Primer viaje de trabajo profesional en mi vida y la primera parada fue Chile. Teníamos programados dos días y medio de agenda de reuniones, pero por suerte le pudimos agregar el fin de semana anterior.
Llegamos a Santiago directo desde Buenos Aires. Eramos 3 y por suerte, mi amigo Edgard (que conocí en mi segunda temporada en Lake Tahoe) había aceptado alojarnos esa noche. A partir del día siguiente la empresa nos pagaba el hotel. Nos tomamos un taxi desde el aeropuerto directo hasta el departamento de él en la zona de Santiago Centro.
Llegamos «fusilados» tipo 10 de la mañana. El vuelo había salido a las 6:30, para lo cual nos habíamos juntado a las 4 a.m. Mi día anterior había sido bastante movido, había terminado de hacer el bolso y algunas llamadas alrededor de la 1 de la mañana. Iba a dormir solamente dos horas. Conclusión: me quedé completamente dormido, me levanté a las 4 y como por suerte vivo cerca de Aeroparque (el aeropuerto nacional y regional de Buenos Aires), llegué sólo 30 minutos después del horario en que habíamos acordado juntarnos.
Estábamos super cansados, pero las ganas de recorrer Santiago de Chile eran mucho mayores. Apenas llegamos, Edgard nos recibió en su lindo y moderno monoambiente con un desayuno muy rico que incluía mucha palta (es costumbre en Chile meterle palta a todo).
Desayunamos, dejamos las cosas y salimos a dar una vuelta. Caminamos varias cuadras, pasamos por la Plaza de Armas de Santiago, bordeamos el río Mapocho (nos sorprendió el gran caudal de agua para estar en el medio de la ciudad, nada que ver con el triste río Suquía de mi Córdoba natal), el Parque Forestal (mucho verde, muy lindo), cruzamos el río, seguimos por la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, la Universidad San Sebastián, y después de un rato nos empezó a dar hambre de vuelta.
Nuestro objetivo era subir al Cerro San Cristóbal, pero como sabíamos que íbamos a tardar mucho, paramos a comer antes en el camino. Terminamos entrando a comer a un Mc Donald’s, buscando comida conocida. Mis amigos no se animaron a la comida autóctona (los completos: un pancho o hot dog con tomate, mayonesa y mucha palta).
Comimos ahí y caminamos hasta la base del cerro. Apenas ingresamos para comprar la entrada para subir, a todos nos dio la sensación de que era la fila para un juego de Disney, por como estaba organizado todo. La cola de gente estaba muy organizada, entretenida y muchos empleados por todos lados.
Finalmente subimos al carrito que nos llevaría hasta la cima del Cerro San Cristóbal. Fuimos en el primer vagón para ver bien la subida y el camino. En la mitad del trayecto hubo una parada para ir al zoológico, pero no bajamos. Había mucha vegetación de los dos lados del camino, mucho verde.
Llegamos hasta el final, nos bajamos y la verdad es que la vista de Santiago desde la punta del cerro era impactante. Muchos edificios espejados y modernos, edificios antiguos y la imponente Cordillera de los Andes siempre de fondo.
Había varios negocios que vendían souvenirs y uno donde se podía comer. Seguimos subiendo, ya caminando, hasta llegar a la base de la estatua de la Virgen María, ubicada en la cima de cerro. La vista era todavía mejor, había que subir varias escaleras, pero valía la pena.
Después de un rato de sacar fotos de la vista desde arriba, emprendimos la bajada en el carrito.
Desde ahí nos fuimos directo al Costanera Center, el edificio más alto de Iberoamérica, que entre otras cosas, tiene un shopping enorme de 6 pisos al mejor estilo de mall gigante estadounidense y con las mismas tiendas que en el país del norte.
Lo recorrimos casi todo, no compramos casi nada, pero nos divertimos mucho. En el supermercado las promotoras nos dieron de todo para probar (salchichas, queso, cerveza, gaseosa, etc.), en los lugares de tecnología probamos varios gadgets, pero lo mejor fue cuando, ya agotados del interminable día, descansamos como una hora en un local probando la mejor línea de sillones de esos que hacen masajes automáticos. Probamos todos los sillones y todos los programas. Nos masajearon desde la punta de los pies hasta el pelo.
Como, a pesar de los masajes, ya no dábamos más (estábamos agotados), nos volvimos al departamento de mi amigo. Para eso tuvimos que tomar el subte, llamado «metro» en Chile. Nos sorprendió todo comparado con el de Buenos Aires. Su limpieza, su orden, sus precios diferenciados en función del horario, sus puertas bien anchas, sus ventiladores con vapor frío, etc. Digno del primer mundo.
Llegamos al departamento y eran las 8 p.m. Nos acostamos un rato y no arrancamos más. Tipo 12, nos levantamos y seguíamos cansados, comimos ahí y a dormir de vuelta.
Al día siguiente nos levantamos temprano porque llegaba la cuarta integrante de nuestro equipo de trabajo. Fuimos directo al hotel y nos encontramos todos ahí. El hotel era increíble, hicimos el check in y como era el mediodía salimos a recorrer un poco.
Vista hacia arriba del lobby del hotel! |
Fuimos hasta otro mall, el Parque Arauco, que estaba a sólo 2 cuadras. Todo esto gracias a Edgard, mi amigo chileno, que seguía acompañándonos y que era nuestro guía turístico.
El shopping era todavía más «yankee», gran parte al aire libre y con todas tiendas internacionales, muchas de primer nivel. Fuimos al patio de comidas y estaban casi todas las cadenas norteamericanas. Comimos, compramos unas ofertas en un local de ropa y volvimos al hotel a disfrutar de las amenities. Era el único día que íbamos a tener algún rato libre en realidad.
Cuando empezó a oscurecer, fuimos al supermercado a comprar más cosas porque queríamos hacer un asado en el sum del edificio donde vivía Edgard. Volvimos a tomar el metro y comimos unas carnes con papas a la parilla en el piso 33 del edificio con una vista nocturna fabulosa de la ciudad.
Al día siguiente se acabó la joda, y nos levantamos temprano a trabajar. Desayunamos en el hotel (muy bueno) y partimos. Reunión ininterrumpida desde las 9 hasta las 18:30 hs. Comimos en la reunión, nosotros casi que no salimos de la sala, los personajes cambiaban, pero nosotros seguíamos ahí. Yo como una esponja, anotando todo y aprendiendo de todos.
Volvimos al hotel bien tarde y fuimos a comer pizzas y pastas a uno de los restaurants de la parte de afuera del Parque Arauco.
Dia 2 de trabajo. Excelente desayuno nuevamente y reuniones. Esta vez cambiamos de locación varias veces, así que tuvimos interrupciones para «descansar» un poco. Volvimos a terminar tarde. Para ese entonces ya hablábamos el dialecto chileno bastante bien.
Diccionario Chileno – Argentino o Chileno – Castellano
Los chilenos hablan muy rápido y tienen varias palabras que sólo existen en el «lenguaje chileno»: «weón», «arto», «al tiro», «cachai», «copete», «raja», «curao», «hora taco, «cuático», «po», etc.
Algo que nos sorprendió mucho, andando de acá para allá, además del mayor respeto por las normas de tránsito, fue que estaba lleno de propaganda política por todos lados. Faltaba sólo un mes para las elecciones presidenciales. Pero en realidad, lo sorprendente era que la propaganda era limpia, nada de papeles tirados en las calles, edificios pintados o flyers pegados en postes de luz, nada de eso. Todo era limpio, lleno de publicidad, pero controlada. Muuy distinto a la Argentina.
Cenamos en el Parque Arauco nuevamente, esta vez mariscos y pescado, muy rico.
Tercer y último día de trabajo. Arrancamos con el desayuno bien completo como el resto de los días anteriores y partimos hacia la última reunión en Chile.
Cerca del mediodía terminó todo y partimos para el aeropuerto de Santiago, nos esperaba un vuelo al siguiente destino: Bogotá, Colombia.
German dice
Buenos Aires es mucho más elegante. Tiene estilo europeo, no solo por sus edificios sino también por su gente. La Argentina tiene 75 edificios de más de 100 metros de altura, lo que la ubica primera en Sudamérica en cantidad de edificios altos. Chile solo tiene 8 edificios de más de 100 metros, y son un peligro por los terremotos. Además, Buenos Aires es una Ciudad Alfa; categoría que corresponde a las principales ciudades del mundo. Buenos Aires es la ciudad más visitada de Sudamérica. No existe comparación entre una ciudad y la otra.
Francisco Ortiz dice
Gracias por tu comentario Germán. Coincido en que Buenos Aires es muy bonita para ir como turista pero para vivir es un infierno como toda ciudad «alfa» donde todo es despersonalizado y caótico.
Saludos desde Londres, otra ciudad global.
Matias dice
ego herido veo por acá. Europeo? por su gente? too much. Debés tener 12 años y nunca saliste de Nordelta. No se te puede tomar en serio
Francisco Ortiz dice
Tuve que releer el comentario al que estás respondiendo y no pude parar de reírme. Parece joda o nunca salió del country.
Saludos desde México!
Ivana dice
Hola! Recién googlé averiguando sobre como organizar los viajes etc, me apareció este blog, como me resulta interesante leer las experiencias, viajes tuyos!! me gusto!!
En el año pasado fui a Santiago, es muyy distinto a Baires! muy limpio, muy avanzado! me enamoré desde el primer dia! En enero volveré a Chile a recorrer más lugares.
Ahora voy a leer el post de Diccionario CHileno!
Saludooss
Francisco Ortiz dice
Hola Ivana!
Me alegro que te guste el blog! Santiago es más desarrollado en muchas cosas, durante muchos años estuvimos estancados y varios países de Latinoamérica siguieron avanzando. Ahora nos va a costar ponernos a la altura. Es un tema cultural hoy en día. En fin, da para largo, para varios posts jaja.
Saludos!