontierland a la Big Thunder Mountain Railroad, una montaña rusa «tranquila» que recorre una mina en una montaña, recordando la época de la fiebre del oro en California. Pasamos por el castillo de la bella durmiente, similar al castillo de Magic Kingdom en Orlando, y nos dirigimos a la atracción de Buscando a Nemo. Es un paseo en un «submarino» donde se puede ver a varias especies de peces y un paisaje muy particular.

Ya en la zona de Tomorrowland, fuimos a ver una exposición llamada Innoventions, donde se exhiben gadgets del futuro, donde hay juegos interactivos y muchas cosas más, un lugar muy divertido para los geeks, fanáticos de la tecnología como yo. Ahí nomás, al lado, nos subimos a Space Mountain, una montaña rusa más «movidita» que es a oscuras, aunque hay destellos de luces futurísticas, ¡muy buena!

Por último antes de cruzar al otro parque entramos al juego de Buzz Lightyear, donde se va girando en un carrito a lo largo de un circuito disparándole a unos objetivos que van apareciendo y se va sumando puntos para competir con los compañeros de carrito, ¡muy divertido!

Comimos algo por ahí y seguimos el recorrido hacia el California Adventure Park que está al frente. Si mi memoria no me falla, fuimos al juego de Monster Inc., a ver el video de los Muppets en 3-D, salteamos el famoso «ascensor» o The Twilight Zone Tower of Terror porque Betina no se animaba, y seguimos caminando.

Fuimos a ver el espectacular video 4-D inspirado en la película «Bichos», y de ahí a la segunda montaña rusa de adrenalina del día, California Screamin’, ¡muy buena!

La atracción que siguió fue la de Toy Story. Un juego muy parecido al de Buzz Lighyear, pero en 3-D, muy divertido.

Hasta ahí, a pesar de haber pasado por un montón de juegos, que nos dieron vueltas por todos lados, sacudiéndonos de un lado para el otro, ninguno de los dos se había sentido mal o mareado. Hasta que nos subimos a un aparente juego inofensivo, Goofy’s Sky School, que nos revolvió todo.

Nos quedaba una sola atracción de las que habíamos planeado visitar (Soarin’ California) y no íbamos a dejar de ir por el pequeño revoltijo que teníamos en la panza. Por suerte no era muy movida y en mi opinión, fue una de las mejores. Es un paseo en una avioneta por todos los paisajes más conocidos e interesantes del estado de California.

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Mi opinión es un poquito sesgada, por que amo california y he conocido casi todo los lugares que tiene para ofrecer, pero realmente los paisajes son espectaculares, incluido mi querido Lake Tahoe.

Estábamos muy cansados, pero el día no terminaba ahí. Volvimos a Disneyland a ver el característico desfile de los personajes por la zona de Main Street U.S.A.. Pasaron muchísimos de los emblemas de Disney a lo largo de la historia.

Como si el día no hubiera sido lo suficientemente largo (uno nunca se cansa de Disney), volvimos a cruzarnos de parque para ver el maravilloso show de música, luces, lasers y aguas danzantes con la vuelta al mundo de Mickey iluminada de fondo, «World of Color». ¡Un espectáculo!

Estuvimos más de 12 horas recorriendo Disneylandia. Las últimas horas, mientras veíamos el show, nos morimos de frío, pero bueno, la magia de Disney hace que uno no se de cuenta de esos pequeños detalles hasta que termina la aventura.

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Emprendimos nuestro regreso hacia Bel Air y en el camino paramos a comer pizza en un Domino’s, que terminamos comiendo en el auto. La contradicción entre dormir en una mansión en Bel Air (en la casa de un amigo) y comer pizza en el auto (cuasi «homeless») era muy graciosa. Pero bueno, es la flexibilidad necesaria para poder disfrutar al máximo de este tipo de viajes. Llegamos a la casa y caímos rendidos en la cama.

Al día siguiente nos despertamos temprano. Nuestra aventura seguía. Dejamos Los Angeles atrás, y emprendimos nuestro viaje hacia San Diego.

 

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